27 de junio 2021
SAN JOSÉ, COSTA RICA.- En la avenida central de San Pedro, uno de los barrios más concurridos y céntricos de San José, la capital de Costa Rica, se encuentra “La Fama”, una barbería dirigida por cuatro nicaragüenses migrantes.
A pesar de la crisis sanitaria por la covid-19, Michaell Fonseca, Óscar Martínez, Marlon Mendoza y José Vásquez decidieron emprender en julio de 2020 su propia barbería en busca de mayor estabilidad económica.
Salieron de Nicaragua en diferentes momentos y por distintas razones: por la situación económica del país, por la falta de oportunidades laborales y por la crisis sociopolítica que el país enfrenta desde 2018. Los cuatro cruzaron a Costa Rica en busca de un trabajo que les permitiera empezar una nueva vida.
Tres de ellos eran barberos en Nicaragua, pero el salario que el negocio les dejaba era muy poco para resolver sus necesidades básicas. José Vásquez creció en un barrio de Managua de escasos recursos, donde trataba de subsistir con su barbería, “Ganaba muy poco, cuando me salió la oportunidad de venirme para acá lo hice de inmediato”, recuerda.
Óscar Martínez llegó hace más de seis años para experimentar en el negocio. Tenía amistades que trabajaban en barberías en Costa Rica y comparaba los salarios, que suelen ser el doble, así que decidió quedarse.
En cambio, Marlon Mendoza no era barbero. Cuenta que iba y venía como turista a Costa Rica y en sus estadías ayudaba en la barbería de su hermano en la provincia de Cartago. “A veces limpiaba o le ayudaba a recoger las cosas, un día me dijo que por qué no aprendía y así comencé de barbero”, relata.
Michael Fonseca es quien emigró más recientemente. Salió de Nicaragua hace casi tres años por la inseguridad que se vive en el país. “Lo único que traje fue mi máquina para cortar cabello, mi ropa y mis ganas de salir adelante”, recuerda.
Unidos por el oficio y las ganas de salir adelante
Los cuatro nicas se conocieron gracias al oficio, unos desde Nicaragua y otros en la barbería donde laboraban antes de emprender. Pasaron de ser compañeros de trabajo a formar una camaradería que les ayudaba a motivarse entre sí.
José Vásquez cuenta que de sus compañeros aprendió a mejorar la técnica del corte y el estilo. “Yo miraba sus trabajos y los admiraba, no sabía que eran nicas. Cuando me di cuenta que también eran de allá, me alegré”, relata.
Por muchos años, trabajaron como empleados en una barbería y experimentaron irregularidades laborales. Había un problema con el pago, o se los atrasaban o les pagaban menos de la cantidad convenida.
Estas son situaciones comunes que viven los migrantes, en especial si no cuentan con una condición migratoria regular. “Yo me puse como primer objetivo sacar mi residencia”, cuenta Óscar Martínez. Sabe que en trabajos informales “los patrones se aprovechan de esa condición y pagan lo que quieren”.
Ahora, los cuatro cuentan con estatus migratorio regular. Esta condición les abrió muchas puertas que han sabido aprovechar. “Nosotros decidimos renunciar y emprender nuestra propia barbería para seguir ofreciendo nuestros servicios con calidad y no tener esa parte incómoda”, relata Marlon Mendoza.
Emprendiendo en medio de pandemia
Aunque para muchos la crisis sanitaria de covid-19 ha sido una etapa dura por el gran impacto en la economía, para estos cuatro nicaragüenses fue “la prueba de fuego” para su emprendimiento.
“Si resistíamos era porque nos iba a ir bien y si no, pues no se perdía nada, no nos íbamos a quedar con las ganas de intentarlo”, comenta Óscar Martínez, a quien le otorgaron el crédito para poner el negocio.
Los nicas también juntaron sus ahorros, herramientas y esfuerzos para inaugurar su barbería. Buscaron un buen local y gracias a su buen trabajo y fama abrieron con más entusiasmo que miedo. “Gracias a Dios, los clientes que siempre nos visitan han sido buenos. El punto la gente lo quiere, se siente familiarizada con nosotros”, destaca Michaell Fonseca.
A pesar de que la apertura fue en medio de la pandemia y de los cierres de negocios y constantes restricciones de movilidad que el Gobierno costarricense dictó para bajar los contagios, el resultado ha sido satisfactorio. “Nos ha ido mejor aquí en este tiempo que todo los años que estuvimos trabajando en la barbería pasada”, celebra Fonseca.
Luego de tanto trabajo y sacrificio, estos cuatro nicas han logrado “La Fama” en Costa Rica ofreciendo buen precio, servicio y atención a su diversa clientela. Sus metas y responsabilidades crecen junto con el negocio.
Ahora no solo deben de velar por sus salarios, sino también tomar en cuenta los diferentes pagos y cumplir con las regulaciones que Costa Rica establece para cualquier empresa. “Nosotros tenemos que responder a Hacienda, pagamos seguros y estamos viviendo como un costarricense más, con todos los impuestos, y tratamos de mantener ese equilibrio para ser buen ciudadano”, explica Fonseca.
Estos nicas emprendedores en Costa Rica sueñan con seguir creciendo. No solo quieren ser una barbería de renombre en Costa Rica fundada por migrantes, sino también un espacio de aprendizaje y oficio para aquel que lo necesite. “Dios primero podamos expandirnos, expandir la idea del servicio e incluir una sección donde podamos darle entrenamiento a personas que quieran aprender el oficio, sean de aquí o sean de allá”,
Mientras tanto siguen dedicados a su emprendimiento, trabajando sin parar, atendiendo a uno tras otro cliente que se sienta para recibir un corte de cabello o de barba con el sello de los nicas de "La Fama".