14 de febrero 2017
Ernesto Cardenal estaba sentado al borde de su cama el domingo en la mañana, cuando recibió la noticia de que un edicto judicial le imponía un cobro de 800 mil dólares por un caso que él daba por prescrito.
Luz Marina Acosta, secretaria personal del sacerdote, y su vecino, el escritor Sergio Ramírez, le contaron los detalles. A esa hora, uno de los poetas vivos más destacados de Hispanoamérica ignoraba que en el diario oficial La Gaceta, la justicia controlada por el comandante Daniel Ortega reanudaba lo que él mismo ha catalogado como una “persecución política en su contra”.
“Ernesto estaba asustado. No sabía qué pasaba. Le movieron el piso después de haber trabajado tanto por este país. Estaba sin palabras. En estado de indefensión”, relató Acosta, quien desde hace más de treinta años asiste al estandarte de la Teología de la Liberación, el sacerdote revolucionario que fue amonestado públicamente por Juan Pablo Segundo, el bardo ganador del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Allí estaba Cardenal, al filo de su cama, con sus dos noventa y dos años cumplidos en la frugalidad que escogió como modelo de vida. Rodeado de los mismos viejos muebles, sus libros en los estantes, unas cuantas esculturas, cactus, garzas, peces, armadillos que esculpe en su casa ubicada en Los Robles, en Managua, señaló Ramírez.
Es por eso que Acosta no concibe cómo el edicto judicial emitido por el juez Nelson Omar Larios argumente que Cardenal incumplió “obligaciones contractuales”, en parte porque cambió de domicilio. “Si lo hubiesen querido encontrar lo encuentran, si Ernesto siempre ha vivido en esa misma casa y despachado en la misma oficina”, criticó la asistente del poeta.
Este lunes, Acosta reveló que emprendieron acciones legales contra el edicto solicitando “nulidad en lo actuado”. “Legalmente no te podes defender si los dados están marcados de un lado, ¿entonces qué podes pensar cuando no es un juicio, sino cuatro juicios hasta por injurias y calumnias contra Ernesto que ya caducaron”, sostuvo Acosta en el programa Esta Noche.
La asistente del poeta recordó que hace cinco años al poeta el congelaron las cuentas y un año después —luego de la solidaridad mundial con Cardenal— las autoridades judiciales determinaron que el sacerdote “fue injustamente condenado”. “Pero el daño estaba hecho”, dijo Acosta.
El edicto judicial ordena que el poeta pague 800 mil dólares, es decir 17 millones de córdobas, a Nubia del Socorro Arcia Mayorga en concepto de “daños y perjuicios”. El origen del conflicto reside en el litigio por el hotel Mancarrón, ubicado en el archipiélago de Solentiname, que esta exministra de Turismo reclama como propio. Sin embargo, la Asociación para el Desarrollo de Solentiname —encabezada por Cardenal— sostiene que Arcia Mayorga alteró un documento legal.
Ni el juez Larios ni Arcia Mayorga contestaron las llamadas y los correos electrónicos enviados por Confidencial para obtener su versión.
Festival de poesía guarda silencio, poetas no
La publicación del edicto sorprendió dos días antes que en Nicaragua se inaugurara el Festival de Poesía de Granada (FIPG), una de las reuniones más importantes de poetas, y que en 2013 fue dedicado al autor del famoso Evangelio de Solentiname.
Hasta ahora, el FIPG como institución no ha emitido una comunicación oficial solidarizándose con Cardenal, como sí lo hizo el Festival Internacional de Granada, pero de España. “El nuevo ataque que ha recibido y a todas luces obedece a venganzas y represalias por su actitud siempre crítica ante los abusos del poder”, suscribieron Daniel Rodríguez Moya y Remedios Sánchez, directores del festival español.
Pese al silencio del FIPG, miembros de la junta directiva del evento han criticado la decisión judicial y expresado solidaridad con el sacerdote. La escritora y poeta Gioconda Belli, fue una de las primeras en hacerlo.
“Nos parece que sí es una persecución política, contra la libertad de expresión. La poesía no está desvinculada de la política. El festival se protege porque tiene preocupaciones económicas, y sabemos que en este país si pones en la acera errónea te pueden pasar cosas. Los poetas como poetas estamos totalmente solidarios con Ernesto”, justificó Belli.
