19 de marzo 2023
El joven universitario John Cerna, conocido bajo el seudónimo “El Tigrillo”, permaneció más de 800 días recluido en una celda de máxima seguridad en la cárcel La Modelo, tras ser capturado por la Policía de la dictadura el 28 de febrero de 2020.
“No nos interrogaban, pero nos sacaban a golpizas”, dijo el joven excarcelado político en una entrevista a Esta Noche y CONFIDENCIAL.
Cerna, expulsado de su carrera universitaria y condenado a doce años de prisión por el supuesto de delito de “tráfico ilegal de drogas”, relató las condiciones de tortura de los presos políticos en las cárceles de la dictadura.
“No teníamos acceso a medicamentos, ni a productos de aseo personal”, denunció el joven desterrado a Estados Unidos el pasado 9 de febrero junto con otros 221 reos de conciencia del régimen.
Subrayó la importancia de incluir a los jóvenes en los espacios políticos de oposición, para lograr un verdadero cambio en el país. “Deben darnos a los jóvenes el espacio que nos merecemos”, expresó.
El pasado 9 de marzo, Cerna publicó una carta de agradecimiento a quienes demandaron su libertad durante los más de dos años que permaneció detenido.
Permaneciste 1075 días como preso político de la dictadura tras ser capturado el 28 de febrero de 2020 por la Policía en Managua. ¿Esperabas esa detención?
Sí. La esperaba como resultado de haber participado en las protestas desde el 2018. En mi caso, me tocó vivir el ataque de la Divina Misericordia, el 13 de julio de ese mismo año. El 25 de agosto del 2018, giraron una orden en mi contra. El resultado inmediato fue mi expulsión de la universidad, pero lo que no prescribió fue la acusación de parte de la policía.
¿Sospechabas que estabas siendo objeto de vigilancia por parte del régimen desde antes de tu detención?
Por supuesto. Yo había ingresado a estudiar nuevamente en la Universidad Centroamericana Americana y la Policía utilizaba a jóvenes para poder investigarnos y seguirnos. De tal modo que días antes, había sido capturado Kevin Solís debido a un incidente en el interior de la universidad. Por ende, era inminente nuestra captura, y finalmente se consumó el 28 de febrero por medio de un “operativo de inteligencia” según ellos. Su orden era “vivo, muerto o como lo encuentren”.
¿Te dijeron por qué te estaban deteniendo? ¿Te dijeron de qué te estaban acusando?
En ningún momento. El 28 de febrero me llevaron a Medicina Legal y me pusieron un papel que decía que “yo me golpeé y resbalé en el transcurso de la detención”. Tenía tres costillas fracturadas [producto de la fuerza empleada para detenerlo]. Al día siguiente me llevaron a los juzgados y me acusaron de tráfico de drogas.
¿Cuáles fueron las pruebas que presentaron en tu contra durante el simulacro de juicio?
El mismo día que me capturan, ocupan mi mochila, en la cual llevaba mi computadora y documentos del trabajo, le sacaron todo. Estando en El Chipote me sacan dentro de la misma mochila los paquetes con cinta color gris con un peso de al menos tres libras de marihuana y una bolsa con 100 gramos de cocaína. Durante el simulacro de juicio fue igual. Llevaron unas formas donde supuestamente había estado detenido en el Distrito I y el Distrito III, y nunca fue así. Cuando llegan a declarar, hubo discrepancias, incluso con la persona encargada de hacer las pruebas de toxicología. Básicamente era acusarme de algo con lo que ellos me podrían retener sin ninguna excusa. Ese proceso termina en una sentencia absurda.
Tras 200 días encarcelado en La Modelo, fuiste trasladado a una celda de máxima seguridad en la que permaneciste hasta el día de tu excarcelación. ¿Cómo fueron para vos esos 875 días en El Infiernillo?
