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Elis Gonn: Antes de atacar al padre con ácido, “me confesé con él”

La versión de la rusa es que atacó al sacerdote Mario Guevara por un amor no correspondido hacia Rosario Murillo

Elis Gonn

Elis Goon, durante una audiencia judicial por el caso, en Nicaragua. // Foto: Archivo | CCC

Mosaico CSI

21 de junio 2024

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Elis Gonn, la rusa conocida en Nicaragua porque atacó al sacerdote Mario de Jesús Guevara con ácido sulfúrico en 2018, habla seis años después del caso y se describe como exfascista, excatólica conservadora y ahora evangélica, en una entrevista exclusiva con Mosaico CSI. La mujer también admite que es psicópata, y su versión incluye episodios de abuso, fanatismo y el amor no correspondido hacia Rosario Murillo, la vicedictadora nicaragüense.

“Hice mal hacia él”, reconoce Elis Gonn sobre su ataque al sacerdote Guevara, en ese momento de 59 años y vicario de la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María en Managua. Sin embargo, también admite que nunca sintió piedad por el clérigo. “Tal vez un poquito cuando supe que era diabético, pero, la verdad no mucho”, dice.

“Creo que soy psicópata. He soñado de matar y torturar personas desde que tenía cinco años”, escribió Gonn en un mensaje enviado previo a la entrevista a los medios aliados Mosaico CSI, República 18 y La Mesa Redonda, tras la publicación colaborativa #EnNicaraguaLaImpunidadEsLaNorma.

Lee en CONFIDENCIAL: La historia de Elis Gonn: "Un guion mal contado"

Elis Gonn, atraída por el orteguismo


Nacida en Rusia, Gonn llegó en 2016 a Italia, pagando 5500 euros a una agencia rusa para obtener el estatus de refugiada, según contó a Nuova Bussola Quotidiana, un medio italiano de perfil católico. La agencia rusa habría inventado varios episodios para hacer creer que ella era perseguida por ser lesbiana.

“Era fascista y militaba en un partido de extrema derecha en Italia que se llama Forza Nuova”, explica Gonn, añadiendo que además “era católica muy conservadora” y pertenecía a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que se presenta como “una congregación de sacerdotes católicos fundada por Monseñor Marcel Lefebvre en 1970”.

“Era muy radical en mis ideas políticas y estaba curiosa pues, porque salía algo en los medios de comunicación del problema que había en Nicaragua y me pareció que el sandinismo era algo que me podía interesar (y) empecé a leer bastante sobre Sandino, empecé a leer bastante sobre esas cosas y me impresionó”, comenta Elis Gonn en la entrevista con Mosaico CSI.

Primero pasó por México, Guatemala, El Salvador y Honduras, y luego llegó a Nicaragua el 7 de septiembre de 2018, según reportes de la Dirección General de Migración y Extranjería.

Elis Gonn confiesa que su interés político se transformó rápidamente en un amor romántico por Rosario Murillo, la vicepresidente y a la vez primera dama y vocera del régimen dictatorial nicaragüense, aunque admite que “nunca la conocí en persona”.

Aunque su estancia migratoria era por tres meses, ella quería quedarse en Nicaragua y aplicó a una plaza para enseñar inglés. Un funcionario del Ministerio de Educación le habría asegurado que habían aprobado su empleo, pues Elis Gonn también habla ruso, francés e italiano. Sin embargo, comenzó el desencanto.

La decepción en Nicaragua

El dueño de la casa que alquilaba en Managua la desalojó acusándola de haber robado una bandera roja y negra; posteriormente, el empleo prometido le fue negado y, mientras caminaba para buscar explicaciones en una escuela, cuatro sujetos le arrebataron el celular, pensando que ella estaba tomando fotos a una manifestación oficialista. “Me asusté, yo pensaba que eran ladrones (…), pensé que eran falsos sandinistas (…) pero, muy rápidamente me di cuenta de que no, que eran policías, vestidos de civil”, recuerda.

Gonn dice que los policías se disculparon y devolvieron el teléfono, pero “no sé cómo explicarle mi sensación, porque yo estaba enamorada de Rosario, yo estaba muy a favor del gobierno, yo estaba muy a favor de la Policía y, entonces esa Policía que yo creía que era de mi parte, yo creía que me iba a defender (…) quedé llorando”.

Se cumplían los tres meses de estancia migratoria autorizada. Sus amigos ya no querían verla y le sugerían que fuera por unas horas a Costa Rica y volviera a Nicaragua, aunque sabía que, si iba, “nunca me hubieran dejado volver y eso para mí era una tragedia”.

El ataque de Elis Gonn al padre Guevara

“Sabía que el gobierno había amenazado a la Iglesia, que había problemas fuertes con la Iglesia, entonces yo sabía que, si yo agredía a una persona de la Iglesia, todos iban a pensar que el gobierno fue atrás de eso, entonces era como una venganza contra el gobierno. El pobre padre (Guevara) yo no lo conocía, lo vi por primera vez aquel día, no sabía quién era, y (el ataque) era solo para hacer daño al gobierno”, relata Gonn.

