30 de mayo 2023
Álvaro Conrado, de 15 años, Orlando Córdoba, también de 15, Ezequiel Mendoza, de 22, y Erick Jiménez, de 30, fueron asesinados brutalmente en 2018, a manos de la represión estatal contra la Rebelión de Abril en Nicaragua. A cinco años del estallido cívico, sus madres continúan firmes en su demanda de verdad, justicia y no repetición. Su lucha contra la impunidad, les ha costado amenazas, persecución y exilio. Esta es la historia de resiliencia de cuatro Madres de Abril.
Yadira Córdoba, madre de Orlando Córdoba:
“No ha sido fácil, pero tampoco imposible”
“El 30 de mayo de 2018, Orlandito salió a apoyar a las madres de abril. Él me dijo: ‘Mamá, vamos a apoyar a esas madres. Pobrecitas que hoy no tienen nada que celebrar, porque asesinaron a sus hijos’, recuerda Yadira, mientras le invade un profundo dolor al recordar los últimos momentos con el menor de sus cuatro hijos. “Yo le dije que sí, que íbamos a apoyar a las madres, porque ‘no sé qué haría si hubieran asesinado a uno de mis hijos’. Sin saber que ese día lo iban a asesinar a él”, continúa.
Orlando recibió un impacto de bala en el tórax, alrededor de las cuatro de la tarde, mientras participaba en la “Madre de todas las Marchas”.
Cada 30 de mayo, a Yadira le invade el dolor y la tristeza. “Para mí el 30 de mayo no es un día cualquiera. Es el día que asesinaron a mi hijo. Es el día que mi vida cambió”, asegura.
Por demandar justicia, Yadira ha sufrido en dos ocasiones el exilio. En 2019, se exilió en Costa Rica por el asedio policial. Sin embargo, en este país también recibió amenazas por parte de simpatizantes sandinistas, por lo que tuvo que refugiarse en Estados Unidos.
“Estos cinco años han sido con sentimiento encontrados, ya que por un buen tiempo me he encontrado exiliada sola, exigiendo verdad, justicia, y memoria para mi hijo. Hasta hace unos meses logré reencontrarme aquí con dos de mis hijos”, comenta. “He tenido que trabajar muy duro para salir adelante”, agrega.
Para ella, el exilio ha significado nostalgia y mucho dolor. Pero a pesar de las adversidades, continúa exigiendo justicia.
“Aquí estoy exigiendo justicia sin impunidad para mi hijo, porque es lo que deseamos las madres", expresa con determinación.
Lizeth Dávila, madre de Álvaro Conrado:
“Cinco años de luto, cinco años de exigir justicia”
Hace cinco años, la dictadura de Nicaragua le arrebató a su hijo de un disparo en el cuello. “Todavía me duele y me seguirá doliendo. Es una herida que creo nunca va a sanar”, expresa Lizeth Dávila, madre de Alvarito Conrado, asesinado el 20 de abril de 2018 por la Policía orteguista.
Para Lizeth, el 30 de mayo ya no es un día para celebrar. “Ahora significa tristeza, luto, y un día para conmemorar a todas las víctimas de la dictadura”, asegura.
Aún recuerda vívidamente la masacre cometida por la dictadura aquel Día de la Madre Nicaragüense en 2018. “La dictadura convirtió en llanto la solidaridad del pueblo con las madres que ya habíamos perdido a nuestros hijos. Nunca pensamos que ese día iban a matar”.
Desde hace tres años está exiliada debido a la persecución que sufre por denunciar los crímenes cometidos por el orteguismo. “Me encuentro exiliada en Suiza. Tomé la decisión por las múltiples amenazas de muerte que recibía. Yo sabía que tarde o temprano todo se iba a poner peor”, relata.
El exilio no ha sido fácil. Lizeth ha tenido que adaptarse a una nueva cultura, un nuevo idioma, y sobrellevar la tristeza de no estar cerca de sus seres queridos.
“Ha sido muy duro, pero continúo en la lucha por la justicia sin impunidad por el asesinato de mi hijo y de todos los jóvenes a quienes les arrebataron la vida solo por pensar diferente”, afirma.
Para Lizeth, el 30 de mayo también es una fecha para tener presente la lucha por la verdad y justicia de las Madres de Abril. “Luchamos contra el régimen que tenemos en Nicaragua, luchamos contra las barbaries que cometen, luchamos contra la impunidad, luchamos contra el exilio”, añade.
Azucena López, madre de Erick Jiménez:
“Las madres seguimos en resiliencia”
El 17 de julio de 2018, Azucena se encontraba en Costa Rica cuando un familiar la llamó para avisarle que habían herido de gravedad a su hijo. Erick Jiménez murió de un disparo en el pecho. “Es el día más triste para mí”, relata con lágrimas en sus ojos. Ese día llegó a las 8:00 p.m. a Masaya.
Erick se unió a las manifestaciones cívicas en Masaya en solidaridad a los jóvenes y a las Madres de Abril. “Mi hijo anduvo en la marcha del 30 de mayo. No sabiendo yo, que a mí me iba a tocar igual”, dice. “Para mí el 30 de mayo es un día de luto nacional, yo no tengo nada que celebrar”, agrega
Tres días después del asesinato de su hijo, Azucena regresó a Costa Rica por temor a sufrir represalias. “Tenía miedo que llegaran a mi casa, la registraran o nos mataran”, cuenta.
Desde entonces, no ha regresado a Nicaragua. “Ha sido duro no estar con mi familia. Las madres estamos en resiliencia, porque día con día buscamos nuestra comida, trabajo, pero seguiré demandando justicia, porque mi hijo no era un delincuente”, afirma.
Martha Lira, madre de Ezequiel Mendoza:
“El régimen quiere borrar todo lo que hizo”
Cada año para esta fecha, la propaganda del régimen ignora el reclamo de justicia como si nunca existió la masacre del Día de las Madres. “Ellos han querido manipular los asesinatos para que queden en la impunidad”, denuncia Martha Lira, madre de Ezequiel Mendoza, asesinado en Tipitapa, Managua, el 14 de junio de 2018.
Para Lira, el 30 de mayo es un día de luto para todas las madres que han perdido a sus hijos desde el inicio de la Rebelión Cívica de Abril. “Todas las madres sentimos el mismo dolor, a todas nos une el mismo luto por nuestros hijos”, expresa Martha, quien se encuentra exiliada en Costa Rica desde el asesinato de su hijo.
“Desde 2018 he vivido un exilio forzoso. No puedo ir a Nicaragua por temor a que me vayan a hacer algo, porque desde el momento que nosotras seguimos en la lucha de búsqueda de justicia, ya no somos bien vistas por el Gobierno”, señala Martha. “Estos cinco años de lucha han sido muy frustrantes y cansados, porque nosotras las madres siempre hemos esperado justicia, pero ha tomado mucho tiempo”, continúa Martha, quien, pese a las dificultades, también destaca la unidad y la resiliencia de las Madres de Abril.
“Las madres estamos unidas en una sola voz. Seguiremos hasta lograr nuestro objetivo, que es alcanzar la justicia para nuestros hijos”, concluye.