22 de noviembre 2019
Desde hace una semana la Iglesia San Miguel, en Masaya, no recibe a sus feligreses. Una decena de policías evita que las personas se acerquen a confesarse o a dejar provisiones para el padre Edwin Román y las madres, hermanas y amigos de presos políticos que mantienen una huelga de hambre en demanda de la liberación de sus allegados. Los únicos que se acercan al templo son las turbas orteguistas y los cobradores de Unión Fenosa.
Los familiares de los presos políticos anunciaron una huelga de hambre el pasado 14 de noviembre. Ese mismo día la Policía sitió el lugar y hasta la fecha mantienen decenas de policías y turbas sandinistas que no permiten la entrega de víveres a las personas que están dentro de la Iglesia. También la comunicación es más difícil cada día que pasa debido a la falta de fluido eléctrico.
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A pesar de que los días avanzan y las condiciones se vuelven más precarias, los familiares de los presos políticos e incluso el padre Román, mantienen firme su decisión de continuar en el templo hasta que se produzca la liberación de sus cercanos.
Una de las ciudadanas que se encuentra dentro del templo es Karen Lacayo, hermana del preso político Edward Lacayo, mejor conocido como “La Loba de Monimbó”, quien fue capturado por civiles encapuchados el 15 de marzo en El Ostional, Rivas, cuando pretendía cruzar hacia Costa Rica, huyendo de la dictadura de Daniel Ortega.
La justicia orteguista acusa a “La Loba” de ser narcotraficante. En la relación de hechos la Fiscalía expresa que se dirigía a Costa Rica con seis tacos de cocaína, y que fue interceptado por oficiales. Su madre, Esthela Rodríguez, y sus allegados, sostienen que es inocente, y que su detención y la imputación de un delito común, es una venganza de la dictadura.
‘La Loba’ permanece en la cárcel La Modelo, de Tipitapa, y es parte de los más de 120 presos políticos acusados por supuestos delitos comunes, y que no fueron “beneficiados” por la Ley de Amnistía, aprobada a principios de junio por la aplanadora de los diputados del FSLN en la Asamblea Nacional.
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Cuando se realizó el juicio, llegaron a declarar contra el reo político solo policías encubiertos, según denunció el abogado Julio Montenegro. El defensor precisó que la Fiscalía no pudo probar en juicio que Lacayo fuera un narcotraficante y que, a pesar de eso, la juez Aracely Rubí dictaminó que era culpable. Según el abogado, él se dedicó a demostrar que el reo político no podía ser narcotraficante porque no posee riquezas, ni tiene una vida de lujos.
La historia de Melkissedex
En San Miguel también se encuentra Luisa Guevara y Martha Alvarado, esposa y madre del preso político Melkissedex López, quien fue capturado en Managua en diciembre del año pasado y a quien un juez orteguista lo condenó a cuatro años por el delito de robo agravado en una estación de servicio.
“Él es un hombre fuerte, mi hijo me dice que está bien, que tiene que salir de ahí, que Dios es justo, él es inocente, que la dictadura lo encarceló para callar sus voces. Yo sé que mi hijo está mal, pude verlo en sus ojos. Mi hijo no tiene antecedentes, no ha sido un hombre de mundo. No pensamos que por alzar su voz este Gobierno lo iba a apresar”, afirmó a los medios de comunicación Alvarado, días antes de quedar atrapada en la iglesia.
En otra entrevista Alvarado manifestó que a pesar de que para una madre es complicado criar, educar y enseñar lo bueno y lo malo a sus hijos, al final el trabajo en el hogar genera frutos. Sin embargo, para lo que “nunca se puede preparar una” es ver a un hijo tras las rejas, que lo señalen de delincuente y que lo condenen.
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“Voy a cumplir un año sin ver a mi hijo. He contado los días, los minutos y los segundos que lleva preso y sólo pido que lo dejen en libertad”, expresó Alvarado en esa oportunidad, quien agregó que no dejará de protestar hasta que su hijo, un ingeniero en sistemas de 26 años, sea liberado.
López se encuentra recluido en el sistema penitenciario La Modelo, en Tipitapa. De acuerdo a las declaraciones de Alvarado, su hijo padece gastritis y sarna porque está en condiciones insalubres y de aislamiento.
La bomba que no explotó
Denis Javier Palacios fue detenido el 23 de julio de 2019, luego de presentarse voluntariamente a una cita en la delegación policial de Masaya. A pesar de que no tenía ningún antecedente delictivo, las autoridades procedieron a dejarlo encerrado y acusarlo de explotar una bomba de contacto en el kilómetro 34 de la carretera hacia Masaya y Catarina, el 27 de julio, es decir, cuatro días después de su ilegal secuestro.
Heysell Palacios, hermana de Palacios, denunció ante los medios de comunicación esta irregularidad que deja en evidencia, una vez más, la inoperancia y complicidad del sistema judicial con la dictadura orteguista. Sin embargo, su clamor no fue escuchado, y por tal razón decidió sumarse a la huelga de hambre en San Miguel con las otras madres y esposas de presos políticos.
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Julio Montenegro, abogado de Palacios, explicó que la Fiscalía no logró presentar elementos de prueba contundentes para culparlo. Uno de los testigos refirió que observó correr a un hombre a eso de las 2:30 de la madrugada en una calle oscura.
“Seguimos en la misma tónica, los jueces no ven el cumplimiento de derechos y garantías
del procesado y los mandan a juicio arbitrariamente sin fecha en el calendario”, afirmó Montenegro a los medios de comunicación.
Navidad sin presos políticos
La principal motivación de Diana Lacayo para participar en la huelga de San Miguel, es una navidad con su hijo, el preso político Scannierth Merlo Lacayo, quien se encuentra preso desde el seis de noviembre del año pasado.
Lacayo expresó, previo a quedar encerrada en la parroquia, que la huelga de hambre es una presión para “ver si el dictador se conmueve y nos entrega a nuestros hijos". Contrario a lo que esperaba, el régimen decidió que lo mejor era cercarlos y dejarlos incomunicados.
"Dios nos tiene que dar la fortaleza, aquí vamos a estar sin ingerir alimentos para nada. Queremos hacer este sacrificio para ver si de esta manera podemos hacer que liberen a nuestros hijos", aseguró a los medios de comunicación Lacayo, quien agregó que "son nuestros hijos, no queremos pasar la navidad sin ellos, estamos sofocadas, tenemos que hacer algo extremo".
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A la par de Lacayo también se encuentran en huelga de hambre Flor Vargas, esposa de Fausto Ruiz, detenido el 19 de febrero de 2019. Es originario de La Paz Centro, León, y está recluido en el sistema penitenciario de Chinandega. También está en el templo Suleika Sánchez, esposa de Virgany Zavala, detenido desde el 31 de julio de 2018. Todos cercados por una decena de policías.
Además de estas familiares de presos políticos, también se encuentran atrapados dentro del templo Flor Ramírez, conocida por ser la señora del huipil en las protesta. Yonarqui Martínez, abogada de presos políticos; el padre Edwin Román, sacerdote de la Iglesia San Miguel, y los excarcelados políticos Santiago Fajardo y Marlon Powell.