25 de diciembre 2023
El recorrido hacia el “El Infiernillo” del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez Lagos, inició el cuatro de agosto de 2022. Ese día la Policía lo encerró arbitrariamente en el Palacio Episcopal junto a un grupo de sacerdotes y laicos. Quince días después lo trasladaron de Matagalpa a Managua bajo casa por cárcel de facto. Y 508 días después, en este día de Navidad, lo mantienen aislado en una celda oscura, insalubre, sin ventilación, un verdadero infierno.
Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, es una de las voces pastorales y proféticas que más se ha escuchado dentro y fuera de Nicaragua en los últimos años, y ahora es uno de los 91 presos políticos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que sigue encarcelando a ciudadanos y opositores nicaragüenses bajo acusaciones con delitos fabricados. El arresto del obispo es otro intento de la dictadura por silenciar las voces que claman justicia ante la represión que ejerce en Nicaragua.
Si bien en 2022, la Policía orteguista persiguió al obispo Álvarez hasta privarlo de su libertad, en 2023 el régimen ha pretendido sin éxito que monseñor acepte el destierro. Sus intentos se han estrellado contra la férrea convicción del religioso de no irse de su patria, porque no ha cometido ningún delito.
El nueve de febrero de 2023, luego de rehusarse a aceptar la orden de destierro a Estados Unidos impuesta por el régimen 222 presos políticos, fue sacado del arresto domiciliario y trasladado a las celdas de máxima seguridad de la cárcel La Modelo, conocidas como El Infiernillo. Al día siguiente, la jueza Nadia Tardencilla Rodríguez, del Tribunal Segundo Distrito de Juicio en Managua, lo condenó a 26 años y cuatro meses de prisión en un proceso considerado por expertos como una “acción delictiva”.
Un segundo intento del régimen para desterrar a monseñor Álvarez ocurrió la primera semana de julio, esta vez a través de “contactos” que establecieron con el Vaticano. Pero el obispo no aceptó los términos impuestos para su destierro y fue regresado a su celda en “El Infiernillo” la mañana del miércoles 5 de julio.
Una fuente vinculada a la Iglesia dijo entonces que “la única circunstancia en la que monseñor Álvarez aceptaría irse al exilio es si el papa Francisco se lo pide o se lo ordena, y eso no ocurrió antes, ni tampoco ha ocurrido en las pláticas que llevaron a cabo con un representante diplomático del Vaticano”.
Así es “El Infiernillo” donde está el obispo
Monseñor Rolando José Álvarez Lagos, de 57 años, cumple este 25 de diciembre de 2023, 319 días en las celdas de “El Infiernillo”, como se le conoce a la Galería 300 del Sistema Penitenciario Nacional Jorge Navarro. Ahí las cucarachas recorren hasta el último rincón. Emergen por la tubería de un lavamanos en mal estado y se esparcen por todo el lugar, recuerda Yubrank Suazo, quien estuvo encarcelado en ese lugar. El líder universitario fue preso político de la dictadura orteguista en dos ocasiones, primero en 2018 y luego en 2022.
Suazo recuerda que la “falta de aseo” en aquella mazmorra es “terrible” y el calor se siente “como en el infierno”, debido a que las celdas de máxima seguridad de la Galería 300 no tienen ventilación, peor aún, en ese pabellón de “El Infiernillo”, un conjunto de 26 celdas destinadas para los presos que envían a castigo o aislamiento. El espacio apenas es de unos dos metros y medio de largo por dos metros de ancho. Ahí “el bochorno provoca mayor ansiedad, desesperación, ganas de salir corriendo”, describe.
Quienes han estado recluidos en la Galería 300, explican que esta consta de aproximadamente 150 celdas distribuidas en tres módulos. El módulo 3-1 es una construcción de una sola planta conocida como “El Infiernillo”, y es de total aislamiento. Ahí las celdas están habilitadas para dos personas, pero normalmente solo hay un reo que muchas veces está con grilletes en las manos y los pies. Los módulos 3-2 y 3-3 son edificios de dos plantas, también son celdas de máxima seguridad, pero ahí los reos están acompañados.
