6 de julio 2023
El obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, manifestó su apoyo a la "dolorosa decisión" del obispo de Matagalpa, Rolando José Álvarez, quien se encuentra preso en el Sistema Penitenciario Nacional y esta semana se negó, por segunda ocasión, al destierro a cambio de su libertad, y dijo que él hubiera hecho lo mismo de no ser porque el papa Francisco le ordenó salir de Nicaragua en 2019.
Álvarez, que cumple una condena de más de 26 años de prisión por supuesta "traición a la patria", fue excarcelado de la cárcel La Modelo a inicios de esta semana como parte de una negociación entre el Vaticano, el Gobierno y la Conferencia Episcopal, pero fue regresado a su celda de máxima seguridad la mañana del miércoles 5 de julio, al no alcanzarse un acuerdo para lograr su liberación definitiva.
Fuentes eclesiales y diplomáticas revelaron a CONFIDENCIAL que un representante de la Secretaría de Relaciones Exteriores del Vaticano participó por videollamada en la negociación con el Gobierno de Nicaragua sobre la excarcelación y el exilio de monseñor Rolando Álvarez. Sin embargo, el obispo no aceptó los términos impuestos para su destierro.
Báez, que desde 2019 cumple su misión pastoral en la parroquia de Santa Agatha, en Sweetwater, el barrio nicaragüense de Miami, escribió un mensaje en Twitter para exponer su posición ante el caso de Álvarez.
El obispo cuenta que habló con monseñor Álvarez en agosto de 2022, cuando todavía estaba "secuestrado" en Matagalpa, y él le expresó que "no se iría de Nicaragua por ningún motivo, al menos que el Papa se lo mandara" y que la suya era una "decisión en conciencia ante Dios".
"No hay nada que negociar. Conozco a Rolando (Álvarez) y nunca negociaría una decisión de conciencia que ha tomado y que yo comprendo plenamente", escribió Báez.
En 2019 él hubiera hecho lo mismo que Álvarez.
El jerarca católico afirmó que él "nunca me hubiera ido desterrado de mi país (Nicaragua). Si salí fue en obediencia al papa que me lo mandó". Señaló que comprende y apoya la decisión de Álvarez, que "como ciudadano inocente tiene derecho a vivir libre en su país".
"Además, un obispo pastor no se va lejos de su pueblo porque una dictadura se lo impone. Yo hubiera actuado igual, aun pagando un precio de dolor", subrayó.
Agregó que continuará "denunciando el crimen que comete la dictadura sandinista" contra su "hermano obispo", exigiendo su liberación y orando por él cada día para que "sea fuerte y tenga salud y mucha esperanza".
En esa misma línea, el obispo de Danlí, Honduras, José Antonio Canales, aseguró en su cuenta de Facebook que monseñor Álvarez quiere ser libre en Nicaragua. “Monseñor Rolando Álvarez no quiere salir de Nicaragua. Quiere ser libre, sin condiciones, en su país”, escribió en esa red social.
La semana pasada, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), con sede en Costa Rica, ordenó a Nicaragua liberar al religioso y que "adopte las medidas necesarias para proteger eficazmente su vida, salud e integridad personal".
Tras el arresto de monseñor Álvarez, la dictadura de Daniel Ortega incrementó la represión en contra de la Iglesia católica a través de prohibiciones de actividades religiosas, congelamiento de cuentas bancarias, asedio en las parroquias y la expulsión de al menos 84 religiosos, entre sacerdotes y monjas, incluidos el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez.
Según un monitoreo realizado por la investigadora nicaragüense exiliada Martha Patricia Molina, se calcula que 44 religiosos y 40 monjas han salido del país en estos últimos cinco años, pero con mayor énfasis, entre 2022 y el presente.