21 de julio 2018
La virulenta respuesta del presidente Daniel Ortega a los obispos de la Conferencia Episcopal, a quienes acusó de promover un “golpe de Estado” en su contra, fue porque la Iglesia “se atrevió” a pedirle que democratizara el país a través de una reingeniería del sistema político, que incluía el adelanto de las elecciones, afirmó Humberto Belli, exministro de educación y sociólogo, en el programa televisivo Esta Noche.
Ortega expresó durante el acto de celebración del 19 de julio, que los obispos “estaban comprometidos con los golpistas”, en referencia a la propuesta de la agenda del Diálogo Nacional que los religiosos le presentaron al caudillo sandinista, el siete de junio pasado en la Casa de los Pueblos.
“Ortega les dice golpistas, porque los obispos pidieron lo mismo que en el 2014 en una carta pastoral, que no respondió. Ese documento contenía dos peticiones: un gran diálogo nacional en el que participaran todos los sectores del país, y el inicio profundo a una reforma política electoral, para que en las elecciones de 2016 hubiera un proceso transparente y honesto, con nuevos miembros del Consejo Supremo Electoral (CSE) y con irrestricta observación nacional e internacional”, analizó Belli.
En junio de este año el Gobierno “acordó” con la Organización de Estados Americanos (OEA) un calendario para analizar una reforma al sistema electoral. De acuerdo con el cronograma, el proceso empezaría con una reunión para definir un plan operativo de actividades y concluiría en enero de 2019 con la entrega de una propuesta de reforma electoral. Esto al final no se concretó.
Belli aseguró que esta propuesta no cuajó porque el mandatario sandinista tuvo un proceso de radicalización. Primero dio a entender que estaba abierto al diálogo, y luego se empecinó en la represión. “Pensó que a punta de bala iba a someter al pueblo. No tiene ningún interés ni en adelantar ni permitir elecciones libres y transparente en el 2021”, expresó.
Para el sociólogo José Luis Rocha, Ortega apostó por una solución militar para “retomar” el control de la situación. Ahora siente que “aplastó” el movimiento, que no necesita el diálogo, tampoco de las buenas relaciones internacionales, por lo tanto hace caso omiso a su derrota aplastante en la OEA.
“Lanza un discurso triunfalista porque está pensando en la demolición de las barricadas y tranques, el aplastamiento del atrincheramiento de los estudiantes en la UNAN y Monimbó. Él ha querido que los miembros de la Alianza rompan el diálogo y se levanten y realmente, no sé hasta qué punto deberían hacerlo”, reflexionó.
Para Rocha la Alianza no actuó de la mejor manera cuando la Policía Nacional secuestró al líder campesino Medardo Mairena. Según el sociólogo esta era una oportunidad para convocar a un plantón grande para demandar su liberación o la opción para llamar a un paro total, como forma de presión.
Belli agregó que la Alianza no quiere cargar con el peso de ser quien rompa con el Diálogo, además están apostando que sea una salida cívica y la esperanza de un cambio. Coincidió con Rocha respecto a la inacción para convocar a un plantón para demandar la liberación de Medardo.
Viernes de exorcismo
Este viernes la Iglesia Católica convocó a la feligresía a que rezara la oración de exorcismo a San Miguel Arcángel y ofreciera un ayuno, en acto de desagravio por las profanaciones realizadas estos últimos meses contra Dios. El llamado fue hecho por la Conferencia Episcopal el pasado 14 de julio en una carta pastoral.
En el acto del 19 de julio, Ortega se refirió a la jornada de ayuno y oración de exorcismo: “Que exorcicen a los demonios que tienen ahí… que les digan que tenemos que restablecer la paz y estabilidad para que el país siga creciendo”.
Al respecto, Belli explicó que la comunidad cristiana de Nicaragua “creemos” que existen fuerzas espirituales que son expulsable y combatibles a través de medios espirituales. Aseguró que en Nicaragua hay una fuerte presencia satánica y esto ha influido en Daniel Ortega y Rosario Murillo y en muchos de sus miembros del Gobierno.
“Hay actuaciones de ellos dos que son de clara imprenta diabólica. Una de las características es la mentira sistemática, y Rosario Murillo vive diciendo que no hay paramilitares y fuerzas de choque, y eso es lo que nosotros vemos todos los días”, insistió Belli, quien agregó que la vicepresidenta “tiene elementos de brujería que son de clara inspiración diabólica”.