La poeta Lina Zerón llegó de México a Granada y externó su desconcierto ante esta acción contra un poeta del que se considera la principal fan en su país de origen. “Él ha sido fundamental para el desarrollo de este país (…) Tiene que alzarse la voz, llegar a todos lados para que se le ayude, se le apoye, porque no es posible que a una persona que ha dado tanto por su patria le están haciendo estas cosas. Es una chingadera”, dijo.
Los poetas y escritores destacaron la consecuencia de Cardenal, quien criticó a la dictadura somocista a través de sus versos, y en la actualidad critica la dictadura familiar Ortega-Murillo. El catedrático y bardo Nicasio Urbino no duda en que el edicto responde a una pasada de cuentas política.
“Ernesto es un hombre que ha entregado su vida, su talento a Nicaragua, a la Revolución, a Latinoamérica de forma desinteresada. Ha donado casi todos sus haberes, y ha ayudado a varias generaciones de escritores a salir adelante”, señaló Urbina.
Anastasio Lovo, miembro de la junta directiva del FIPG, fue más allá. Consideró que a un símbolo de la Revolución Sandinista (recordado por su paso al frente del Ministerio de Cultura) no debe tratársele de esa forma.
“Esto está provocando una ola de solidaridad entre todos los escritores nicas y del mundo. Yo no tengo empacho en pedirle a las autoridades judiciales y políticas de este país que por favor revoquen ese sentencia, y dejen al maestro Cardenal, que ha dado todo por Nicaragua, que siga viviendo su vida tranquila para gloria de este país. Él es paradigma de verticalidad, honestidad y, si se quiere, santidad en la poesía de Nicaragua”, argumentó Lovo.
Sin embargo, no todos los escritores compartieron esa visión. Jorge Eduardo Arellano fue esquivo al referirse al tema que ha caldeado los ánimo del FIPG. El experto dariano se declaró “enemigo de la política”, y acusó al reportero “de ser un instrumento sin iniciativa” cuando le fue solicitada su opinión. “Todos los poetas maestros míos que se metieron a la política fracasaron”, enfatizó Arellano, que de un manotazo apartó la cámara del programa Esta Noche.
Organismos de escritores respaldan a Cardenal
El PEN Internacional, organización global que defiende la libertad de expresión, emitió un comunicado en el que resaltó que las “posiciones valientes, directas y críticas a la situación de Nicaragua” de Cardenal “bajo el gobierno, desde 2007, de Daniel Ortega, son las que le han causado perjuicios y persecución”.
El capítulo del PEN Nicaragua —presidido por Gioconda Belli— exhortó [gfycat data_id=""]a las autoridades nicaragüenses a cesar el hostigamiento al poeta, y declarar sin lugar esa demanda y a respetar el uso que él, como intelectual ha hecho de su libertad de expresión para opinar y disentir con el actual gobierno de Nicaragua.
Mientras que el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE), del cual Cardenal es parte, calificó de acoso la decisión judicial.
“Los escritores y escritoras que integramos el CNE queremos manifestar nuestra indignación por este atropello contra quien ha sido merecedor de tantas distinciones en el campo de las letras (…) al punto de ser considerado como uno de los autores de mayor reconocimiento universal”, puntualiza el comunicado. “A esto agreguemos que su obra ha contribuido a darle un nuevo giro a la literatura en lengua española al ser quizá el representante más conspicuo de la poesía exteriorista”.
Según el CNE, esta persecución contra Cardenal representa también un golpe al pueblo Nicaragua, dado que es uno de los más importantes representantes de la cultura en general y de la poesía en particular, “con la que nuestro pueblo se siente profundamente identificado”.
La secretaria personal de Cardenal, Luz Marina Acosta, anunció que Cardenal viajará este martes a Granada a participar en el FIPG, que este año, irónicamente, reivindica el legado de dos poetas que, como el sacerdote, usaron la poesía para denunciar regímenes políticos contrarios a la libertad: el salvadoreño Roque Dalton y el nicaragüense Manolo Cuadra.
Con la colaboración de Nestor Arce