17 de marzo 2020
En 2014, cuando Justo Pastor Urbina fue nombrado comisionado general de la Policía, todavía figuraba como vicepresidente de la Federación de Karate. El karate ha sido una pasión de Urbina. Alcanzó el Cuarto Dan, un nivel que se obtiene tras, al menos, doce años de practicar ese deporte. Quienes conocieron a Urbina en la década del ochenta recuerdan a un vigoroso karateka que, dada su experiencia, se convirtió en entrenador de algunas personalidades revolucionarias. Urbina impartía las clases en unas instalaciones ubicadas en Carretera a Masaya. El oficial se integró a la Seguridad Personal Sandinista y estaba bajo las órdenes de Manuel Rivas Vallecillo, un operador íntimo del comandante Ortega.
Aunque durante los primeros años de la revolución no le fue asignada la escolta de ningún comandante de la revolución, Justo Pastor Urbina logró dar protección personal al mismo Daniel Ortega a mediados de los ochenta. El acercamiento al caudillo sandinista ocurrió gracias a su exesposa Elizabeth del Carmen Rodríguez, quien en la actualidad es comisionada mayor y subdirectora general del área de gestión de la Policía.
Rodríguez era escolta de Zoilamérica Ortega Murillo, y luego, en El Carmen (residencia y despacho de Ortega), fue la encargada de seguridad de todos los hijos de la actual pareja presidencial. La cercanía de Rodríguez con los Ortega-Murillo permitió a Urbina ganarse la confianza de la familia, según una fuente policial que conoce a la expareja.
“Elizabeth Rodríguez era una persona de bastante confianza de la pareja. Luego Justo Pastor Urbina empezó a trabajar más cercanamente con Daniel (Ortega), y a veces fungía como el doble de Daniel por su estatura y parecido físico. A veces al que veías pasar en carro no era Daniel, sino Justo Pastor”, comentó la fuente policial.
Zoilamérica confirmó a CONFIDENCIAL que ella tuvo cercanía con la pareja de policías: “Elizabeth Rodríguez me acompañaba a los viajes al extranjero a los que me mandaba Daniel Ortega para aislarme en el exterior. Justo Pastor Urbina se involucraba en el equipo de seguridad en los cortes de café a los que yo iba. Fueron cercanos. Ellos sabían muy bien del abuso”, enfatizó Zoilamérica, en referencia al abuso sexual cometido en su contra por su padrastro, y que ella denunció en 1998.
Según las fuentes policiales, Urbina era un tipo diestro en karate, pero no era un oficial que solía estar alrededor de la personalidad escoltando, sino “un oficial más de contrainteligencia”.
El ascenso a comisionado general de Justo Pastor Urbina
“Entre 1988 y 1989, el cargo de Elizabeth Rodríguez derivó en una especie de ama de llaves de El Carmen, pero con múltiples funciones. Ambos permanecieron en la casa (El Carmen)”, relató Zoilamérica. “De repente, ambos fueron sacados de la casa y los enviaron a la Policía, dada la confianza que les tenían. De allí empezaron a escalar”.
La comisionada mayor Rodríguez llegó a reemplazar en el cargo de subdirector de gestiones al comisionado general Jimmy Javier Maynard, en 2014. Mientras que el comisionado Urbina pasó por la DOEP, primero como jefe de compañía, movilizado en Jinotega. Luego, en 2009, fue ascendido de segundo jefe a titular de esa dirección. Y en 2014, el comisionado Urbina, junto con otros cinco oficiales, más fueron ascendidos por Daniel Ortega a comisionados generales, en ocasión del 35 aniversario de la Policía Nacional.
El comisionado Urbina consolidó su espacio en la Policía de mano del comisionado general Róger Ramírez Guzmán, exjefe de la Delegación Policial de Managua, y quien ejerció el mando real en la estructura policial hasta 2016, cuando fue enviado al Ministerio de Gobernación como viceministro. Ramírez ejercía el control de la institución por encima de la exjefa policial Aminta Granera. Pero los dictadores Ortega y Murillo decidieron apartar a Ramírez para subirle las “acciones” al comisionado general Francisco Díaz, y así sacar de circulación a Granera, como al fin sucedió.
“Ramírez secundaba a Urbina. Cuando Aminta Granera no estaba, Ramírez quedaba como director por ley. En uno de los viajes de ella al extranjero, Ramírez y Urbina aprovecharon y le dieron golpe de Estado al segundo jefe de la DOEP para nombrarlo a él (Urbina)”, describió la fuente policial.
Ya como jefe de la DOEP, el comisionado general Urbina enfatizó su mando desde abril de 2018, recrudeciendo la brutalidad de esta dirección. Aparte de disparar fusiles de guerra durante 2018, los antimotines actuaban de manera coordinada con los grupos paramilitares. La incursión de las fuerzas especiales en la ciudad de Masaya, con rifles de asalto, en 2018, fue ampliamente documentada por ciudadanos y organismos de derechos humanos.
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“La presencia de las unidades especiales de la DOEP en todo el territorio y su protagonismo en los hechos confirma la interacción entre los mandos nacionales y locales para diseñar y llevar a cabo las acciones de represión”, denunció el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), en su informe final que señala los crímenes de lesa humanidad de la dictadura.
“En algunos casos, funcionarios de alto rango han estado presentes en las acciones (…) Las acciones de represión desarrolladas requirieron, entonces, de la coordinación entre la Jefatura Nacional, la jefatura de las unidades especializadas de la DOEP y las jefaturas de las distintas delegaciones departamentales y regionales”, agregó el organismo, expulsado por Ortega antes de la presentación de su informe final en diciembre de 2018.
En 2019 —un año en el que el régimen reafirmó el estado policíaco y la impunidad— las fuerzas especiales han vapuleado a excarcelados políticos, líderes opositores, familiares de víctimas de la represión, e incluso irrumpido en templos católicos, centros comerciales y propiedades privadas sin órdenes judiciales. La actuación más reciente del comisionado general Urbina ocurrió este ocho de marzo, cuando feministas conmemoraban el Día Internacional de la mujer. Urbina comandó las tropas que secuestraron durante horas a las feministas en la sede del movimiento La Corriente, para impedir que marcharan.
*Junto a este artículo también se ha publicado el perfil del comisionado general Luis Pérez Olivas, director Auxilio Judicial, también sancionado por Estados Unidos. Ambos jefes son figuras clave en la primera línea de la represión policial de Daniel Ortega en Nicaragua. Te invitamos a leer estos dos contenidos relacionados: