1 de agosto 2018
Cada vez que había detonaciones, y las campanas de la iglesia Santiago Apóstol anunciaban un ataque, el doctor Julio Sánchez tomaba su bata blanca y salía presuroso hacia el Hospital Regional Santiago de Jinotepe. El cirujano se abría espacio entre las barricadas —luego entre paramilitares— para cumplir con aquello que juró por Apolo, médico, por Esculapio, Higías y Panacea: Atender a cualquier herido para evitar “todo mal y toda injusticia”. “Nuestra misión es operar, no juzgar”, nos dice este médico, luego de que la Dirección del hospital público lo despidiera, junto a otros cincuenta compañeros del personal hospitalario, como represalia política".
El doctor Sánchez llevaba 27 años trabajando en el Hospital Regional Santiago de Jinotepe. Su despido ocurrió este fin de semana, cuando hospitales pertenecientes al Ministerio de Salud comenzaron a barrer al personal que atendió a los heridos de la represión del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo durante esta rebelión cívica.
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La carta de despido que el subdirector del hospital, Álvaro Urróz, le entregó al cirujano Sánchez es la misma que ha sido entregada a todos: Prescinden de sus servicios sin ningún argumento de peso ni legal, al menos escrito. El médico sabe qué ha causado su despido, pero no se lo rebatió al subdirector Urróz.
Fue una foto. Una fotografía que se volvió viral en la que el doctor Sánchez aparece, junto a otros colegas en bata, con jóvenes autoconvocados en un tranque de Jinotepe. Aunque el Frente Sandinista usó esa foto como argumento indiscutible para tachar al médico de “traicionero” y “golpista”, y, luego, justificar su despido, Sánchez tiene otra explicación.
Dr. Julio Sánchez (mi papá) fue despedido del Hosp. Regional Santiago luego de 34 años como cirujano por haber atendido a los jóvenes la primera vez que los paramilitares se tomaron el centro @cefeche #SOSNicaragua pic.twitter.com/ebk38KaBX6
— Karla Sánchez (@ksanavel2108) July 29, 2018
La madrugada del doce de junio la suegra del doctor Sánchez fue dada de alta del hospital luego de una operación. El médico intentaba regresar a la mamá de su esposa a casa. El médico salió a los tranques que rodeaban el hospital a pedir pasada para el vehículo. “Cuando llego a hablar con ellos, los muchachos autoconvocados se me acercan y me pidieron una foto. Levantaron sus machetes y la tomaron”, explicó Sánchez, quien después consiguió que liberaran el paso para su suegra.
La foto se viralizó en Carazo. La captura llegó al director del hospital de Jinotepe, el doctor Faisal Eslaquit, hermano Neguib Eslaquit, sacerdote del clero de Rosario Murillo.
“Los felicito. Nuestro hospital cumple nuestro Juramento Hipocrático”, le escribió el doctor Eslaquit, vía WhatsApp, al cirujano Sánchez. CONFIDENCIAL pudo leer los mensajes del director del hospital. El doctor Sánchez le envió a Eslaquit una captura de pantalla con una lista de los nombres de los médicos que aparecen en la foto que circulaba en perfiles de redes sociales sandinistas. A los doctores les prometían venganza.
“¿Será que hasta ese nivel se llegue por lo que sacamos la cara por el hospital?”, le preguntó Sánchez a Eslaquit. El director respondió: “Eso habla bien de nosotros como personal de salud. La salud no tiene colores políticos”.
Sin embargo, el cirujano Sánchez y el resto de médicos que aparecen en la fotografía fueron despedidos. El director Eslaquit se encuentra de vacaciones, por lo que el despido lo ejecutó el subdirector Urróz.
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Hospital sin autoridades
El doctor Sánchez fue uno de los primeros de la lista de despidos. No solo por la foto sino porque durante el tiempo que Jinotepe estuvo en enfrentamientos atendió a cualquier herido. Fuese ciudadano autoconvocado o paramilitar. Desde el ocho de junio, cuando los rebeldes atrincheraron la ciudad para protegerse de los ataques combinados de paramilitares y policiales, las autoridades de la dirección del hospital abandonaron el centro.
“El hospital siguió funcionando por inercia. Hizo falta comida, insumos médicos, y quedamos sin seguridad”, dijo Bismarck Antonio Ramos, camillero mensajero del hospital de Jinotepe, quien también fue despedido. Ramos es sindicalista del hospital y aseguró que a ellos —los miembros del sindicato— sí le dieron órdenes expresas de no atender a los heridos de la represión.
Los médicos nunca recibieron una orden explícita de no atender heridos. Ramos cree que se debe a que los doctores tienen mayor independencia que ellos como sindicalistas. "Si sos sindicalista tenés que cumplir órdenes del partido", dijo el camillero mensajero. “Como los ciudadanos comenzaron a comentar que el hospital no iban a atender a los heridos, la dirección del hospital se fue de Jinotepe por temor”, aseguró Ramos. El doce de junio fue el primer ataque paramilitar contra Jinotepe. El enfrentamiento fue cruento y los paramilitares se replegaron hacia el Hospital en busca de refugio. Pero los ciudadanos los sacaron incluso del centro asistencial.
Ramos estaba de turno ese día y asegura que los ciudadanos “nunca se tomaron” el hospital como argumentó el subdirector Urróz para despedir a varios. Desde esa fecha, el hospital quedó sin autoridades y el cirujano Sánchez dirigió el centro hospitalario. Él estaba a cargo de la sala de operaciones. Mientras que la Emergencia atendía a todo aquel que llegara.
Jinotepe fue “limpiado” el ocho de julio. El feroz ataque dejó más de 20 muertos y ese día, a eso de las 9:30 de la mañana, el hospital ya había sido tomado por paramilitares. Las autoridades medicas volvieron al hospital y el ambiente de trabajo “fue cordial pero tenso”, describió el cirujano Sánchez.
El camillero Ramos aseguró que entre el personal comenzó a circular el rumor de “una lista negra”, la lista de quienes serían despedidos. Muchos médicos simpatizantes del Frente Sandinista cantaban en los pasillos “Daniel se queda”. El hospital de Jinotepe, hasta la publicación de este artículo, sigue "resguardado" por paramilitares encapuchados con fusiles de guerra.
Incluso, el 17 de julio, cuando fue atacado el barrio de Monimbó, en Masaya, diez paramilitares fueron trasladados al hospital regional de Jinotepe. “Yo operé a cuatro de ellos, porque como médico salvo vidas”, dijo Sánchez. Los paramilitares heridos con armas de alto calibre presentaban heridas en el cráneo con una trayectoria de atrás hacia adelante. Es decir, fueron impactados por la espalda.
A este cirujano no le es extraño operar a personas de un bando y otro. Durante los ochentas fue médico en el Batallón 9532 de San Judas, en Managua. De hecho, viene de familia sandinista. Su hermano, José Antonio Sánchez Salazar, es un “Héroe y Mártir” del Frente Sandinista. El barrio donde se ubica el hospital de Jinotepe lleva el nombre del hermano del doctor Sánchez.
“Como le dije, nuestra misión es operar, no juzgar. Y eso es válido para cualquier tiempo, y en cualquier lugar del mundo. Es lo que hacemos ahora”, dijo Sánchez. Pese a eso, el cirujano que trata de cumplir con Hipócrates, encabezaba la “lista negra”. Fue despedido.
Médicos marchan en repudio a despidos masivos
Por Franklin Villavicencio
Cientos de médicos salieron a las calles de Managua en solidaridad con sus colegas despedidos por “motivos políticos” en León, Carazo y otros centros de salud del país. Trabajadores de la salud exigieron en una marcha que se permitiera ejercer con libertad la labor de salvar vidas sin distingo político, y también que los médicos despedidos vuelvan a ser reinsertados a sus labores, pues la mayoría son especialistas de larga trayectoria.
La doctora María Miranda Molina llegó a la marcha en solidaridad con sus colegas vestida con una bata de médico mientras en su mano portaba una bandera de Nicaragua. “No es posible que nos despidan por salvar vidas, si ese es mi trabajo y para eso nos contrataron”, manifestó. Para ella, el juramento hipocrático, aquel que realizan todos los doctores antes de graduarse, no debe incumplirse por ningún profesional de la salud.
“El juramento dice mirarás a tus pacientes como si fueran tus hermanos y eso es lo que ellos (los médicos despedidos) estaban haciendo”, reiteró Molina.
Para una parte del gremio médico nicaragüense, este es un mecanismo que busca “castigar” a los doctores que simplemente han actuado bajo el juramento hipocrático que realizan al ejercer esta profesión, y el cual consiste en atender a todas las personas sin distinción política, religiosa, económica y social. Esta juramentación también la realizan los licenciados en enfermería. “Clara”, una joven enfermera asistió a la marcha precisamente para solidarizarse con sus compañeros despedidos “injustamente”.
La enfermera, quien pidió omitir sus nombre, cree también que su profesión se ha vuelto en un blanco de ataques por parte del Gobierno de Ortega.
“Es injusto lo que está haciendo el Gobierno. Le está quitando al pueblo las manos de solidaridad del gremio médico. Eso es lo que nos motiva a seguir en las calles y seguir en la lucha”, comentó la enfermera en la multitudinaria manifestación.
Despidos: forma de represión del régimen
La directora del Heodra, Judith Lejarza Vargas, despidió el 27 de julio a diez doctores, doce enfermeros y a trece trabajadores. Los despidos fueron por “razones políticas”, pues algunos de los médicos afectados laboralmente no están de acuerdo con la represión que ha ejercido el Gobierno de Daniel Ortega en los últimos tres meses y se han solidarizado con las víctimas de las protestas.
“Serán despidos masivos, porque es una forma de represión del régimen, pero esto nos va a llevar a nosotros a ser más sólidos, más unidos, a enfrentar este problema”, manifestó el pediatra Luis Javier Sandoval, quien marchó en toda la carretera a Masaya con su bata de médico y un cinta en la frente que decía “Nicaragua”.
Las expulsiones en las últimas semanas han sido a doctores con larga trayectoria médica, formación internacional y otros encargados de investigaciones.
Para el doctor Oscar Cisnero Santamaría, un cirujano general que participó el martes en la protesta en solidaridad con los médicos despedidos, “se está gestando una nueva matanza basada en el despido y en la marginación de los especialistas que por años han construido la salud de Nicaragua”. No obstante, una parte del gremio médico afirma que seguirán activos en las calles en repudio a estos despidos masivos.