El 5 de diciembre de 2018, se encaminó a la catedral de Managua. Compró ácido sulfúrico. Atacaría a un sacerdote, al azar, pero se debatía entre hacerlo en plena misa o en otro momento. El padre Guevara estaba confesando a los feligreses y “antes de hacer el crimen me confesé con él”.

— ¿Está bueno participar en la política? Preguntó la rusa al padre Guevara, para asegurarse de que el clérigo estaba contra el régimen Ortega Murillo

 Mejor no participe en la política, porque la echan presa

— Entonces, ¿por qué ustedes ayudan a los golpistas?

— Para que ellos no tengan odio en su corazón

La respuesta del padre Guevara la hizo dudar. Le parecía una “buena persona”, ajena a la política, pero estaba decidida. Tras darle la absolución, el sacerdote se levantó y fue cuando ella lo atacó por la espalda. El ácido provocó serias lesiones al clérigo, pero también a ella le cayó un poco en el pie. Otro afectado fue Roberto Pineda, un feligrés que entonces tenía 70 años.

Gonn recuerda que unos feligreses auxiliaron al padre Guevara, pero otros la rodearon exigiéndole decir quién la había enviado. Otro sacerdote la llevó a un lugar donde una monja le atendió el pie rociado de ácido. Le asaltó la duda. Tal vez estaba equivocada y la Iglesia no era malvada, como lo pensó.

“Para mí era una manera de hacer daño al gobierno, pero en realidad su opinión política, tal vez (el padre Guevara) ni siquiera era lo que pensaba yo, entonces es totalmente una persona que era, que es totalmente inocente”, dice Gonn.

Padre Mario Guevara
El padre Mario Guevara, víctima de la rusa Elis Gonn. Foto tomada de redes sociales

Agrega: “Le diría (al padre Guevara) que lo siento, yo sé, en mi cabeza, que hice mal hacia él, y yo espero que esté bien, yo espero que pueda superar eso, porque sé que es algo muy traumático, entonces sí, yo reconozco que él era totalmente inocente”.

Gonn fue arrestada y enjuiciada en Managua. La jueza Rosa Aracely Rubí Guerrero la condenó a 6 años de prisión por los delitos de lesiones graves en perjuicio del padre Guevara y a 2 años más de cárcel por exposición de personas al peligro en perjuicio de Pineda. La condena, de ocho años de prisión en total, expiraría el 4 de diciembre de 2026.

Pero, la rusa estuvo presa menos de 8 meses. Primero en El Chipote, la cárcel policial en Managua, y luego en el Sistema Penitenciario para Mujeres conocido como La Esperanza. Intentó suicidarse y fue internada un mes en el hospital siquiátrico.

Liberada sin explicación

En agosto de 2019, fue liberada. Gonn desconoce cómo sucedió. El matrimonio de excarcelados políticos nicaragüenses, Cristhian Fajardo y María Adilia Peralta, la vieron en un avión con destino a Panamá.

“Yo no sé qué pasó, porque yo les había dicho que yo no quería ser liberada, porque yo estaba enamoradísima (de Murillo). Yo quería, yo prefería quedar presa cerca de esta persona que yo amaba, y hasta para siempre, para mí no importaba, para mí, yo sufrí en la cárcel, pero igual prefería estar ahí por estar cerca de ella”, explica.

Después de haber estado en el siquiátrico, un cónsul ruso la visitó en la cárcel. “Usted va a ver a su hija”, le dijo el funcionario; pero, Gonn desconocía que la niña había sido enviada antes a Rusia.

“Dije que no quería ir a Rusia, pero me dijeron que tenía que ir… lloré mucho (…) es feo, porque soy madre, pero yo en aquel momento amaba a esa mujer (Murillo) más que yo amaba a mi hija, entonces yo prefería quedarme en Nicaragua, yo quería seguir presa, y me tuvieron que drogar”, afirma, añadiendo que así la llevaron al aeropuerto.

Gonn afirma que nunca le dijeron algo sobre su excarcelación. Tal vez haya sido por su salud mental, “pero nunca fue oficializado. Yo no tengo ninguna carta de libertad, yo no tengo ningún (documento), no tengo nada”.

Comenta que fue a Rusia, pero su madre se quedó con la tutela de la niña. “Mi madre me la quitó”, apunta.

Después fue a Italia, donde, el 23 de junio del 2020, atacó al dueño de una cafetería en Turín, acusándolo de un presunto abuso sexual. Quedó libre. Ahora viaja por distintos países.

De Nicaragua, dice estar molesta con los medios oficialistas que la tildaron de “feminazi” y “abortista”.

“No tengo interés en mentir… quiero ser conocida por lo que soy, no por lo que inventaron de mí, que lo que soy tal vez no es muy bonito, pero tampoco quiero que sea ahí en los medios la imagen falsa de mí (abortista)”, apunta Gonn.

Un “árbol de la vida”, las arbolatas que Murillo mandó instalar en Managua; y la frase “vive soñando”, del Himno de la Alegría, están tatuados en un brazo de Gonn. Son su recuerdo del amor que dice le tuvo a la vicedictadora.

*Una primera versión de este artículo se publicó originalmente en Mosaico CSI.

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