8 de julio 2021
Lesbia Alfaro es una mujer fuerte. Así se muestra desde el primer momento en que le toca denunciar ante los medios, pocas horas después, el arresto arbitrario de su hijo Lesther Alemán, el joven que encaró e increpó al presidente Daniel Ortega aquel 17 de mayo de 2018 en el Diálogo Nacional.
En ese instante la vida de Alemán, de apenas 20 años en ese entonces, cambió para siempre. Exigirle a Ortega que saliera del poder, tras la represión estatal que buscaba aplastar la Rebelión de Abril y que ya cobraba decenas de muertos, puso un foco encima suyo, para bien y para mal. Miles de nicaragüenses aplaudían a Lesther por el coraje de decirle al caudillo en un acto televisado lo que ellos querían gritarle también: "Ríndase"; mientras, por otro lado, a los simpatizantes sandinistas les causaba indignación el acto del joven.
Después de ese día le llovieron amenazas de cárcel y muerte, por eso se exilió durante más de un año, hasta que decidió regresar a Nicaragua en octubre de 2019, a “continuar con lo que iniciamos”, dijo. Y así ha sido. Alemán siguió su activismo político desde la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) y como miembro de la Alianza Ciudadana, que integra la Alianza Ciudadanos por la Libertad (CxL), desde donde no ha dejado de pedir elecciones libres para salir de la dictadura. Hasta este lunes 5 de julio, cuando la Policía lo detuvo y pasó a formar parte de la lista de 26 rehenes electorales en las últimas semanas en Nicaragua, a tan solo cuatro meses de la elección presidencial.
Su madre vio cómo se lo llevaban. Cuenta el dramático momento con voz firme y todavía llena de indignación. Ella le prometió a su hijo que sería fuerte y también le pidió que fuera fuerte. Fue lo último que alcanzó a decirle. Está convencida de que la dictadura acabará y que, mientras tanto, debe demandar la liberación de su hijo y de los más de 150 presos políticos con fortaleza y determinación.
- Vea el Especial: Los rehenes electorales de Daniel Ortega y Rosario Murillo
¿Qué sucedió la noche de este lunes en su casa, cuando la policía detuvo a su hijo Lesther?
Yo me fui a mi casita, verdad, como siempre hemos andado de un lado para el otro, para resguardarnos. Tenía que ir a la casa a traer unas cosas que necesitaba, entonces yo temprano le dije, como a eso de la una, -‘papa, yo voy a ir a la casa’-. Me dice, ‘no, vamos a ir, yo la voy a acompañar’.
‘No, no vayas’, le digo, ‘mejor yo voy a ir’.
‘No’, me dice, ‘yo no la puedo dejar sola’.
Nos fuimos. No teníamos ni dos horas, cuando en eso escuchamos unos ruidos tan horribles. Al instante yo vi tres vehículos, se paran, pero con aquella actitud horrible y empiezan a golpear el portón. Entonces le digo yo – ‘¿Papa, qué pasa?’- Y me asomo. Me dice –‘la Policía’-. Ay, la Policía, sí.
Le pegaban al portón para desbaratarlo. Salgo yo y le digo -¿qué es lo que te pasa? ¿Qué te pasa? ¿Qué buscás?
Yo lo tengo a él ya detrás de mí, donde él escucha los golpes, y le dice – ‘¿Qué te pasa, vas a desbaratar mi casa?’. Entonces abre él el portón y se sale. Ahí lo agarran. Lo agarran, mirá, como que mi hijo era un criminal.
Entonces le digo yo – ‘¿Qué es lo que te pasa?’- Porque lo llevan a empujones, ‘cuidadito me golpeas a mi hijo’, le dije yo. Lo llevan, yo miré que con aquella furia y lo montan. Entonces vengo yo, y yo le doy a un imbécil, yo le doy. Cuando yo le doy el tipo me avienta. Oigo que él le dice, - ‘no me golpees a mi madre’-. Porque incluso, tengo aquí un golpe, tengo morado aquí en el brazo, donde a mí me avienta el tipo ese.
Él me grita, y me dice –‘Jehová vence madre’-, dos veces.
En eso va retrocediendo la camioneta, yo lo voy siguiendo. Y yo le gritaba, -‘hijo, sé fuerte porque yo soy fuerte, hijo. Sé fuerte, papa, porque yo te amo’. Y yo seguía la camioneta, en eso me agarraron unas vecinas, y me detuve. Lo que hice fue echarle la bendición.
Ya se quedaron ahí, mirá, como cuarenta antimotines, unos de azul. En eso se meten para mi casa y me dice, ‘venga que vamos a catear su casa’. – ‘¿Pero con qué orden? Vos me estas secuestrando a mi hijo’, le digo.
Se metieron al cuarto de él, se llevaron dos computadoras, una grande y una mini laptop, un teléfono, su teléfono de él, unas memorias, ahí tenía sus trabajos de la universidad, memorias, documentos.
