10 de junio 2023
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La última transmisión en redes sociales del periodista Víctor Ticay, antes de ser detenido en su casa en la ciudad de Nandaime, fue el cinco de abril de 2023. En esas imágenes, la multitud avanza bulliciosa con jóvenes irreverentes disfrazados con túnicas y máscaras, mientras algunos cargan fajas y tajonas, y otros llevan una cruz redentora.
Ticay dio cobertura noticiosa a la actividad religiosa desde el sector de El Calvario y fue secuestrado al día siguiente por las autoridades. El vídeo dura 25 minutos, pero ya desde el minuto 19 se escuchan las voces de la población advirtiendo que la Policía está cerca. Según la tradición, los promesantes salen por los cuatro puntos cardinales del pueblo en una de las actividades más coloridas de la Semana Mayor, mientras una campana anuncia al resto de la población que ahí corren los chavalos de la Reseña.
No es una advertencia inocente. Para los curiosos, el tañido de las campanas puede significar que eviten ser víctimas de algún fajazo o un golpe inadvertido. Pero en esta Nicaragua– narrada por Ticay– hay un riesgo mayor. El régimen de Daniel Ortega ha intensificado la represión contra la Iglesia católica, persigue y espía a sus sacerdotes, y mantiene bajo vigilancia incluso a los laicos en las parroquias.
También encarceló a religiosos como el sacerdote Manuel García, quien trabajaba en la iglesia Jesús de Nazareno de esta ciudad, y a quien apresaron después de que una conocida, Martha Candelaria Rivas Hernández, lo acusó falsamente de agredirla. Cuando la supuesta víctima se retractó, posteriormente, el sistema de justicia se fue contra ella por emitir “falso testimonio”. Ambos fueron condenados en procesos distintos: él a dos años y ella a cinco.
El miércoles 5 de abril de 2023, la dictadura limitó las manifestaciones de fe en los pueblos. Permitió en algunos casos que se hicieran recorridos en el perímetro cercano a las iglesias. Movilizó a tropas en distintos lugares del país para que su decisión se impusiera y persiguió a otros pobladores en ciudades como Nindirí, en Masaya.
En contravía a estas disposiciones, la gente desoyó la advertencia policial en las calles adoquinadas de Nandaime. Salieron por centenares. Y minuto a minuto más gente se fue sumando. “Es una multitud de personas las que se han unido acá a la tradicional Reseña. Niños, jóvenes y adultos”, relató Ticay entusiasmado en el minuto 18:27, sin sospechar que al día siguiente sería secuestrado.
La reportería de Ticay documentó el desafío de la población ante el acoso de la institución represora. Según pobladores, los oficiales monitorearon el recorrido de los jóvenes a cierta distancia. Las imágenes de Ticay no registraron la presencia policial en los alrededores, aunque se escucha a la población señalar que los oficiales están cerca. Es decir, recogieron el miedo de los moradores.
El periodista Wilfredo Miranda Aburto, originario del pueblo, mostró fotos en su cuenta de Twitter de la patrulla al acecho. Aseguró que “como la patrulla no pudo contener a la Reseña en Nandaime, llegaron seis camionetas repletas de antimotines a caerles a los jóvenes”.
También el medio 100%Noticias publicó la imagen de una patrulla cerca de la iglesia El Calvario para acompañar su denuncia de que “la Policía de Nandaime persigue a jóvenes que representaban la pasión de Cristo en las calles”.
El jueves seis de abril de 2023, la Policía secuestró a Ticay. Fue condenado por “propagación de noticias falsas” y “conspiración para el menoscabo de la integridad nacional”, los dos delitos por los cuales la Fiscalía acusó a centenares de presos políticos. Ticay fue llevado a los tribunales la madrugada del 9 de junio de 2023 y, después de la condena, lo mandaron al Sistema Penitenciario Nacional, según confirmó el defensor de derechos humanos, Braulio Abarca.
Hasta el momento, en el sistema electrónico de los Juzgados, no aparece reflejada la acusación de Ticay ni en los tribunales de Managua ni en los de Granada. Ni una carátula con información. Tampoco se conocen las pruebas con las cuales el Ministerio Público sustentó su libelo. Si acaso los testigos eran policías como ocurrió en otros casos, o, si las pruebas principales eran las imágenes de la procesión religiosa que el Estado convirtió en un “crimen”.
La detención arbitraria de Ticay movió la solidaridad de decenas de colegas en el exilio. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) acogió un video en que comunicadores independientes demandaron la libertad del periodista, entre ellos algunos miembros destacados de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN).
“Esto es un crimen contra la libertad de prensa y de expresión que pretende impedir a los nicaragüenses el derecho a informar, a la libertad de conciencia”, declaró Carlos Fernando Chamorro, director de Confidencial.
También Lucía Pineda Ubau, directora de 100%Noticias, demandó enérgica la liberación de Ticay en el mismo video. En ese documento, comparten su rechazo a la detención y condena infame otros colegas como Gerall Chávez (Nicaragua Actual), Cristopher Mendoza (Onda Local), Luis Galeano (Café con Voz), Sergio Marín Cornavaca (La Mesa Redonda) y Elmer Rivas y Cindy Regidor (Confidencial). Al cierre de la edición, más periodistas se sumaron a la condena por el juicio espurio y la declaración de culpabilidad contra el comunicador.
