4 de agosto 2020
En un período de tres meses, David Ramos y cinco de sus nueve hermanos se contagiaron del SARS-CoV-2. Dos de ellos (una mujer y un varón) no superaron la fase crítica y fallecieron. Los otros cuatro: él, una hermana y dos hermanos, lograron sobrevivir, pero dos presentan secuelas de la enfermedad.
Ninguno de los hermanos tiene certeza de cómo se contagió, pues no vivían ni en la misma casa, ni en el mismo barrio y tampoco se infectaron a la vez. David, el primero en padecer el virus, cree que se contagió en su trabajo como abogado y aunque el cinco de mayo le hicieron la prueba para confirmar el diagnóstico, en el Hospital Manolo Morales, nunca recibió la respuesta.
“Me dijeron que me iban a avisar, pero nunca me dijeron nada. Y yo creo que eso era lo que estaban haciendo porque (en la sala) estábamos como cinco personas y a los cinco nos ingresaron dos días, nos dieron el tratamiento y nos mandaron a la casa”, recuerda.
De los cuatro hermanos que sobrevivieron, David y su hermana son quienes quedaron con secuelas después de superar la fase más aguda de la enfermedad. A ambos se les prolongó, por casi dos meses, el dolor en pecho y la fatiga. Y a pesar de que fueron atendidos en hospitales públicos, nunca recibieron seguimiento de parte del Ministerio de Salud (Minsa).
“Recuperados” que recaen y fallecen
En Nicaragua, según el último informe del Minsa, se han contagiado 3672 personas, de las cuales, según las autoridades de Salud, solamente han fallecido 116 pacientes. En contraste, la cifra que más destacan el Minsa es la de los recuperados, que hasta el 28 de julio pasado, afirman que ascendía a 2731, es decir, el 74.3% de los nicaragüenses con covid-19 habrían superado la enfermedad. Sin embargo, se desconoce qué ha pasado con ellos después de la covid-19, e incluso se han reportado casos de “recuperados” que debido a las secuelas de la enfermedad luego reingresan a los hospitales o fallecen en casa.
A principios de mayo, se supo que el tercer nicaragüense positivo con SARS-CoV-2 falleció recluido en su casa, un mes después de haber sido declarado como recuperado por las autoridades de Salud. Y a pesar que la noticia de su muerte se hizo pública, no fue incluido en el conteo de los fallecidos, y sigue en la lista de “recuperados” del Minsa.
En Nicaragua, además, las cifras oficiales sobre la covid-19 son cuestionadas por la opinión pública, porque cerca de 2500 muertes han sido excluidas y más de 5000 contagios no son reconocidos, según el reporte independiente del Observatorio Ciudadano COVID-19. Las muertes también se elevarían a más de 4000, al incluir a los fallecidos por comorbilidades como: neumonía, infarto, diabetes e hipertensión, según el análisis del salubrista Carlos Hernández, a partir de las cifras oficiales leídas el 19 de julio por Daniel Ortega.
¿Qué sigue tras la covid-19?
Después de más de siete meses de la aparición del virus en el mundo, poco se conoce sobre las complicaciones que deja en quienes superan la etapa más grave de la enfermedad. Sin embargo, una investigación italiana publicada en la prestigiosa revista médica Journal of the American Medical Association (JAMA), demostró que en el 32% de los pacientes que superó la fase crítica de la covid-19 se prolongaron uno o dos síntomas de la enfermedad, mientras que en el 55% persistieron de tres a más en los dos meses siguientes.
“Las secuelas dependen de la severidad de los problemas de los pacientes. Por ejemplo, los que son ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) tienen más probabilidades de tener secuelas cardiovasculares y pulmonares. Incluso, hay algunos que pueden tener complicaciones muy graves por la intubación prolongada”, explica el doctor, Carlos Quant.
Hubo un caso, recuerda el médico, de una joven intubada en el Hospital Alemán Nicaragüense que, a pesar de que “salió bien de la covid-19”, unas semanas después regresó porque en su recuperación la tráquea se le estrechó por haber estado intubada por mucho tiempo.
“Este estrechamiento hace que los pacientes tengan insuficiencia respiratoria y obviamente si no se maneja eso, se puede morir. En su caso, falleció porque tenía un daño extenso, no se podía intubar nuevamente y no se le pudo hacer una traqueotomía porque la parte inferior también estaba estrechada”, explica Quant, quien fue despedido del Hospital Manolo Morales en represalia del Ministerio de Salud por sus críticas al manejo oficial de la pandemia.
Los pacientes recuperados que estuvieron en estado crítico, también pueden sufrir de complicaciones neurológicas como la atrofia muscular por el encamamiento prolongado. También pueden desarrollar complicaciones cardíacas como arritmias o insuficiencia cardiaca.
Según la investigación italiana, titulada “Síntomas persistentes en pacientes después de covid-19 agudo”, es probable que los recuperados sufran principalmente de fatiga, dificultad para respirar o disnea, dolor en las articulaciones y dolor en el pecho. Estos síntomas los padeció otra familia de nicaragüenses que se contagió y sobrevivió a la enfermedad.
