2 de diciembre 2020
El hacinamiento en los albergues y la ausencia de medidas de higiene en los barrios, tras el impacto de los huracanes Eta y Iota, han aumentado el riesgo de un rebrote de covid-19 en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN), advirtió la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, para esta población empobrecida, la pandemia es la menor de sus preocupaciones después de haber perdido todo sus bienes en apenas dos semanas.
En el barrio El Muelle, de Bilwi, todas las casas de madera fueron destruidas por ambos huracanes y las escasas construcciones de concreto que permanecen en pie ahora albergan a decenas vecinos de la zona. En uno de estos albergues improvisados se encuentra María Williams junto a sus seis hijos, ahí todos duermen en el piso, nadie usa mascarilla y “no tenemos agua ni para tomar”, responde al ser consultada sobre las medidas de higiene frente a la covid-19.
La situación en los albergues es una pincelada de lo que se vive en toda la región. Un taxista que llamaremos “Carlos” relata que en sus recorridos por el casco urbano de Bilwi ha percibido que quienes usan mascarilla son “los que vienen de Managua”. Para él, la covid-19 es una enfermedad “de otros lados (lugares)” y cuenta que en esa zona de Nicaragua la enfermedad más temida es la malaria.
Limbord Bucardo, del Movimiento Pri Laka de Bilwi, explica que —inclusive— antes que los huracanes destruyeran el litoral Caribe, la población costeña había “perdido el temor” a contagiarse de covid-19.
“Aquí (en Bilwi) no se escucha mucho del covid”, dice Bucardo. “La gente ha dejado de usar mascarilla, el lavado de manos ha bajado la intensidad, pero en su momento (en abril y en mayo) cuando nosotros íbamos a las comunidades (en su mayoría indígenas) la gente no quería acercarse a nosotros. Nos decían: ‘ustedes vienen de la ciudad, ustedes traen covid’ y peor si nos miraban con la mascarilla, decían que ‘llevábamos covid porque andábamos la mascarilla’”, subraya Bucardo.
Rebrote podría darse en un corto plazo
El epidemiólogo, Rafael Amador, advierte que el rebrote de covid-19 se puede dar en el corto plazo, tomando en cuenta “el comportamiento social que se ha dado en Nicaragua hacia el relajamiento e irresponsabilidad frente al virus”; pero además por emergencias como las provocadas tras el paso de los huracanes Eta y Iota.
“Pudimos ver muchas imágenes en las que se evidencia que muchas personas fueron trasladadas a refugios sin tomar medidas de distanciamiento social, sin usar mascarillas y tampoco tienen acceso a agua”, resalta el experto.
Para Amador es entendible “que cuando salieron corriendo de sus casas no pensaron en sacar sus mascarillas porque pensaban en preservar sus vidas, pero es importante que se cuiden porque el covid-19 tampoco perdona”.
“Es importante que el Gobierno les apoye y tome en cuenta las medidas de prevención de estas personas que quedaron más vulnerables a la pandemia de covid-19, pero también a otras enfermedades como la malaria y el dengue”, señala.
También el doctor Ciro Ugarte, director del Departamento de Emergencias en Salud de la OPS, indicó durante una sesión informativa regional que la emergencia sanitaria causada por los huracanes Eta y Iota combinada con la pandemia de la covid-19 “tiene un impacto directo” sobre la salud de la población afectada.
La posibilidad de un aumento de la transmisión del coronavirus en los albergues “es un tema de extrema importancia”, enfatizó Ugarte. Las medidas de prevención que se implementaron con anterioridad a la temporada de huracanes “son las que se están activando en este momento… en ese sentido las medidas de uso de mascarillas, distanciamiento físico, higiene de manos y el control rutinario de la salud de las personas es muy necesario”, subrayó.
La covid-19 en territorios miskitos
En las comunidades del territorio miskito, que Bucardo solía visitar, la información sobre la pandemia fue escasa, la gente se enteró del coronavirus a través de la radio y los mensajes no llegaban en su lengua materna, por lo que “hubo gente que murió, que tenía todos los síntomas… pero no hay un registro”, destaca Bucardo.
Solo en la zona de Waspam, el líder territorial Welcome Raymundo relata que, en los primeros meses de la pandemia, diez personas fallecieron con síntomas similares a la covid-19, pero nunca se les hizo una prueba de coronavirus. Además, que la población indígena prefiere tratarse con medicina natural.
