19 de septiembre 2021
El golpe de la dictadura en contra del Diario La Prensa, cuyas instalaciones secuestró el pasado 13 de agosto, después de lo cual también secuestró a su gerente, Juan Lorenzo Holmann, obligó a los administradores, editores y trabajadores del medio, a reorganizar su trabajo, con el respaldo de sus lectores
“La Prensa está tratando de reagruparse después del golpe que significó la toma de sus instalaciones, y la detención de nuestro gerente”, señaló el periodista Fabián Medina, uno de los editores del Diario, en una entrevista en el programa Esta Semana, que se transmite este domingo en línea, por causa de la censura televisiva de la Administración de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El ataque del régimen se sumó a la falta de papel que ya venían soportando durante meses, así como “a la crisis natural que están sintiendo todos los medios de comunicación en Nicaragua, tanto por la presión que está ejerciendo la dictadura, como por las dificultades que hay para hacer periodismo a nivel mundial, como en el caso particular de Nicaragua”, añadió.
“La Prensa, son sus lectores, y son ellos los que la sostienen, en el primer mes después de la toma de La Prensa, las suscripciones digitales se dispararon al doble de lo que tradicionalmente se producía en ese mismo periodo”, dijo Medina.
A pesar del respaldo de los lectores, el cierre del periódico impreso y de la imprenta comercial, decretado por el Gobierno, obligó a La Prensa a cesantear a decenas de trabajadores y periodistas durante la semana de las Fiestas Patrias, un proceso que el periodista calificó de “doloroso”.
“Fue una decisión que todos resentimos, porque somos un equipo que ha sostenido La Prensa, durante muchísimo tiempo, pero ya era imposible. Es bien difícil sostener una planilla como la que teníamos, cuando las condiciones cambiaron abruptamente”, complementó.
El periodista insistió en que, aunque sabían que estaban obligados a migrar del papel, “por las razones de la misma modernidad”, hacia la web, y por la presión que sabían que les aplicaría la dictadura, hasta impedirles seguir imprimiendo, “el periódico impreso tenía muy buena aceptación. Nicaragua no es de esos países que ya no lee periódicos impresos. Todavía se seguía leyendo, y [esos ingresos] seguían siendo una fuente importante de financiamiento para el periódico”.
La República de Papel, ahora solo en digital
Nicaragua pasó a ser el único país del continente que no tiene un diario impreso de circulación nacional, lo que se convierte en un gran vacío informativo. Sin embargo, Medina considera que el discurso oficial que el régimen machaca desde los medios de su propiedad, porque narran una realidad que ni siquiera sus adeptos creen.
“Hay un poderoso aparato de propaganda manejado por el Gobierno, que quiere imponer una narrativa distinta a la que presentan los medios, pero la narrativa que manejan es tan diametralmente opuesta a lo que se ve en la calle, y es poco creíble. Incluso, sus mismos seguidores saben que es propaganda, aunque habrá quien se trague toda esa información, y la asuma como cierta”, calibró.
Medina también defendió que se puede seguir haciendo periodismo en estas circunstancias en las que, no solo los periodistas sufren acoso y persecución, sino también las fuentes, que temen las represalias que pueden sufrir por dar una entrevista u ofrecer una declaración.
“Se puede, pero con mucha dificultad. Eso no es un fenómeno propio del diario La Prensa, sino de todos los medios independientes. Se nota que la gente tiene miedo de hablar, y con justa razón. Hay personas que han dado una entrevista en la mañana, y en la tarde ya está presa”, recordó.
La Prensa, a la que el poeta Pablo Antonio Cuadra llamó ‘la República de Papel’, y el fallecido expresidente de su Junta Directiva, ingeniero Jaime Chamorro, rebautizó como ‘República Digital’, podrá celebrar su centenario, el próximo 2 de marzo de 2026, asegura Medina
“La Prensa tiene una tradición de supervivencia increíble, pues desde hace 95 años que se fundó, ha sufrido golpes durísimos: la han cerrado, la han bombardeado, ha sufrido dos terremotos, y siempre renació como un espacio para ser ‘la República de Papel’, el lugar donde convergen las libertades, donde se recogen las denuncias, que funciona como una tribuna ciudadana en la que se exponen los problemas”, concluyó.