9 de marzo 2020
En una tertulia en el programa televisivo Esta Semana, conversé con los poetas y escritores Gioconda Belli y Luis Rocha, sobre la vida y la obra de Ernesto Cardenal, fallecido el primero de marzo, y la persecución que mantiene en su contra el régimen Ortega-Murillo.
--¿Por qué lo persiguen, aún después de muerto, lo denigraron y desataron la violencia en catedral durante su misa de cuerpo presente?.
Gioconda Belli: “Ernesto es un hombre símbolo, y el símbolo es lo que querían destruir”.
Luis Rocha: “Es una obsesión. En Nicaragua (Ernesto Cardenal) no es lo conocido que se merece, pero sí es lo perseguido que no se merece”.
Este es un fragmento de la conversación.
¿Qué huella deja a Nicaragua, a la cultura nacional, la vida y la obra de Ernesto Cardenal?
Gioconda Belli: Ernesto tuvo un impacto muy grande dentro de la cultura nacional. Para mí es, después de Rubén Darío, el poeta que ha sobresalido más en el mundo, que deja esa persistencia de la poesía nicaragüense, la gran tradición de la poesía nicaragüense, fue el representante, después de Rubén Darío, más conocido.
Ernesto tiene una vinculación tan grande con la historia de Nicaragua, que es donde él se ha revelado como una persona que tuvo una función didáctica de la historia de Nicaragua en poesía. Por ejemplo, el poema de Sandino, de Ernesto, trascendió, se hizo música, también Oráculo sobre Managua. Él acompañó muchos de los eventos que fuimos viviendo, pues por lo menos mi generación, acompañó con su poesía.
Luego, durante la revolución también acompañó con su poesía, Pensá en los muertos, todo ese espíritu de Nicaragua, de lucha, de sacrificio. Él tuvo como dos grandes vertientes de su identidad, que fue, por un lado el amor a Nicaragua y su compromiso con Nicaragua; y por otro lado, el amor por la poesía.
¿Qué distingue a la poesía de Ernesto? ¿Cuál es el sello, la huella particular que lo hace diferente de otros creadores, incluyendo grandes poetas nicaragüenses?
Luis Rocha: El legado para Nicaragua y el mundo es él mismo. Es él mismo, que siempre tuvo una coherencia, absolutamente, en todas sus posiciones. Por ejemplo, en la política, en su rebelión contra toda dictadura, sin ninguna excepción, lo cual lo prueba absolutamente, su trayectoria histórica, tenemos los sucesos de abril (1954), todas las cosas donde él se metió.
Tenemos también su vocación sacerdotal, e incluso, sus amores tienen que ver con toda esa forma que él comienza a tener dentro de su poesía, que lo lleva a campos antropológicos, místicos, revolucionarios, Teología de la Liberación, todo ese asunto.
Creo yo que una de las cosas más importantes que le legó en un momento dado a Nicaragua fue la comunidad de Solentiname, porque ese fue uno de los grandes proyectos que se gestaron en Gethsemani (Kentucky) cuando estaba él (en la abadía trapense) y tuvo que salirse por enfermedad. Pero, uno de sus grandes maestros, fue Thomas Merton. Y Merton le inculcó que él podía desarrollar una comunidad de campesinos, en que se realizara la palabra de Cristo. De manera tal que Ernesto Cardenal dice, en un momento de su obra, que el fundador espiritual de Solentiname, esa comunidad de pájaros, del Evangelio de Solentiname, es Thomas Merton.
Es un profundo agradecimiento que siempre le guardó a Merton, que trasciende lo místico, y basta leer para ello Las coplas a la muerte de Merton, que como todos sabemos murió electrocutado en Bangkok, en Tailandia, y dice, recordando la muerte de Merton, algo así, me da risa porque fue a morir tocando un abanico General Electric.
Gioconda Belli: Es especial porque él inventó una nueva manera de decir poesía, que es una poesía narrativa, el inventó un estilo que se llama exteriorista. O sea, porque es capaz de reflejar el mundo de afuera, y tiene cosas muy sencillas. Eso de que diga, que mezcle lo que no podría ser, para otro poeta, poético, él sí lo pone.
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¿Ese estilo de Cardenal es una escuela, o es un sello personal de él? ¿Es algo replicable? Les pregunto porque en los 80 había una controversia sobre los talleres de poesía del Ministerio de Cultura, que si se estaba promoviendo una manera de hacer poesía.
Gioconda Belli: Yo creo que no es replicable, y eso lo probaron los talleres de poesía, porque en los talleres mucha gente escribió poesía, pero es una poesía que no dejó huella, que no desarrollaron una voz propia. Lo que hicieron fue, más o menos, seguir una serie de fórmulas, que no dieron grandes poetas realmente. Pero es un estilo reconocido. O sea, el exteriorismo de Cardenal es un estilo, como decir, el realismo mágico. Yo creo que introdujo la posibilidad, dentro de la poesía, de ampliar la manera de hacer.
Luis Rocha: Hay una cosa que me parece complementaria a lo que acaba de afirmar (Gioconda), que te la voy a decir en dos palabras, en dos líneas de Ernesto Cardenal, dice: el exteriorismo ya existía desde mucho antes, lo que yo hice fue inventar la palabra. Que él lo único que hizo fue inventar la palabra.
