29 de noviembre 2015
Un sondeo realizado por Confidencial entre migrantes nicaragüenses muestra el desacuerdo de estas personas con la decisión del Gobierno del comandante Daniel Ortega de cerrar la frontera a los migrantes cubanos, que fueron expulsados del país a la fuerza hace dos semanas. Las personas consultadas afirmaron que la decisión de Nicaragua es incorrecta y considera que ha afectado a los nacionales al momento de solicitar visados para viajar a Costa Rica.
“Ellos van a Estados Unidos, quieren salir del país y no quedarse, entonces que pasen y lleguen al país que los va a recibir, esto es como pedir permiso para llegar a una casa. Para mí el gobierno está actuando mal”, opinó Alan Campos, un nicaragüense que hacía la fila en el Consulado de Costa Rica en San José en espera de gestionar la visa para viajar al surm, como lo han hecho miles de nicaragüenses que buscan trabajo allá.
“Es un irrespeto a los derechos humanos de las personas que viajan, deberían dejarlos pasar”, manifestó Roberto Clemente, un nicaragüense que esperaba la salida de su bus hacía Costa Rica, en la estación de TicaBus, en Managua.
A mediados de 2014 el Embajador costarricense en Managua, Javier Sancho Bonilla, aseguró que el flujo migratorio de nicaragüenses hacia Costa Rica había aumentado aproximadamente en un 20% en los últimos años. "La gran mayoría va a trabajar a Costa Rica, es una migración laboral", explicó el diplomático, quien añadió que el grueso de nuevos emigrantes que viajan al vecino país corresponde a trabajadores agrícolas.
Entre 300,000 y 500,000 nicaragüenses viven en Costa Rica y se dedican a labores domésticas, trabajos agrícolas y la industria de la construcción, según diversas fuentes. Asimismo, entre 700 y 800 visas son extendidas en el consulado de Costa Rica en días de temporada baja, mientras que entre 2,000 y 3,000 se otorgan en días temporada alta, según Sancho Bonilla.
“Al final esta situación nos termina afectando a nosotros los nicaragüenses, porque nos están retrasando el visado y nos tienen varios días esperando”, se quejó Yaritza Sevilla, migrante nicaragüense que también esperaba un visado en el consulado tico en Managua.
“Los países deben tener sus puertas abiertas, yo no estoy de acuerdo con el cierre de la fronteras de ningún país”, consideró por su parte Rosa Ruiz.
Cubanos a su suerte
La espera de los cubanos varados en suelo costarricense podría alargarse otra semana más. En la reunión extraordinaria realizada el martes 24 de noviembre por doce cancilleres de países de la región en el marco del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), no hubo ningún acuerdo que resolviera la crisis de los isleños que se encuentran en el vecino país del sur desde hace más de dos semanas.
“Lamentablemente la intransigencia de Nicaragua no permitió acordar una solución conjunta, integral, a la situación que se presenta en relación con los migrantes cubanos”, declaró Manuel González, canciller de Costa Rica. “Si bien la intransigencia cree que puede estar de fiesta hoy, también la mala fe ha sido desenmascarada”, expresó González.
Según el ministro costarricense, solo Nicaragua, que mantiene cerrada su frontera al paso de los cubanos, se opuso a encontrar una solución regional al problema, que pasaba por la creación de una especie de corredor humanitario.
“Los otros 11 países tienen la mejor disposición porque han entendido que esto no es una situación provocada por Costa Rica y que Costa Rica no tiene en sus manos darle solución definitiva. Han entendido que es un compromiso regional”, manifestó.
González afirmó que pese al “bloqueo claro” de Nicaragua, Costa Rica buscaría de manera bilateral con otros países de la región, soluciones al problema e hizo un llamado a los emigrantes cubanos a tener “paciencia” porque tomaría tiempo coordinar con países amigos resolver esta crisis.
Aplican restricciones
Dos día después de la reunión en el SICA, el presidente Luis Guillermo Solís, dijo al diario La Nación de Costa Rica, que su gobierno se encontraba en las negociaciones finales con cada país en la ruta de los cubanos hacia los Estados Unidos, para definir la logística del traslado ante la negativa de Nicaragua de prestar su territorio para tal fin.
“En qué condiciones, en cuánto tiempo y en qué número (se dará el traslado de los cubanos), son los detalles que estamos afinando”, recalcó Solís.
“Los contactos técnicos tienen como objetivo analizar las diferentes opciones que, con la disposición de los diferentes gobiernos, se estarían considerando para facilitar a la población migrante cubana continuar hacia su destino final que es Estados Unidos”, indicó la Directora General de Migración y Extranjería, Kathya Rodríguez.
La estadía de los cubanos en Costa Rica podría alargarse unos días más, pues esos “detalles” que mencionó Solís, todavía no están listos, y tampoco saben con certeza si los isleños saldrían por tierra o aire.
Lo que sí está claro, es que Costa Rica no quiere que más cubanos lleguen a su territorio, por lo que pidió al gobierno de Panamá, que detuviera el paso de los migrantes que entraran desde la frontera con Colombia.
De acuerdo con el Canciller González, hay cerca de 850 caribeños esperando entrar a territorio panameño. “(Son) acciones que solicitamos a Colombia y Panamá para que también asuman su parte. No se vale que los dejen pasar y nos pongan toda la carga a nosotros", dijo González a La Nación.
González explicó que esta acción está a la par de la anunciada por el Gobierno de Ecuador, de exigir visa a los cubanos a partir del primero de diciembre, con el fin de regular su ingreso.
Nicaragua falló en su posición
Mauricio Herdocia, experto en derecho internacional, consideró que la posición de Nicaragua perdió fuerza debido a que el alegato de ver el problema como un asunto de seguridad no fue secundado por los demás países, pero el de respetar los derechos de los migrantes por igual, si fue acogido.
“No encontraron (los gobiernos) una solución regional para los cubanos, pero sí están a favor que durante el tránsito de migrantes centroamericanos, estos reciban el mismo trato humanitario”, refirió Herdocia.
Martha Cranshaw, directora de Nica Migrantes, coincide con Herdocia, al afirmar que el argumento de “seguridad nacional” del gobierno, no fue compartido por los demás países y agregó que Nicaragua ante el SICA presentó un discurso de abanderar los derechos humanos de la población migrante centroamericana que viaja al norte, sin embargo, falló al plantearlo de esta forma, pues el derecho de emigrar de los isleños es tan importante como el de los centroamericanos.
“Nosotros tenemos mucha migración fuera del país, de tal manera que una política adecuada a favor de los migrantes, no es solamente la atención a nacionales que hemos venido reclamando, sino el hecho de buena capacidad de dialogo y llegar a acuerdo con otros países de la región, para los otros migrantes”, apuntó Cranshaw.
La directora de Nica Migrantes enfatizó en que Nicaragua ante el SICA, jugó a comandar un papel de liderazgo regional pero que al final no fue asertivo. “Con la experiencia que tenemos de tanta población migrante, debíamos ser los primeros en ser solidarios, pudo haber existido esta experiencia nuestra”, señaló.
Al respecto, las organizaciones de la sociedad civil, miembros del comité consultivo del SICA, realizaron un pronunciamiento en el que recordaron que los Estados Centroamericanos son firmantes del protocolo de Tegucigalpa, que en su artículo dos, inciso uno y dos, plantean el respeto y la promoción de los Derechos Humanos y la solidaridad centroamericana como expresión de su profunda interdependencia, origen y destino común.
Dicho documento menciona que Centroamericana es también escenario del fenómeno de la migración forzada, dado que la población no encuentra opciones para desarrollarse dignamente en sus países de nacimiento y que en el actual contexto, y por diversas causas la región enfrenta cada vez más presencia de población migrante que transita por el territorio Centroamericano.
“Demandamos que los Estados que integran el SICA, lejos de buscar culpables y dar soluciones violatorias a los derechos humanos que generan xenofobia y discriminación, se enfoquen en la búsqueda de soluciones donde prive el diálogo con participación de todas las partes involucradas incluidos los países de emisión, tránsito y destino de la población migrante”, concluyeron en su pronunciamiento, las organizaciones de la Sociedad Civil.