17 de marzo 2019
Después de seis meses que el movimiento “autoconvocado” no salía a las calles, pues la dictadura de Daniel Ortega prohibió toda forma de manifestación cívica amenazando con cárcel, el 16 de marzo los nicaragüenses expresaron su rechazo al régimen. Ni el brutal despliegue policial ni la detención de un centenar de personas —liberadas por la noche— apagaron los plantones y piquetes realizados por centenares de ciudadanos que rompieron el cerco represivo impuesto por la Policía Nacional.
En plazas, en carro, a pie y en centro comerciales, los "azul y blanco" se burlaron de la represión gubernamental y exigieron, por primera desde septiempre del año pasado, el fin de una década de orteguismo.
Nuestro fotógrafo Carlos Herrera comparte las imágenes más icónicas de la jornada de protestas del 16 de marzo, convocada por la Unidad Nacional Azul y Blanco, con el fin de exigir la liberación de los presos políticos. Decenas de vehículos de la Policía Nacional no permitieron la concentración en la rotonda Centroamérica, donde a partir de las dos de la tarde se empezaban a reunir los protestantes.
Agentes de la Dirección de Operaciones Especiales (DOEP) de la Policía Nacional mantenían militarizada las principales avenidas de Managua: Desde la rotonda Jean Paul Genie hasta Metrocentro y la Universidad Centroamericana (UCA). El asedio inició a partir de las siete de la mañana. Un día antes las autoridades "prohibieron" la concentración cívica. Pese a esto, la población salió de sus casas.
A las dos de la tarde, el asedio en el punto de reunión de la marcha se intensificó. Esto no impidió que un grupo de personas empezaran a reunirse en la gasolinera Uno de la rotonda Centroamérica.
Los agentes atacaron al grupo de periodistas y ciudadanos reunidos en el punto de concentración. Tanto el camarógrafo de Esta Semana, como el reportero gráfico de AFP, Luis Sequeira, fueron atacados por los policías. A Sequeira le quitaron su equipo periodístico y lo amenazaron con llevarlo a la cárcel.
Minutos después ocurrieron las primeras detenciones a manifestantes. María José Castillo (en la foto) fue una de las detenidas en el sector de la Centroamérica. Ella y otros 163 capturados salieron en la noche, de las nuevas instalaciones de la Dirección de Auxilio Judicial, tras la mediación entre el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag y la dictadura orteguista.
El régimen continuó asediando a la prensa nacional y extranjera que se encontraba en la zona, hasta replegarlos al Centro Financiero LAFISE, donde los periodistas permanecieron resguardados durante más de cuarenta minutos.
A eso de las tres de la tarde, las detenciones policiales continuaron. Los manifestantes realizaron un plantón dentro de Plaza Centroamérica, que también fue reprimido por la Policía. Varios grupos de ciudadanos decidieron dividirse y manifestarse en diferentes puntos de la capital.
Después del asedio en la rotonda Centroamérica, jóvenes protestaron en Metrocentro, donde agentes de la DOEP los cercaron. Las principales calles del perímetro permanecían cerradas por policías y paramilitares. No obstante, los estudiantes continuaron gritando consignas y exigiendo el fin de la dictadura.
A las cuatro de la tarde, el comisionado general Fernando Borge llegó Metrocentro junto a una delegación de la Alianza Cívica conformada por José Adán Aguerri, José Pallais, Juan Sebastián Chamorro, Mario Arana y miembros de la Coalición Universitaria. Pidieron a los manifestantes que salieran de las instalaciones, pues serían traslados "con seguridad" a sus casas.
Los manifestantes salieron en vehículos de empresarios y otros en buses. Miembros de la Alianza Cívica afirmaron que la liberación se dio por la mediación de nuncio Waldemar. Por la noche, los más de cien detenidos a lo largo del día fueron finalmente liberados.