12 de agosto 2019
El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, instó a la ciudadanía nicaragüense a no ser indiferentes ante la crisis sociopolítica que vive el país y recordó que en la medida que cada ciudadano asuma su “responsabilidad social”, en esa medida el pueblo nicaragüense será “constructor de su historia” y dejará de esperar que las soluciones a los problemas lleguen desde otros países.
El religioso señaló -durante una homilía en el monasterio de las Hermanas Clarisas, en Ciudad Darío- que “un pueblo indiferente es un pueblo acabado” porque el indiferente “no quiere meterse en problemas, el indiferente quiere que sea otro, que sean los demás, los que arreglen los problemas” de la sociedad.
A criterio de Álvarez existen cuatro situaciones que están afectando al pueblo de Nicaragua: “la desesperanza, el odio, el miedo y la indiferencia”, porque “un pueblo desesperanzado es un pueblo sepultado en vida, un pueblo que odia se autodestruye, un pueblo con miedo se paraliza, y un pueblo indiferente a los problemas, a la crisis, al sufrimiento de los demás, es un pueblo que deja que otros arreglen los problemas”, subrayó.
El obispo enfatizó que “ningún creyente puede quedarse indiferente” ante la crisis sociopolítica que hay en Nicaragua, “todos tenemos que estar en el corazón de nuestra historia, de nuestros problemas, de esta crisis terrible que estamos viviendo” y recordó que los cristianos tienen que ser caritativos.
El religioso –además- vio con preocupación las constantes manifestaciones de odio entre la sociedad nicaragüenses “porque después del odio aparece la sed de venganza y después de la sed de venganza procede la muerte, a eso nos lleva el camino del odio”, dijo.
“Dios tiene y tendrá la última Palabra en Nicaragua”. Mons. Rolando José.
— Monseñor Rolando José Alvarez L. (@DiocesisdeMat) August 11, 2019