En estas celdas de máxima seguridad —inauguradas por el régimen en 2015— el espacio es reducido. La única puerta es de metal pesado, los camarotes son de concreto, son oscuras, insalubres, sin ventilación ni suficiente luz natural, y las personas que están ahí se encuentran expuestas a la humedad, el frío o el calor “de hasta 45° Celsius”, indica el informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN, por sus siglas en inglés) presentado en marzo pasado.
La única fuente de aire es una ventanita en la puerta de aproximadamente diez pulgadas de alto por cinco de ancho, sellada por una malla de metal; y otra de 15 centímetros de ancho por 15 centímetros de alto por la cual le pasan la comida a los reos.
“En el 80% de las celdas de la (Galería) 300 donde uno hace sus necesidades fisiológicas es en un hoyo, como una espera para inodoro”, advierte Suazo. Pero en "El Infiernillo", que es un área de total aislamiento, “pareciera que fue el primer edificio que se construyó”. Ahí las celdas cuentan con un lavamanos metálico y un retrete, que “viene siendo como los inodoros que están en las cárceles de los Estados Unidos” solo que “en completo mal estado”, comenta.
Otro preso político que estuvo recluido en “El Infiernillo”, donde se encuentra monseñor Álvarez, fue el líder estudiantil Kevin Solís, quien al igual que Suazo fue capturado en dos ocasiones, primero en 2018 y luego en 2020.
Lo primero que recuerda Solís es la oscuridad de la celda número 13. Ahí no hay bombillo eléctrico. La luz del sol no entra por la ventanita de la puerta, que da a un muro de concreto que tapaba completamente la luz natural. “No hay luz y el calor es de un carajo” comenta.
Solís pasó la mayor parte del tiempo en bóxer porque el “bochorno” de la celda hace “imposible estar con el uniforme azul de preso” y los carceleros “solo te permiten tener una botella de agua”. Situación que lo mantenía débil y completamente deshidratado.
Imágenes de monseñor en la cárcel
Pese al lugar sombrío e insalubre donde permanece recluido monseñor Álvarez, en dos ocasiones el régimen orteguista divulgó imágenes en las que aparece el obispo durante supuestas visitas familiares en prisión y siendo atendido por médicos de la cárcel. La primera vez fue el 25 marzo y la segunda fue la noche del martes 28 de noviembre, un día después que el obispo pasó su segundo cumpleaños en prisión.
El Ministerio de Gobernación aseguró en una nota de prensa que "las condiciones de reclusión (del obispo) son preferenciales y se cumple estrictamente con el régimen de consultas médicas, visitas familiares y recibimiento de paquetes". En las imágenes, se muestra un salón perfectamente decorado, con variedad de alimentos, a pesar de que el obispo Rolando Álvarez en realidad está confinado a una celda de máxima seguridad
Presos políticos excarcelados confirmaron a CONFIDENCIAL que la supuesta celda "preferencial" en la que el Ministerio de Gobernación exhibió al obispo de Matagalpa, es en realidad una sala de visitas para presos extranjeros o visitas especiales en la cárcel La Modelo.
El expreso político, John Cerna, asegura que las supuestas comodidades que el Migob atribuye al obispo son una falacia, puesto que en La Modelo "ni sillas hay". Agrega que los reos se sientan "en bancas de concreto".
Cerna también señala que todas esas supuestas comodidades no se parecen en nada al horrible calabozo en que el jerarca católico permanece recluido desde febrero de 2022. "A él lo sacaron de su celda a esta sala porque ahí tienen todo arreglado, hay cortinas, plantas, cosas que no se ven en La Modelo", agregó.
Otro expreso político que solicitó anonimato indicó que la sala de visitas donde el Migob exhibió al obispo, es usada principalmente "para recibir a los familiares de los extranjeros que se encuentran recluido en la Galería 300, a funcionarios de embajadas que llegan a visitar a los detenidos de sus países y a familiares de algunos presos que por algún motivo son de su confianza".
Para el expreso político, las 34 fotos y el video divulgado por el Migob son parte de "un montaje para demostrar otra cara del infierno que ahí (en La Modelo) se vive". Reclama "¿por qué en las fotografías no muestran la cama o el inodoro?, porque no existen".