¿Qué pasó doña Lesbia cuando usted intentó ir a la Dirección de Auxilio Judicial?
Cuando yo les dije que para dónde me lo llevaban, me dicen, ‘va a Auxilio Judicial’. Llegué a las siete y cuarto, les dije que yo era la mamá de Lesther Alemán, que si ahí me lo tenían. A esa hora llamaron las detenciones de ayer, entonces ahí dictaron el nombre de él, pero no me dejaron pasar nada.
Diez y cuarenta y cinco, estábamos ahí, porque dijeron que hasta las once (atendían). A quinientos metros estaban tres patrullas y todos violentos, no nos dejaron pasar.
Les dije que por favor, que me dejaran pasar un pomo de agua, y no lo aceptaron.
En la nota de prensa de la Policía hablan de que su hijo es un cabecilla de la toma de las universidades en 2018, hablan de que ahí se cometieron diferentes delitos. La Policía, incluso, igual que el Gobierno, de un intento fallido de golpe de Estado. ¿Usted qué dice de estas acusaciones en contra de su hijo?
Mi hijo es muy inocente, inocente. Mi hijo fue becado en la universidad UCA con una excelencia académica, él siempre fue dedicado a sus estudios. Y siendo una persona preparada, no va a destruir algo que les sirve a los estudiantes.
Él, lo que se ha involucrado (es) porque ha visto las injusticias y quiere ver una Nicaragua libre, un país libre.
La Policía también ahora menciona la nueva ley de Soberanía, que su hijo supuestamente falta a esa ley, al incitar a la injerencia de otros países, aplaudir sanciones, atentar contra la autodeterminación. ¿Por qué cree que ahora a Lesther le endilgan estas acusaciones, al igual que a la mayoría de los opositores que han arrestado en las últimas semanas?
Porque ellos tienen miedo, ellos saben que están perdidos, y al apresarlos a cada uno creen que esto se va a terminar, y esto no va a terminar, porque mi hijo siempre ha dicho, ‘el que queda tiene que continuar’, porque esto tiene que acabar, este régimen tiene que irse, porque realmente lo que está haciendo no tiene nombre.
Usted como madre, ¿cómo le explicaría a las personas a qué se dedica su hijo? ¿Por qué cree usted que él está tan empecinado en su compromiso en la política, como opositor de este régimen?
Es un joven que ve lo que se está viviendo, siempre, cada día, ser oprimidos, nos quieren ver como esclavos, y eso ya no, eso ya pasó, porque esas historias ya pasaron. Nicaragua necesita (ser) un país libre, libre de dictadores. Quieren ser dueños de este país a la fuerza, y eso no es, queremos ser un país libre.
Lesther había salido al exilio por amenazas de cárcel, amenazas de muerte, pero esta vez decidió que no se iba, que se iba a quedar.
Porque él dijo que iba a continuar su lucha, porque lo que comienza tenía que terminarlo. Y eso sí me lo decía, y que nos preparáramos a cualquier escenario.
¿Y usted qué le dijo? ¿Realmente una madre puede estar preparada para algo así?
Vea, yo siempre, como madre, lo he apoyado, lo he apoyado en sus decisiones, porque si él dice, -‘madre, mire, esto y esto’-, y yo no lo apoyo, ¿entonces cómo se siente él?
¿Cómo se siente usted? ¿Cómo se siente su familia en esta situación tan difícil?
Bueno, pues, mis dos hijas están bien preocupadas. Yo les digo que me den fuerza, que Dios a mí me ha transmitido fuerzas. Y mi hijo, es lo primero que me dijo, -‘madre, cualquier cosa tienes que ser fuerte porque tú eres mi pilar’-. Y yo le prometí ser fuerte, y aquí me tienes.
¿Qué le diría usted a las autoridades nicaragüenses?
Que nada hacen con tenerlos presos, que les den la libertad, y pido libertad para todos, para todos, no solo para mi hijo. Injustamente están presos, y siendo inocentes, porque todos son inocentes.
¿Usted cómo se sintió aquel día de 2018 cuando Lesther tuvo la oportunidad de dirigirse directamente al presidente Ortega, tras los primeros hechos de represión? ¿Cómo ha visto que ha evolucionado su hijo como activista, como un ciudadano que quiere un cambio en su país?
En ese momento, pues, yo pensé que no iba a salir vivo de donde estaba. Pero sí, le pedí a Dios que me diera la oportunidad, y Dios me escuchó, y me ha escuchado, me lo ha guardado. Hoy ha sido la voluntad de Él, pues, (toca) admitirla, y estar siempre firme.
Gracias doña Lesbia.
A usted. Y queremos libertad porque son inocentes, todos son inocentes. Esto va a terminar, esto va tener su fin en el nombre de Jesús. Como me dice mi hijo, ‘Jehová vence, Cristo vence’.