Es necesario mencionar que en los días que permanecía que La Modelo sufrí parotiditis, que es lo que llaman “topa” o la inflamación de las glándulas parótidas en el cuello. No tuve acceso a medicamentos, no me daban consulta médica. Mi mamá y mi novia llevaban una farmacia entera y nunca me la entregaron. En marzo de ese año fue declarado el primer caso de covid-19 en Nicaragua. Entonces, era estar preso durante una pandemia, en condiciones de hacinamiento nocivo, porque tenía antecedente de daño pulmonar. En junio de ese año contacté a Carlos Dada de El Faro y le propongo llevar a cabo una carta en la cual plantearía la situación de los presos políticos, y esa fue la principal razón por la cual me llevaron a máxima seguridad. El primer día en máxima seguridad fui engrilletado, me guindaron de los tobillos y de las muñecas, perdí la movilidad en mi pierna derecha al perder la circulación. Teníamos que almacenar el agua, porque no llegaba. La famosa “chupeta” era puras piedras. Estaba perdiendo hueso en las encías. Si bien no nos sacaban a interrogatorios, sí nos interrogaban con los otros presos, y luego nos sacaban a las golpizas, a amarrarnos a una banca de pies y manos.
Lea: Desde una prisión de Daniel Ortega
Eras estudiante del quinto año de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Ingeniería en 2018, cuando estallaron las protestas estudiantiles. Por unirte a las manifestaciones fuiste expulsado, al igual que otros jóvenes. ¿Dónde están ahora los jóvenes universitarios que encendieron la llama de la protesta nacional?
Nunca nos hemos ido, seguimos entre ustedes, pero no se reduce a mi persona, sino que a cada uno de los jóvenes que aún estando en el exilio, aún los que perdieron la vida, están en el corazón de nuestro país. Sin embargo, están con ese ánimo de todavía recuperar esa razón por la cual empezamos. El rol de ellos para tener un mejor país es prepararse. No importa qué tan lejos estemos, nunca nos van a quitar ese sentido de pertenencia, ese sentido de amor, porque las franjas azul y blanco han calado en nuestro corazón y eso nos permite recordarnos día a día, el trabajo que tenemos que hacer para que un día podamos tener esa Nicaragua que seguimos soñando.
En junio de 2020, se publicó en CONFIDENCIAL una carta que escribiste desde la cárcel y que se titula: “Desde una prisión de Daniel Ortega”, en la cual denuncias que los presos políticos “no somos la moneda de cambio por la absolución de crímenes de lesa humanidad”. ¿Cuáles son tus demandas como estudiante, joven, y excarcelado político del régimen?
Como estudiante mi demanda es una autonomía universitaria real. La ley del 6 por ciento ahora es solo una excusa por donde ellos obtuvieron recursos desde 1998. Parte de mis exigencias como joven es que nos den el lugar que nos merecemos, porque realmente requerimos ese espacio donde dejen de pretender utilizarnos solo para ser una imagen, algo bonito en la pantalla mediática, sino que realmente nos den esa oportunidad, que nos hemos ganado, de ser partícipes de cada uno de los espacios.
¿Cómo valoras el futuro de la oposición y el movimiento pro democracia en Nicaragua?
El futuro para Nicaragua sigue estando en nuestras manos, no en las manos de Ortega y Murillo, porque ellos siguen teniendo miedo, incluso de un solo hombre. Su nombre es Rolando Álvarez, que en noviembre de 2021 dijo: “Cristo nos levantó, nos liberó, y del mismo modo, nos podrán quitar la libertad física, pero nunca la libertad espiritual”.
¿Crees que es posible lograr una unidad entre los distintos actores de la oposición para llevar a cabo una estrategia que permita hacerle frente a la dictadura?
Sí creo que es posible, por mínima que sea la probabilidad, pero es necesario que dejen a un lado intereses que han habido anteriormente y que siguen habiendo. Entonces, es necesario la unificación de todos los sectores y que seamos partícipes de este proceso.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
Un día será de día, y para mí fue de día el 8 de febrero, cuando por la noche me sacaron de esa celda de máxima seguridad, y empezó para mí un nuevo camino, donde un haz de luz entró por la puerta y me está dando la oportunidad de seguirme preparando, de apoyar a los míos, trabajar por mi familia, por mis amigos, por nuestra nación. Estoy seguro de que volveremos a nuestro país, no importa que tan lejos estemos.