9 de agosto 2020
El jefe del nicaragüense Eleazar Blandón Herrera, muerto de un golpe de calor en España, negó en un principio conocer al migrante nica, luego de dejarlo abandonado en las puertas de un centro de salud en Murcia, al sur de España. Esta era la primera vez que el connacional trabajaba con este empresario ecuatoriano, identificado únicamente como ‘Pedro’.
Publicaciones de medios españoles y la agencia Efe señalan que el empleador, en una primera declaración ante unos agentes de la Guardia Civil, aseguró que viajaba en su furgoneta, con otros dos trabajadores, cuando “encontró en la cuneta a una persona” y la llevó a un centro de salud en la localidad de Lorca. El nicaragüense luego fue trasladado a un hospital, adonde llegó sin pulso y en parada cardiorrespiratoria, según el parte médico.
Fuentes de la investigación explicaron a Efe que el Blandón fue sometido durante cuarenta minutos a un masaje cardíaco, aunque sin resultado positivo. El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Murcia para practicarle la autopsia. El Instituto de Toxicología de Madrid estudiará también muestras del cadáver para determinar si el nicaragüense padecía alguna patología previa que hubiera podido contribuir a su deceso.
Ecuatoriano se desdice
Tras sus primeras declaraciones, el empresario ecuatoriano, de 50 años, se desdijo y admitió ante los agentes que el fallecido, por el que volvió al centro de salud para interesarse por su estado, era un trabajador suyo que llevaba con él dos o tres días y al que no había dado aún de alta en la Seguridad Social.
Tomás Ballesteros, abogado del empleador, argumentó que las primeras declaraciones de su defendido “fue un lapsus”. “Él reconoció que era su trabajador y eso es lo que consta. Una cosa es como empieza la frase y otra como se termina”, recoge una publicación del diario El País.
El Juzgado de Instrucción, que dirige las investigaciones del caso, decretó el lunes pasado la puesta en libertad sin fianza del ecuatoriano, con la sola obligación de personarse en las dependencias del mismo cuantas veces sea llamado y de comunicar puntualmente sus cambios de domicilio.
No conocen a empresario
Ana Blandón, hermana de Eleazar y también migrante en España, dijo a CONFIDENCIAL que “no conoce” al empresario ecuatoriano, pues era la primera vez que Eleazar trabajaba para él.
“Mi hermano vivía aquí en Almería, conmigo. Luego me dijo que en Lorca estaban dando trabajo en el campo, y se fue”, relató Ana. Eleazar inició a laboral en una plantación de sandías.
La hermana ha relatado a medios españoles que Eleazar un día la llamó llorando y le contó las penurias que pasaba. “‘Aquí a uno le humillan’, me dijo. ‘Me llaman burro, me gritan, me dicen que soy lento. Te tiran el polvo en la cara cuando estás agachado. No estoy acostumbrado a que me traten así’”.
Investigadores españoles han hablado con compañeros de trabajo de Blandón, uno de los cuales indicó que por la mañana —del 01 de agosto, día del fallecimiento— habían hecho un descanso para un bocadillo y que en ese momento el nicaragüense se encontraba normal. Sin embargo, cuatro horas después, lo encontró muy mal, hasta el punto de que tuvo que sostenerlo para evitar que cayera al suelo, ya que sufrió un desvanecimiento.
“Las condiciones en las que se estaba desempeñando esa actividad eran deplorables. Su jornada se extendió desde las siete de la mañana hasta las 14 horas (dos de la tarde) y luego se prolongó en la recolección de melones en una finca adyacente hasta largas horas de la tarde a una temperatura de 44 grados sin ningún tipo de protección. Y el trabajador murió por estrés térmico”, explicó la ministra española de Trabajo, Yolanda Díaz.
Posible demanda
La Inspección Laboral ha abierto expedientes sobre las condiciones de trabajo de los jornaleros que estaban en esa finca, tras apreciar “bastantes” indicios de que vulneraban la legislación “y los Derechos Humanos”.
El diario El País adelantó que, según fuentes conocedoras del proceso, se está examinando a la empresa del ecuatoriano, Plantaciones del Sureste, y la situación de los 40 trabajadores que constan dados de alta y de otro que estaba empleado de forma irregular el día del suceso.
La información del diario español, escrita por la periodista María Martín, reveló que el migrante nica trabajaba en una finca propiedad de la empresa Ros Esparragal, cuyo representante legal, el despacho ad&law, ha señalado que “su cliente fue llamado como testigo y que ha colaborado en todo momento con la investigación”, y que es la compañía del ecuatoriano quien “debe responder por las circunstancias de sus empleados”.
Ana Blandón indicó a CONFIDENCIAL que todavía no sabe si demandarán o no al empresario ecuatoriano. “Voy un paso a la vez, no puedo con todo; primero la repatriación, luego decidiremos de eso (demanda)”.
El abogado del empleador ha reconocido que existe una violación a la legislación laboral. “Estaba sin asegurar, punto y se acabó. Es una infracción administrativa no haberle dado de alta el miércoles, el jueves y el sábado, los tres días en los que empleó”, aceptó Ballesteros, para quien su cliente “no pensó que (Eleazar) de un mareo se fuera a morir”.