Sobre este tema Rocha explicó que a la pareja presidencial le gusta tener el manejo de la simbología religiosa, y que por eso le parece interesante que los obispos, que no han pasado hablando de esto en los meses que van de represión, realicen ahora este llamado a los cristianos.
“Esto es como un golpe de efecto en el lenguaje que le gusta usar a la pareja presidencial, esos términos de esa simbología religiosa hipercargada de elementos mágicos”, afirmó Rocha.
La ruptura con la Iglesia Católica es más evidente ahora que hace tres meses. Al inicio de la crisis el gobernante sandinista apoyó que los obispos fueran los mediadores del Diálogo Nacional. Ahora, su propuesta es atacarlos con balas y señalándolos de golpistas.
“En los años ochenta, nunca se llegó a esto. Ahora tenemos una confrontación constante y vemos que el discurso, de Daniel Ortega el 19 de julio, es la cereza en el pastel después de las palizas que le dieron a los obispos. En los ochenta hubo momento tirantes, pero no balaceras. No ataques frontales con balas”, recordó Rocha.
Belli agregó que en los ochenta no se llegó a ametrallar una Iglesia, o atacar físicamente. Ni en la época más dura del FSLN. “Están creando condiciones para fomentar odio hacia iglesia y el clero, han profanado iglesias. Están alimentando odio contra el clero en general”, expresó.
Para Rocha, el Gobierno está insistiendo con un anticlericalismo que no calza y que tampoco está menoscabando la confianza de la gente en la Iglesia Católica. “En algunos locos, cabezas calientes si puede tener efecto de hasta cometer un crimen, y si esto ocurre debemos responsabilizar a la pareja presidencial que están incentivando esas actitudes… pero esto no está minando la confianza de la gente en los obispos”, manifestó.
En apoyo con la Iglesia
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció la existencia de una "campaña de estigmatización" contra la Iglesia católica en Nicaragua y respaldó su labor en el diálogo nacional ante las crecientes críticas del Gobierno, que considera "golpistas" a los obispos.
"Hemos visto una campaña de estigmatización a los miembros de la Iglesia como actores imparciales en la conducción de la mesa de diálogo nacional", dijo el secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrão.
"Preservar el rol de la Iglesia es fundamental para generar las condiciones para la continuidad del diálogo, ellos son los actores clave porque son los mediadores de ese proceso, desprestigiarlos significaría enflaquecer la vía del diálogo", destacó.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua ha jugado un papel fundamental como mediadora en el diálogo nacional que busca poner fin a la violencia y que reúne al Ejecutivo y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que aglutina al sector privado, la sociedad civil, estudiantes y campesinos.
A mediados de julio, la CIDH y la Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) ya alertaron de que integrantes de la Iglesia católica estaban sufriendo ataques por su mediación en el diálogo y por proteger la integridad física de los manifestantes.
Al respecto, Abrão alabó la labor de la Iglesia y "la función que han cumplido de proteger la vida de las personas con sus propias vidas", mediando por ejemplo para poner fin a los ataques de policías y fuerzas paramilitares a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) y un templo cercano donde se refugiaron estudiantes.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) “condenó enérgicamente” los ataques contra los obispos católicos. “Este discurso agresivo de Ortega es parte de la campaña de odio y mentiras que preceden sus acciones con las cuales pretende desmantelar el diálogo nacional”.
De acuerdo al Cenidh, el discurso de Ortega es “sumamente peligroso” y constituye un atentado que pone en riesgo la vida física de los obispos, sacerdotes y la feligresía en general. “Al mismo tiempo incita al odio irracional de sus seguidores y grupos parapoliciales”, alega.
La Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR) respaldó a la Iglesia Católica de Nicaragua, que fue calificada como “golpista” por el presidente Ortega, y lamentó que tanto el Gobierno como grupos paramilitares se han “encarnizado” contra los sacerdotes católicos.
“Nos solidarizamos con la voz profética que la Iglesia, obispos, laicos y consagrados, ha dejado escuchar con claridad y determinación. Muchos cristianos comprometidos han sido víctimas de esta violencia, sistemática y absurda que solo pretende sembrar miedo, para que la injusticia y la represión sigan su curso”, expresaron en un comunicado.
Además insistieron en que debe cesar la represión contra la Iglesia “que busca la mediación para el cese de la violencia” y que “se ha convertido en objetivo de los ataques del gobierno y sus grupos paramilitares”.