17 de abril 2019
Desde el 18 de abril del 2018, Nicaragua cambió. La brutal represión contra ancianos y jóvenes en León y Managua despertó la indignación de un pueblo que parecía dormido bajo los desmanes y la corrupción del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Más de una década de descontento social y político acumulado estalló y ya nada lo pudo parar. La rabia y el dolor solo fue creciendo, así como se fue intensificando la brutalidad con la que la dictadura buscó, a punta de balas y represión, callar las protestas.
Habían pasado cinco días desde que el primer grupo salió a protestar contra la imposición de reformas al Seguro Social, cuando se convocó a la primer marcha masiva para exigir esta vez la renuncia de Ortega y Murillo del poder. Para ese entonces, 22 de abril, los asesinados durante las manifestaciones pacíficas ya eran 54 personas.
Miles de niños, adolescentes, jóvenes, estudiantes, profesionales, trabajadores y ancianos salieron desde entonces a las calles a exigir un cambio, portando carteles y banderas azul y blanco. Consignas como "eran estudiantes, no eran delincuentes" o "de que se van, se van" fueron cantadas y gritadas por todo el territorio nacional.
Este es un recuento de las diez movilizaciones cívicas que marcaron la rebelión de abril de 2018.
La primera gran marcha
“Caminata por la paz y el diálogo”. Así llamó el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) a la marcha que convocó junto a otros sectores empresariales y universidades para el lunes 23 de abril. Aunque un día antes, Ortega había derogado las reformas al Seguro Social, que habían desatado las protestas, casi al mismo tiempo mandó a atacar a los estudiantes que permanecían atrincherados en la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI).
El recorrido estaba programado para dar una vuelta a la rotonda Metrocentro hasta llegar a la Catedral de Managua. Pero los manifestantes decidieron cambiar la ruta y llegaron hasta la UPOLI, en solidaridad con los estudiantes que permanecían atrincherados y que fueron atacados la noche del domingo.
"Aquí están los minúsculos", gritaban en referencia al calificativo que usó Rosario Murillo para referirse a los manifestantes. Los atrincherados salieron a abrazar al pueblo que les agradecía su valentía contra la dictadura.
La peregrinación de la Iglesia
La segunda vez que los nicaragüenses salieron a las calles de forma masiva, desde el inicio de la protesta cívica, fue el 28 de abril, a petición de la Iglesia Católica. Ante la brutal violencia, los obispos convocaron a una peregrinación y realizaron una misa pidiendo por la paz en Nicaragua.
La caminata partió desde tres puntos de la capital: Rotonda El Periodista, Colegio Teresiano y Rotonda Cristo Rey. Miles llegaron desde distintas partes del país en buses, carros, motos y caminando. Se gritaron consignas, se cantaron himnos marianos, se exigió justicia y se oró por la paz.
“Qué difícil consolar a una mamá cuando de una forma violenta ha perdido a un hijo. Cómo consolarla cuando ha tenido entre sus brazos a su hijo muerto”, lamentó Brenes durante la misa. Una caravana de 20 buses con cientos de campesinos llegó a la peregrinación a solidarizarse con las familias de los asesinados.
Por la justicia y la democracia
“El pueblo perdió el miedo y Ortega perdió el pueblo”, exclamaban miles de personas que salieron a las calles de Managua, el nueve de mayo, durante la tercera marcha masiva convocada desde el inicio de la rebelión cívica.
En Matagalpa, León, Ocotal e incluso Bilwi, en el Caribe Norte, también hubo movilizaciones simultáneas.
Cuando la denominada marcha “por la Justicia y la Democratización de Nicaragua” salía de su punto inicial en la rotonda Rubén Darío, ya el destino final en la rotonda Cristo Rey estaba repleto. Los manifestantes recorrieron el trayecto en una espiral azul y blanco que se detuvo hasta que el sol se empezó a ocultar.
El nuevo repliegue a Masaya
Cientos de ciudadanos de Managua y zonas aledañas, se movilizaron la mañana del domingo 13 de mayo en caravana hacia Monimbó, Masaya, en apoyo por la represión que sufrió este pueblo de parte de la Policía Nacional y las fuerzas paramilitares.
En las carretera los que no lograban unirse a la masiva caravana salían con banderas para saludar, silbar y gritar a los que pasaban. La caravana fue llamada en redes sociales como el "nuevo repliegue hacia Masaya".
Un mes después, León rugió
El 19 de mayo, para conmemorar un mes del inicio de la rebelión cívica varias ciudades convocaron a marchas. Jinotepe, Managua, Masaya y otras ciudades convocaron a plantones, caravanas y marchas para seguir exigiendo justicia para los asesinados por la dictadura. Pero ese día, la marcha nacional fue convocada en León, la primera ciudad que protestó la mañana del 18 de abril.
“El pueblo está pidiendo que liberen nuestra nación, te lo dice la Gigantona y su enano cabezón”, repetían unos copleros, mientras decenas de miles de ciudadanos de León y ciudades vecinas marcharon por las calles de la “ciudad universitaria”.
