1 de mayo 2023
El Estado promovió encuentros familiares, bailes y música de sus funcionarios el fin de semana previo al Día Internacional de los Trabajadores, pero paralelo a la propaganda oficial, los empleados públicos luchan por la sobrevivencia económica conscientes de que, en su realidad, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo “no representa a la clase trabajadora”.
“Marvin” labora en una institución pública, cuyo nombre evita mencionar para evitar represalias. No le cuesta imaginar a Ortega como el protagonista principal del evento que cada año celebra el primero de mayo, donde es acompañado de Murillo y el presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, quien dirige los sindicatos sandinistas que sirvieron para desestabilizar a los gobiernos entre 1990 y 2006, mientras fueron oposición, y que entraron en una fase de inacción y complicidad a partir de 2007.
“Uno aprecia el servilismo con el presidente. Eso hacen ellos, servir de payasos, porque no representan a la clase trabajadora. Ni a su gremio que es Fetsalud (Federación de Trabajadores de la Salud), ahí se ve el sandinismo que llevan cada uno y tratan de engañar al pueblo. Todas esas ridiculeces de que te dan comida, a uno le sirve porque te lo están regalando, pero ellos quieren engañar al pueblo. Uno lo que dice es: `Si gastan en otras cosas peores, combustible o andar haciendo campaña, lo que uno se come está bien ganado de todos modos`”, aseguró.
El viernes 28 de abril, la vicepresidenta Murillo convocó a los trabajadores a celebrar juntos el onceavo aniversario del fallecimiento del comandante Tomás Borge—en la propaganda oficial se habla de un “tránsito a la inmortalidad”—y el Día Internacional de los Trabajadores para marcar el inicio de “los tiempos victoriosos que nos llevan al 19 de Julio”.
Murillo se refirió de ese modo al aniversario 44 de la revolución, que derrocó a la familia Somoza y fue confiscada para convertirlo en un culto a la personalidad de la familia presidencial actual y una celebración de la represión. No hubo finalmente un acto principal del Primero de Mayo de 2023, y solo se conoció un breve comunicado de saludo de la pareja gobernante.
“Marvin”: “Guatusa para evitarse problemas”
Para “Marvin”, tomando en cuenta que los operadores del FSLN son capaces de todo, los trabajadores deben hacerles la “guatusa a los sapos” para evitarse problemas. Está convencido de que al menos el 70% de ese sector rechazan las imposiciones, expresadas en las instituciones a través de los comisarios políticos que actúan como autoridades paralelas a las formales, pero con más poder e impunidad. “Uno está ahí por el trabajo, por la comida”, recalcó.
Los abusos contra los empleados fueron denunciados en marzo de 2022 por el embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, quien renunció a su cargo denunciando la situación de quienes son obligados a aprobar las decisiones de la cúpula gubernamental, repetir consignas y llenar plazas para evitar ser despedidos.
Lamentablemente, afirma McFields, todo ha empeorado. “La política del régimen es desconfiar. Nadie está contento en el Estado. Les han dado un trato denigrante a los trabajadores, a muchos les secuestran los pasaportes de ellos y sus hijos, y los amenazan de que si renuncian no se llevarán ni un córdoba en su liquidación. Son días muy difíciles para los empleados de rango bajo y medio. El régimen lo único que pide es lealtad absoluta”, afirmó.
El exembajador valoró que han aumentado las “salidas silenciosas” dentro del Estado. McFields hizo una diferencia con los funcionarios que están en la cúspide y han hecho fortuna a la sombra del poder. “Viven en una jaula de oro, no pueden salir del país, algunos ya no pueden disfrutar ese dinero mal habido”, explicó.
También lamentó que este año el régimen no haya realizado un acto en conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores.
“Claudia” trabaja para el área de economía del Gobierno, donde ha visto maltrato contra sus colegas. A ella ni siquiera le informaron que no habría un acto principal del 1 de Mayo, porque la dirigencia y sus operadores en las instituciones suelen manejar esos datos con mucho hermetismo.
Como “Marvin”, ella también expresa su incomodidad por tener que hacer un doble papel en público: asumir una postura de respaldo a Ortega, por un lado, y rechazar privadamente sus abusos. Para ella, la calle está dura y deben aguantar con la esperanza de que Dios los sacará de este calvario.
“Claudia”: “Dirigentes sindicales dan asco y arrechura”
“Esos dirigentes de los sindicatos dan asco y arrechura. Se han lucrado de todos nosotros, los trabajadores. Nos han utilizado para sacar provecho. Hablan de los derechos del trabajador cuando ellos son dueños de tantas empresas, casas, tierras y cada día son más millonarios”, rechazó “Claudia”.
Un historiador consultado por CONFIDENCIAL afirmó que Ortega desnaturaliza por sí mismo la efeméride del Primero de Mayo, porque no es obrero, nunca lo ha sido, ni lo será. En estos 16 años en el poder del orteguismo, lo que han buscado es consolidar al régimen, valiéndose de todo tipo de represión.
En ese sentido, Ortega y Murillo utilizan también a los trabajadores organizados, eliminando cualquier tipo de autonomía sindical y, en consecuencia, los beneficios que reciben son solo aquellos que decide el dictador.
“Vivir bajo cualquier dictadura es malo para todos, y los empleados públicos han sido controlados ahora como antes (con el cobro del 5%, por ejemplo, de sus salarios como cuota al partido). Pero, durante el somocismo (y esto no es nostálgico, como puede ser para los somocistas ahora) el sindicalismo, igual que era reprimido, tenía autonomía y podía manifestarse públicamente, incluso por medio de huelgas, y ahora ni soñarlo: Porque cualquier intento de manifestarse o pretender declararse en una significa cárcel o muerte”, lamentó.
En un reportaje publicado en diciembre de 2022, empleados públicos denunciaron a CONFIDENCIAL que son “rehenes de la dictadura” y detallaron las presiones ejercidas por el Frente Sandinista que mantuvieron en tensión a miles de trabajadores estatales.
Un impacto notorio de la persecución ocurrió en el Poder Judicial. Tres exmiembros de la Corte Suprema de Justicia fueron procesados, entre ellos su vocero Roberto Larios. Fueron desterrados el 9 de febrero pasado a Estados Unidos. Ese día, la dictadura sacó de Nicaragua y desnacionalizó a otros 219 presos políticos para demostrar que la maquinaria estatal tritura también a los entusiastas fanáticos institucionales de Ortega.