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De acuerdo con Raymundo, a la gente de las comunidades no les gusta visitar el hospital porque “dicen que cuando llegan al hospital pueden contagiarse más” y por las grandes distancias que tienen que recorrer para llegar hasta el hospital regional Nuevo Amanecer, ubicado en Bilwi.
Deborah Escobar, del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan), explica que esa organización llevó información sobre la covid-19, y asistencia humanitaria a 52 comunidades indígenas del territorio miskito, donde conocieron sobre algunas muertes sospechosas durante los meses de mayo, junio y julio, pero no podría determinar una cifra exacta.
Para hacerle frente a la pandemia las autoridades comunales “tuvieron que tomar sus medidas de autoprotección como tener su propia cuarentena”, señala Escobar. Ellos “no salían de la comunidad y tampoco permitían que alguien más entrara… también suspendieron las asambleas comunales y luego en las iglesias se abrió con el distanciamiento”, continuó.
La covid-19 en territorio mayangna
En los territorios mayangnas la información sobre la covid-19 también fue escasa, explica un poblador del territorio Sauni As al que llamaremos “Marcos”, quien solicitó anonimato por temor a ser despedido de su trabajo. El Ministerio de Salud (Minsa) no llegó a las comunidades a sensibilizar a la población sobre la pandemia, cuenta el ciudadano, pero tampoco conocieron de personas con síntomas del coronavirus.
Los puestos de salud en la reserva de Bosawas, donde se ubica el territorio mayangna, “no tienen condiciones como en los municipios, pero la gente hizo lo que pudo y no hubo muertes que lamentar”, enfatiza.
Aunque “Marcos” no conoce ninguna persona del territorio mayangna que haya fallecido con síntomas de covid-19, recuerda que un profesor de Bilwi, que era facilitador en la zona de Bosawas, murió en el hospital Nuevo Amanecer y una semana después habría fallecido su esposa.
Observatorio reporta aglomeraciones
El Observatorio Ciudadano COVID-19 advirtió que entre el 12 al 25 de noviembre se reportaron 41 irregularidades relacionadas a exposición de personas en aglomeraciones, atención inadecuada del Minsa, vulneración en centros privados de trabajo y respuesta inadecuada ante la emergencia del huracán Iota.
“Se reportó que en barrios costeros de Bilwi y comunidades indígenas, que fueron severamente afectados por los huracanes, no se utilizan mascarillas, hay hacinamiento, y no hay acceso de agua para el lavado de manos”, señalan.
Además piden al Gobierno “garantizar mascarillas y acceso urgente al agua” pero también los instan a “seguir protocolos de evacuación y de albergue que tomen en consideración la prevención de la pandemia”.
El Observatorio alertó recientemente sobre el riesgo al que están expuestas las comunidades en el Caribe Norte después del paso de Eta y Iota, por ello recomiendan que se implementen medidas urgentes como garantizar el acceso a agua segura, la distribución de alimentos, asegurar los servicios de atención primaria, realizar pruebas generalizadas para detección de covid-19 y el aislamiento de personas que den un resultado positivo.
Caribe Sur con aumento de casos
Hay varias zonas del país en las que ya existe un “repunte de casos de covid-19” como Chontales, Rivas y el Caribe Sur, y otras como las zonas afectadas por las lluvias de ambos huracanes, explica una integrante del Observatorio Ciudadano COVID-19, cuya política es mantener su identidad en anonimato, por el temor a represalias.
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Nora Newball, coordinadora del Gobierno Comunal Kriol de Bluefields, explicó que en las últimas semanas, previo a la llegada de los huracanes, ya se reportaba un incremento de casos de covid-19.
“Nos damos cuenta por los vecinos, familiares o los medios de comunicación independientes, como la radio La Costeñísima, porque el Gobierno guarda silencio sobre los casos”, explicó.
Newball detalló que muchas de las personas contagiadas prefieren atenderse en sus casas “incluso con medicina natural” antes que ir a los hospitales “porque tienen miedo de que los internen y morir”.
“En Laguna de Perlas una familia completa se contagió y se tuvo que quedar en casa por varias semanas, en Haulover que tengo familiares varios se contagiaron. Los comunitarios tienen miedo que los entuben en el hospital y no reportan que están contagiados”, admitió.