10 de junio 2018
Un nuevo enfrentamiento con antimotines, en Masaya, dejó como resultado un muerto y cuatro heridos este sábado. Cristian Gutiérrez Ortega, de 63 años de edad, murió de un disparo en el pecho que realizó un francotirador, denunciaron los ciudadanos.
Con la muerte de Gutiérrez, ya son más de quince los muertos que la represión oficial, convertida en una masacre orteguista, suman en esta ciudad, erigida en símbolo de la resistencia ciudadana en la rebelión cívica contra el Gobierno de Daniel Ortega, a pesar de ser un tradicional bastión sandinista.
Gutiérrez Ortega estaba cerca de la zona de conflicto, entre la Iglesia San Miguel y la Policía de Masaya. El impacto del disparo lo lanzó al suelo y fue auxiliado por los demás pobladores que estaban en el enfrentamiento.
URGENTE
Cristian Gutiérrez Ortega, de 63 años, acaba de morir en enfrentamiento entre antimotines-paramilitares y ciudadanos, en Masaya. Disparo de francotirador en el pecho, denuncian, ciudadanos.— Maynor Salazar (@Maynorsalaz) 9 de junio de 2018
Llegó al puesto médico ubicado en la casa cural de la iglesia San Miguel y le realizaron técnicas de RCP, sin embargo, la herida fue mortal y no sobrevivió. Sus familiares llegaron a reconocer su cuerpo media hora después y lo trasladaron hasta el barrio Monimbó, donde residía.
Kevin Zeledón, un niño de apenas doce años fue uno de los cuatro heridos durante el enfrentamiento. El menor recibió un disparo en el pecho que entró y salió de su cuerpo. Afortunadamente el impacto no tocó zonas sensibles y los doctores y voluntarios del puesto médico lograron estabilizarlo.
AHORA
Momento en el que el niño de doce años es trasladado al puesto médico para ser atendido. Recibió un disparo en el pecho. Su condición continúa siendo estable. pic.twitter.com/EqazcDGOnG— Maynor Salazar (@Maynorsalaz) 9 de junio de 2018
El enfrentamiento empezó cerca de la una de la tarde. Los pobladores se defendieron con morteros y piedras de los disparos de antimotines y paramilitares.
Después de tres horas consiguieron que las fuerzas represoras se acuartelaran en la estación policial, no obstante, estos siguieron disparando desde la delegación sin cesar.
Los disparos de AK se estrellaban en las paredes de algunos negocios. Otros impactaron en la fachada de la Iglesia San Miguel. Y muchas balas se quedaron cerca de las barricadas, que servían como escudo para los protestantes.
Los manifestantes contra atacaron con morteros artesanales que pesaban entre cinco y hasta ocho libras. También usaron pedazos de latas como escudos para desviar alguna bala de un francotirador.
"Aquí no nos vamos a rendir. Ya nos mataron a uno hoy y no se va a quedar así. Lo que queremos es que la Policía y el comisionado Avellán se rindan porque a muchos hermanos nos han matado", expresó uno de los manifestantes.
Los ánimos se calmaron a eso de las siete de la noche. Eso sí, los morteros siguieron escuchándose en toda la ciudad. Algunos se quedaron en las barricadas que están alrededor de la delegación. "Aquí vamos a estar. No nos van a derrotar", afirmó otro de los manifestantes.