La salida a comer que robó la salud de una familia entera
La confirmación del primer contagiado de covid-19 en la familia “Sandoval”, que pide no ser identificada por su verdadero apellido por temor a la discriminación de sus vecinos, llegó el mismo día que la segunda persona de esta familia también amaneció con los síntomas. Fue el lunes 11 de mayo. A los pocos días, el virus se manifestó en el resto de los miembros: madre, padre, dos hijos y una nuera.
Una semana antes, los “Sandoval” habían decidido tener una comida familiar con el mayor de los hijos que no vivía en casa. Para entonces, él no tenía síntomas y todo parecía estar bajo control. Pero después, su salud comenzó a desmejorar y fue atendido en el Hospital Vivian Pellas, donde le tomaron la muestra y la mandaron a analizar al Minsa. El resultado fue positivo para covid-19. Al resto de la familia no les hicieron las pruebas, pero fueron diagnosticados por clínica tras presentar síntomas similares.
Las mujeres de la familia sufrieron la enfermedad de forma leve, sus síntomas fueron más gastrointestinales y duraron menos de cuatro días. Sin embargo, a los hombres se les desarrolló más fuerte.
“Nosotros nos atendimos en una clínica privada. Una semana después de ir, el médico nos hizo unos exámenes y una placa en el tórax y nos dijo que mi papá y yo teníamos neumonía. Nos dieron antibióticos y a mí papá, que es diabético, le dieron anticoagulantes para que no le diera un infarto”, dice “Danilo”, el menor de los hijos.
Para entonces, a ambos les costaba respirar, se cansaban excesivamente, tenían dolores musculares y padecían de fiebre. Sin embargo, con el pasar de los días la medicina hizo efecto y aunque las calenturas desaparecieron, las huellas del virus persistieron por más tiempo.
“A mí la tos me duró dos meses. También me dolía la espalda, según me dijeron eran los pulmones que seguían inflamados, para eso me dieron tratamiento. Y es hasta ahora, más de dos meses después, que ya no me dan esos dolores”, cuenta “Danilo”, de 26 años.
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La recuperación para él y su papá fue tardada. Incluso, hubo un momento en que su padre se sintió muy preocupado por una recaída debido a que los síntomas no se iban definitivamente. Sin embargo, el médico que le dio seguimiento le explicó que los dolores en la espalda y tórax eran comunes en pacientes recuperados y le recomendó hacer ejercicios de respiraciones para que poco a poco disminuyeran.
“Lo que hemos visto en Nicaragua es que en los pacientes persiste el dolor torácico y el agotamiento. Mientras, hay otros que refieren mareos y dolor de cabeza leve, ‘siento como que la cabeza no es mía’, dicen. También, dolor muscular y puede que haya una duración prolongada de la pérdida de olfato y gusto, quizás en un 10%”, señala el doctor Quant.
“Perdí a dos hermanos por la covid-19”
Después de que David Ramos fue diagnosticado con la covid-19, su vida se paralizó. Suspendió la asesoría legal que ofrecía y se mudó a su oficina para evitar contagiar a su esposa y a sus hijos. Allí dormía en un sofá y su hija mayor era quien se encargaba de llevarle --con suma protección-- su comida.
“En ese tiempo dormir para mí era casi imposible por el dolor en los pulmones. No podía respirar. Fue hasta como a las dos semanas que me fui mejorando. Aunque me seguía doliendo el pecho. Del hospital no me dieron seguimiento”, relata Ramos.
Sin embargo, dos de sus hermanos no tuvieron la misma suerte. El 30 de mayo, Día de las Madres Nicaragüenses, falleció el primero de ellos en el Hospital Militar. 37 días después, el lunes seis de julio, murió una de sus hermanas en el Hospital Bautista.
“Esto ha sido un golpe bastante fuerte sobre todo para mi mamá que es una señora de 84 años. Ella lo ha sentido bien feo. Es difícil. Incluso, mi otra hermana que vive en Tipitapa estuvo internada, hasta la iban a entubar, pero se le restableció el oxígeno y ya no lo necesitó”, explica.
Los otros dos hermanos que se contagiaron desarrollaron la enfermedad de forma leve, y en su caso, asegura que se salvó porque no padece de enfermedades crónicas, aunque al inicio fue propenso a desarrollar infarto porque tuvo bajo los niveles de oxígeno en la sangre.
El tiempo que durarán las complicaciones en quienes superan la enfermedad se desconoce, hay investigaciones que afirman que síntomas como estrés postraumático podrían persistir, pero como es una enfermedad nueva esto podría ser refutado. Ahora que ya se siente mejor, Ramos tiene previsto realizarse unos exámenes de seguimiento. “Buscaré como hacerme unas placas para ir donde un neumólogo y ver cómo quedé”, afirma.