En cuanto a los talleres de poesía, de poesía libre, que era una forma que él encontró de hacerse, en lugar de estar enseñando por ejemplo, Quevedo y Góngora a los campesinos, a los estudiantes, hacerles llegar la poesía a través de una forma más sencilla, como lo hizo. Incluso, que es otro de los aspectos de la obra de Ernesto Cardenal muy importante, el tiempo que le dedicó a los niños con cáncer yendo al hospital para enseñarles poesía, y hay dos libros alrededor de ese tema, y traducidos.
A mí me parece, sin embargo, que desgraciadamente Ernesto Cardenal, por las razones que sea, en Nicaragua no es lo conocido que se merece. Pero sí, es lo perseguido que no se merece, porque lo llegan a perseguir hasta el lugar donde está su cuerpo presente en la Catedral. Pero no es conocido todo lo que se merece, toda su trayectoria, todo lo que significa, absolutamente, darle la base al Cántico Cósmico, ese viaje por las estrellas, es decir, con Los ovnis de oro, el Homenaje a los Indios Americanos, con el Canto Nacional, esa es una base absolutamente fundamental para cualquiera, y que llamó la atención más en Europa, y ahí amerita todas las traducciones. ¿Quién no conocía a Ernesto Cardenal?
A mí me llamó la atención que, en un momento dado, en Cuba era mucho más conocido que en Nicaragua. Y el mismo Fidel Castro le hizo, prácticamente, un regaño Daniel Ortega cuando le dice que había que había que conocer a Ernesto Cardenal como poeta, pero aquí todos sabemos, por qué razones fue realmente perseguido, por celos, por lo que sea.
¿Cuáles son esas razones? ¿A qué atribuyen ustedes el empecinamiento del régimen de agraviar la memoria de Cardenal, de perseguirlo, aún después de su muerte?
Luis Rocha: Yo creo que es como hablar de la persecución que no cesa como en el poema de Miguel Hernández El rayo que no cesa, es decir, es una obsesión. Me hacés una pregunta como si las personas, que estamos hablando, fueran absolutamente racionales, y no se puede. Es decir, no he aprendido todavía yo a adivinar, qué hay detrás de la irracionalidad, digamos, del rencor, del odio injustificado, porque no hay otra forma de tratar de explicarse lo que sucedió en la Catedral, después de muerto, después de tres días de duelo nacional, donde, Carlos Tünnermann creo que fue el primero que dijo, si ya todo el país estaba de duelo, y lo que hicieron fue llegar a perseguirlo.
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A mí me recuerda un poco, lo que ocurrió en la Catedral, el mismo poema que él tuvo sobre Báez Bone y todos los que cayeron (en abril 1954), que creyeron que los mataban y lo que hacían era enterrar una semilla. Entonces, creyeron que lo perseguían, y lo que hacían era realmente consagrarlo aún más dentro de la personalidad que tuvo, absolutamente pura, rebelde, revolucionaria, inmensamente poética.
Gioconda Belli: Yo creo que lo que hace que él se convierta en esa obsesión que dice Luis, tiene que ver con su manera en que se le plantó a la Rosario Murillo, específicamente yo estuve en una reunión, en 88...
Luis Rocha: Estuvimos.
Gioconda Belli: Estuvimos en una reunión en donde él le dice a Daniel Ortega: “Nosotros no queremos hablar con usted, porque usted es el marido de ella”. Porque llegamos a una reunión donde él no estaba supuesto a estar, y apareció él. Entonces, eso le dijo. Ernesto Cardenal no tenía pelos en la lengua. Y además, cuando tuvo todo el problema con la Rosario, de que le estaba socavando constantemente el Ministerio, hasta que lo acabó. Yo creo que ella tiene un problema: Ernesto es un hombre símbolo, y el símbolo es lo que querían destruir.
Luis Rocha: Es cierto que aquí esa obsesión continúa, y él realmente ha transformado a Nicaragua en algo que es muy importante, mientras por un lado sigue una obsesión como El rayo que no cesa, que te decía, de Miguel Hernández, contra él sobre todo, específicamente a través de la vicepresidenta, que es decir, y continúa en él, ya muerto, una cosa que se va haciendo como más evidente, por eso yo me adelanté a ese polvo de estrellas, de que hablaba, en todo el país. ¿Por qué razón? Por algo que vos tocaste alrededor de hacer un paralelo, muy importante a mi modo de ver, entre la revolución de abril del 54 y este abril de 2018 ¿por qué razón? Porque este país, a este país ¿qué nos está ocurriendo? Como Alvarito Conrado, nos duele respirar.
Gioconda Belli: Cuando estábamos alrededor del ataúd está Arlen Centeno frente a mí, que es de la comunidad de Solentiname, le digo: “¿Qué pensaría el poeta de esto?” “¡Eh! —me dice— estaría feliz, y me llamaría al día siguiente para preguntarme: “Ajá, decime qué pasó”.
Pero, ¿qué querría ver desde su ataúd ese día en la Catedral?
Gioconda Belli: Que pasó... Que él, siento, estaba claro que ese era un acto simbólico, que al final de cuentas era una metida de pata del tamaño de la Catedral, como dice Sergio Ramírez. O sea, que al final el Gobierno se exhibió como una dictadura, con una intolerancia absoluta, y una falta de respeto, y la dualidad del discurso, de decir por un lado: “Tres días de duelo, que se bajen las banderas”. Que eso no se lo dieron a Ernesto, eso era lo que Ernesto se merecía. En cualquier país del mundo un poeta de ese nivel se merecía eso, y más en Nicaragua que es un país de poetas, donde hay una presencia de poesía muy palpable en la cultura nacional.