La multitudinaria marcha finalizó el recorrido en el barrio indígena de Sutiaba. En la plaza, frente a la iglesia, cientos empezaron ondearon sus banderas. “Viva León jodido”, coreaban mientras una pantalla gigante reproducía imágenes de las diversas marchas realizadas por todo el país.
La madre de todas las marchas
A Yadira Córdoba le mataron uno de sus hijos el Día de las Madres del año pasado. Se llamaba Orlando Córdoba, tenía 15 años y era la primera vez que iba a una marcha. Ese día cientos de nicaragüenses acompañaron a las madres de los caídos de abril y mayo, que caminaron clamando justicia desde la rotonda Jean Paul Genie hasta las cercanías de la Universidad Centroamericana (UCA).
Cerca de las cuatro de la tarde de ese 30 de mayo, cuando la marcha ya se aproximaba a la UCA, inició el ataque de los antimotines y paramilitares a los manifestantes que cobró la vida de 20 personas, entre ellas la Orlandito, como solían decirle, y Francisco Reyes, hijo de un policía.
La denominada "madre de todas las marchas" fue sin duda la movilización más multitudinaria contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, cuando apenas se cumplían 43 días de rebelión popular.
“Esto no tiene nombre, esto es una irracionalidad, es un salvajismo. Esto ya se fue de las manos. Creo que el señor presidente y la señora Rosario Murillo reflexionen sobre esto que está pasando”, dijo el sacerdote jesuita José Idiáquez, rector de la UCA. En Masaya también fue asesinado ese día un joven manifestante.
La marcha de las flores
Luis Ortiz se sumó a la lista de asesinados durante las protestas cívicas, el 30 de junio de 2018. Ese día fue a vender cintas, pañoletas y banderas azul y blanco a "La marcha de las flores”, que le rendiría honor a los niños y adolescentes que habían muerto durante las protestas. Al final de la tarde de ese sábado falleció después de recibir un disparo en la frente.
Su familia señala que el disparo vino de un grupo de “tomatierras” que un día antes ocupó un terreno propiedad del Grupo Coen, ubicado frente a la Iglesia Hossana. Ellos atacaron a una parte de los manifestantes cuando estos caminaban hacia Villa Fontana después de oír rumores de un ataque policial a un tranque ubicado en la UNAN-Managua. Ese día también fueron heridas diez personas.
“Juntos somos un volcán”
Al finalizar la marcha “Juntos somos un volcán”, las hermanas Yolanda y Ana Patricia Sánchez Moraga perdieron su libertad. Ellas junto a cientos de personas marcharon de la rotonda Cristo Rey hasta la pista Jean Paul Genie armadas con banderas azul y blanco. Ese día no hubo ataques, pero al menos cinco personas, ellas incluidas, fueron arrestadas y posteriormente condenadas por alzar su voz en contra de la dictadura de Daniel Ortega.
Ese 13 de julio también hubo marchas en Jinotega, Estelí, Rivas, León, Granada, Chinandega, Masaya, Diriamba, Jinotepe, Boaco, Ocotal, Juigalpa, Sébado y Bluefields.
Las marchas de la creatividad
El 22 de julio el pueblo salió a las calles a la marcha “Masaya Florecerás”, en la que los manifestantes se vistieron con trajes folclóricos y máscaras del torovenado, marcando el inicio de manifestaciones en las que la creatividad y el ingenio del nica se ha demostrado durante un año de protestas.
Ni el asedio de los antimotines ni el acoso de las turbas del Frente Sandinista, pudo frenar a los miles de manifestantes que se movilizaron desde la rotonda Cristo Rey hasta el paso a desnivel de Rubenia, en la autodenominada marcha de “Los Globos”, el nueve de septiembre.
Ese mismo día, las manifestaciones convocadas en León, Masaya y Jalapa bajo el mismo concepto fueron atacadas por antimotines y paramilitares.
Marcha “Somos la voz de los presos políticos”
A Matt Romero le arrancaron la vida en la última marcha que se hizo en contra del régimen de Daniel Ortega. El adolescente de 16 años salió de su casa con una botella de agua y cinco córdobas para regresarse, pero ya no pudo volver porque una bala lo alcanzó en el pecho cuando participaba en la marcha denominada “Somos la voz de los presos políticos”.
Ese día, el régimen mandó a las turbas y antimotines a reprimir y arrestar a los manifestantes, que tuvieron que refugiarse en donde pudieron.
Durante la marcha fueron arrestados al menos diez personas y hubo cinco heridos, entre ellos dos periodistas. Días después el régimen prohibió oficialmente todas las manifestaciones en espacios públicos, exigiendo una aprobación previa por parte de la Policía Nacional y amenazando con arrestar a quienes se atrevan a convocar manifestaciones.
En los últimos meses las marchas se han reducido a protestas exprés en centros comerciales, iglesias y universidades. Sin embargo, los nicaragüenses siguen manifestándose y exigen la renuncia de Daniel Ortega y Rosario Murillo.