20 de junio 2016
Antes de la cirugía Lizandra Rodríguez le envió a su mamá una foto. Por WhatsApp le dijo que la liposucción que le harían sería rápida y sin ningún riesgo. El último mensaje llegó a las 07:02 de la mañana del 17 de junio.
Ese día Sandra González ya no supo más de su hija, hasta que a las 2:30 de la tarde, David Páramo, el cirujano plástico que la intervino, avisó que Lizandra había muerto en el quirófano. Según él, el corazón de Rodríguez se detuvo cuando el procedimiento ya había terminado.
“Es una desgracia quirúrgica, no una negligencia, mucho menos un asesinato”, aseguró el médico a la Nueva Radio Ya.
La operación se realizó en el Hospital Salud Integral y la tragedia de esta joven de 24 años ha desempolvado antiguas quejas sobre el bisturí de Páramo.
En un reportaje del programa Esta Semana, publicado en el 31 julio de 2005, Carolina Argüello, abogada de una mujer a la que Páramo intervino, lo acusaba en el Juzgado Tercero Local del Crimen de Managua por exposición de personas al peligro y lesiones culposas.
Páramo le puso a su clienta un implante de glúteos en septiembre de 2003. 16 días después de la intervención ella comenzó “a presentar complicaciones en su glúteo izquierdo”, explicó Argüello a Esta Semana.
A los tres meses le extirparon los implantes y el procedimiento estético cuyo costo inicial era de mil 200 dólares terminó rozando los 14 mil.
En el reportaje se menciona que esta paciente no revisó los antecedentes del doctor, que para entonces ya tenía una denuncia en su contra.
Según uno de los entrevistados, Páramo había sido vetado de la Sociedad Nicaragüense de Cirugía Plástica, que prometió, en ese momento, publicar una lista de los cirujanos que sí estaban inscritos en ella.
“El doctor Páramo no pertenece a la Sociedad Nicaragüense de Cirugía Plástica, tiene una deuda con la Sociedad que no ha asumido, la Sociedad en reunión ha decidido que él no puede optar más a pertenecer a la Sociedad”, Armando Siu, cirujano plástico.
El caso de Lizandra motivó a Allison Molina a hablar. Dice ser otra paciente de este cirujano y colgó en Facebook su testimonio.
“Lamento no haber hecho un escándalo público después que casi termina con mi vida, para ayudar a las personas y que quizás si mi caso lo hubieran manejado en tiempo real, sin tráfico de influencias, que el sistema dejara de fallar y hacer justicia no habría cobrado una vida más”, reza la publicación.
“Yo no morí, pero sentí el borde de la muerte y me gustaría que si ustedes conocen a su familia le dijeran que soy también una víctima y que tienen mi apoyo, siento mucho su muerte. Si tuve la oportunidad de verte y no comentarte mi caso lo siento, lo siento, lamento tanto no haberme hecho oír públicamente”, aseguró Molina.
La hora exacta del deceso de Lizandra no se le comunicó a su familia. Al Instituto de Medicina Legal tampoco se le entregó el expediente clínico.
Léster Rodríguez, esposo de la joven, interpuso ya una denuncia formal por mala praxis. Según una fuente familiar, citada por El Nuevo Diario, “los resultados preliminares indican que ingresaron partículas de grasa en los pulmones y en el corazón” de Lizandra. La verdad se sabrá en unas semanas cuando se sepan los resultados de las pruebas a las que fue sometido el corazón de la joven.