8 de junio 2017
La negativa del Gobierno de Nicaragua a suscribir el Acuerdo de París sobre el cambio climático y el calentamiento global en diciembre 2015, ha generado un estado de aislamiento en el mundo diplomático y de las ONG internacionales que inciden en el debate sobre el medio ambiente. Irónicamente, a este selecto club de países aislacionistas al que también pertenece Siria, se ha sumado ahora el presidente de Estados Unidos Donald Trump.
El Acuerdo de París fue firmado por 195 países para lograr, a través de compromisos voluntarios de los países, una disminución en la emisión de gases de efecto invernadero y reducir así también el ascenso de la temperatura global a menos de dos grados anuales. El documento fue ratificado solo por 145 países de los 195 firmantes.
La autoexclusión de Nicaragua, ahora inhibe al Gobierno para acceder a fondos de por lo menos 100,000 millones de dólares que se está estableciendo para luchar contra los efectos el cambio climático. Esos fondos estarían disponibles en el 2020, pero nuestro país no tendría la autoridad “moral”, para poder solicitarlos tras su decisión, explicó el subdirector del Centro Humboldt, Víctor Campos en el programa Esta Noche.
Aunque el Acuerdo de París no prohíbe que un país que no ratificó solicite los recursos, Nicaragua asumió la posición de aislarse del resto del mundo, incluidos sus aliados como Cuba, Venezuela, y Ecuador, Bolivia, que sí suscribieron el Acuerdo y presentaron un plan para adaptarse al cambio climático.
La incongruencia del Gobierno
Campos, que estuvo presente en la cumbre de París en 2015, considera que la diplomacia de Ortega asumió esa posición porque buscaba ejercer “liderazgo internacional y el apoyo de Organizaciones no Gubernamentales”, y otros países del mundo. Sin embargo, el efecto que provocó fue todo lo contrario.
Adicionalmente, la posición gubernamental de defender “principios ambientalistas” a nivel internacional, carece de congruencia con su política doméstica. “Hay una enorme deuda ambiental”, explicó Campos. Primero, porque el despale sigue creciendo a un ritmo de seis por ciento anual y los esfuerzos para salvar Bosawás han sido insuficientes.
“Una de las mayores fuentes de gases de efecto invernadero es la degradación y pérdida de bosques”, resaltó el subdirector del centro Humboldt.
Salvador Montenegro, exdirector del Centro de Investigaciones de los Recursos Acuáticos, coincide en que la crítica de Nicaragua sobre la insuficiencia del Acuerdo de París está fundamentada correctamente, pero la decisión de oponerse es errónea, “por cuanto perdemos la oportunidad de aprovechar el concierto internacional”.
El Canal de Ortega
El Gobierno de Nicaragua prometió que construiría un Canal Interoceánico que acortaría las distancias recorridas por los barcos en el mundo y así también haría una contribución para reducir los gases de efecto invernadero.
Según Campos, el impacto del canal en el transporte sería “insignificante” en términos ambientales, y el megaproyecto más bien amenaza el lago Cocibolca. El argumento de que el Canal contribuirá a proteger el medio ambiente y el Lago Cocibolca “no es sostenible”, insistió.
El científico Salvador Montenegro considera que más bien faltan esfuerzos en Nicaragua para tratar de salvar el Lago Cocibolca, que podría servir para apagar la sed del país y para irrigación de cultivos.
Por ahora la preocupación debería estar dirigida a cambiar la imagen que el Gobierno proyectó ante el mundo de ser un país que se opone al Acuerdo de París y “no tener propuestas concretas”, sentenció Campos.
El papel de Trump
El ambientalista considera que sin importar las razones que Estados Unidos, Siria y Nicaragua puedan expresar, “lo cierto es que quedaron muy mal parados ante el resto del mundo”.
Solo Estados Unidos emite el 17.89 por ciento de los gases de efecto invernadero del mundo, mientras que China emite el 40 por ciento del total mundial.
Si Estados Unidos hubiese ratificado el acuerdo, para el año 2025 debería reducir en casi un 30 por ciento sus emisiones de gases de efecto invernadero comparado con el 2005.
La salida de Estados Unidos del acuerdo de París también significará un proceso largo para el presidente Donald Trump.
Campos mencionó que para que Estados Unidos pueda salir tardarán por lo menos cuatro años, que coincidirían con el fin del mandato del controversial mandatario norteamericano.
Eso también implicará que ante la salida de esa potencia mundial, otras podrían ocupar su espacio. Entre los nombres que se mencionan está China, considerada una de las naciones que más gases de efecto invernadero emiten en el mundo, y la Unión Europea.
Lo que todavía está por verse es quién llenará el espacio presupuestario que dejará Trump pues su aporte representa el 20 por ciento de los recursos de la Convención de París.
[destacado titulo="SOS por el recurso agua"]
- Despale, calentamiento global, y ausencia de regulación estatal por uso de suelos
El exdirector del Centro para la Investigación de los Recursos Acuáticos, Salvador Montenegro, advirtió que la situación en el país es mucho más dramática pues la cantidad de agua a la que cada nicaragüense tiene acceso se redujo en un 30 por ciento en los últimos 22 años.
Montenegro sostuvo su argumento con datos de la FAO que presentó ante la audiencia del programa Esta Noche.
“Hace 22 años cada nicaragüense tenía acceso nominal a unos 105 mil litros de agua por día. Más de 500 barriles diarios. El día de hoy son 74 mil litros”, explicó el científico.
Esta crisis se origina en el cambio climático pues esa cantidad de lluvia que cae en el país es menor debido a los efectos del calentamiento global.
Eso podría agravarse aún más si se toma en cuenta que la población nicaragüense va en aumento mientras que los recursos hídricos disminuyen. [/destacado]