20 de julio 2020
Decenas de simpatizantes del Gobierno quedaron fuera de la celebración del 41 aniversario de la revolución popular, convertido en una fiesta exclusiva. Ellos no formaron parte del selecto grupo de fanáticos que fue invitado al acto central, presidido por el presidente Daniel Ortega. Los excluidos se conformaron con ver a su líder de lejos.
El acto se llevó a cabo en la Plaza de la República, también llamada Plaza de la Revolución. El régimen alzó una valla metálica en derredor de la explanada para evitar intrusos. En los pocos accesos, funcionarios revisan una lista de nombres, antes de permitir el ingreso a la actividad privada.
Tal como lo anuncio la vicepresidenta, Rosario Murillo, la conmemoración revolucionaria iba a contar con “mucha creatividad”. En el diseño de la escenografía destaca una estrella pentagonal, dentro de un gran circulo formado por hileras de sillas, simétricamente ordenadas, que fueron ocupadas por miembros de la Juventud Sandinista y del Ministerio de la Juventud.
Los símbolos "esotéricos" en una fiesta exclusiva
Este pentagrama que decoró el centro del acto de la comparecencia del presidente Ortega, atrajo un sin numero de comentarios de nicaragüenses en las redes sociales. Los ciudadanos vincularon el decorado al “esoterismo” de la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo.
La Plaza la Fe, que en los últimos años sirvió como escenario principal de la celebración revolucionaria, funcionó como parqueo de un nutrido grupo de trabajadores del Estado y simpatizantes sandinistas, que se apostaron para mostrar su “apoyo” al Gobierno. Algunos se tomaban unas fotografías y se iban del lugar.
Caravanas en los barrios
Entre el secretismo y dudas sobre cómo se celebraría el 19 de julio, la militancia sandinista organizó desde tempranos horas caravanas vehiculares en los barrios y departamentos del país. Fuentes del sector dijeron a CONFIDENCIAL que se movilizaron con “sus vehículos” y su “propio combustible”.
Desde las dos de la tarde, gran parte del transporte urbano colectivo se dispuso a trasladar a simpatizantes del Gobierno a la Plaza de la República, a pesar que eran pocos los invitados a la celebración.
En medio de las especulaciones de si Ortega asistiría o no al acto, el caudillo del FSLN apareció en uno de sus Mercedes Benz, al frente de una una extensa caravana de patrullas policiales y una ambulancia.
Sin bajar el vidrio de su lujoso vehículo, Ortega saludó a los simpatizantes que lo esperaban en los alrededores del parque central y entró al área de seguridad.