2 de noviembre 2019
Un encuentro cara a cara entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el dictador nicaragüense Daniel Ortega, fue una idea sugerida por altos funcionarios del régimen orteguista al influyente predicador estadounidense Ralph Drollinger, profesor de la Biblia del gabinete de Donald Trump, quien participó en el acto central del pasado 19 de julio en Managua.
En un artículo publicado en la revista de The New York Times se señala que la posibilidad del encuentro entre ambos líderes fue sugerida por Rosario Murillo, vicepresidenta y primera de dama de Nicaragua, y por Oscar Obidio Cubas Castro, nombrado en abril pasado como embajador ante el Estado de Israel, quien se encargó de guiar al reverendo y su esposa Danielle Madison, durante su visita de tres días en Nicaragua.
En el extenso reportaje, escrito por el periodista Mattathias Schwartz, se detalla una conversación entre Cubas y Drollinger, horas previas a un encuentro entre el predicador y la pareja dictatorial.
C: “Cuando la gente habla con Ortega cara a cara, le cuentan cosas malas sobre Trump. Si pueden hablar cara a cara, será algo positivo. Como Kim Jong-un (dictador de Corea del Norte). ¿Estás de acuerdo?”.
D: “Tendrá que haber muchas reformas para que eso suceda”.
C: “Eso no sucedió con los norcoreanos. ¿Cuál fue la diferencia?”
D: “Tenían una bomba nuclear”.
C: “¿Es necesario que tengamos una bomba para hablar?”
Se quejan de sanciones
Antes de viajar a Nicaragua, Drollinger se reunió en Washington con Michael McKinley, entonces asesor principal del secretario de Estado Mike Pompeo, quien le sugirió que no aceptara la invitación de Ortega, y en Managua fue recibido por el embajador de Estados Unidos Kevin Sullivan, quien le brindó un amplio reporte sobre las violaciones a los derechos humanos por parte del régimen.
El predicador se reunió con Ortega y Murillo el 20 de julio en el centro de convenciones Olof Palme. El dictador le habló sobre los planes estadounidenses, no concretados, de construir un canal interoceánico en Nicaragua, y no por Panamá. Narró más pasajes de la historia del país, hasta caer en los supuestos actos de violencia de 2018, lo que aprovechó para venderse como una “fuerza para la paz y estabilidad” nicaragüense, según el artículo.
Schwartz cuenta que Drollinger fue al grano y le preguntó a los dictadores: cómo los podía ayudar con el Departamento de Estado de EE. UU. En ese momento, entró en escena Murillo, quien inició a traducirle a Ortega, que se retiró en silencio.
La primera dama le mencionó al reverendo que el problema eran las sanciones que Estados Unidos ha impuesto a varios funcionarios del régimen, entre los que destaca ella y su hijo Laureano Ortega Murillo. Ambos señalados de corrupción y violar los derechos humanos de los nicaragüenses.
También le subrayó que las autoridades estadounidenses exigían elecciones anticipadas, así como una “rendición de cuentas” por los más de 300 asesinados durante la represión policial y paramilitar.
Ortega y Murillo se vendieron sin pruebas como víctimas de una conspiración orquestada por “ONG internacionales, activistas por los derechos de los homosexuales, activistas por los derechos del aborto, católicos que se habían alejado de Dios”, destaca el reportaje.
Murillo invita a Pompeo
Durante la conversación, Murillo sacó a relucir el nombre de Donald Trump. Recordó que Ortega y Trump se reunieron en los años de 1980, en una recepción en Nueva York, en el contexto de una Asamblea General de las Naciones Unidas.
Schwartz narra que el predicador se adelantó a la pregunta implícita sobre un posible encuentro entre ambos líderes. Drollinger le ofreció a Murillo y Ortega, promover una visita a Nicaragua del secretario de Estados de EE.UU., Mike Pompeo y su esposa Susan, lo cual fue aceptado de inmediato por Murillo
—Qué puedo hacer en base a mi relación personal con Mike Pompeo que pueda ayudar en términos de reconciliación? —preguntó Drollinger.
Murillo sugirió la posibilidad de que Pompeo pudiera venir a Nicaragua, “no en una visita pública, pero que recorra el país y hable con la gente”
—¿“Entonces, quizás Mike y Susan podrían visitar Nicaragua?” —preguntó Drollinger?— “¿Les gustaría eso?”.
—“Si, por supuesto! por supuesto!”— respondió Murillo
Pompeo es un abierto crítico de los regímenes de izquierda en Latinoamérica: Cuba, Venezuela y Nicaragua. En septiembre pasado, en ocasión del 198 aniversario de la independencia nicaragüense, el diplomático estadounidense abogó porque se restablezca la democracia en Nicaragua. “ Estados Unidos apoya las aspiraciones del pueblo nicaragüense de restaurar la democracia en su país por medios pacíficos, para que puedan vivir con dignidad en una Nicaragua libre y próspera”, fue el mensaje.
El periodista indica que le escribió en octubre pasado a Drollinger, para preguntarle sobre la hipotética visita de Pompeo a Nicaragua. El predicador le respondió que “todavía” no le había hablado del tema, aunque le aclaró que el secretario de Estado “tiene peces más grandes para freír en este momento”.
Estudios de la Biblia
Los Drollinger vinieron a Nicaragua para sondear la posibilidad de establecer una unidad de “estudios bíblicos” dentro del Gobierno orteguista. El predicador es el fundador de Capitol Ministries, una organización religiosa que se dedica a “evangelizar” a los líderes políticos del mundo, para que legislen basados en “principios bíblicos”.
La esposa de Drollinger planteó la posibilidad de crear esa unidad en la Asamblea Nacional, para lo cual ya tenían un pastor como candidato a dirigirla, a quien entrevistaron en julio pasado. Ortega aceptó la propuesta y estuvo de acuerdo en la persona propuesta, aunque no se conoce el nombre.
Drollinger es el mentor espiritual del Pompeo y del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, quien lo instaló en la Casa Blanca para que dirigiera la unidad de estudios bíblicos en la mítica casa presidencial de EE.UU.
Temas en común
El reportaje subraya las ideas que tienen los Drollinger sobre algunos temas: “el matrimonio (hombres líderes, mujeres sometidas), homosexualidad (una abominación e ilegítima a los ojos de Dios), el aborto (camino hacia el infanticidio), el cambio climático (una creencia radical de los teóricos de la moda secular) y la separación familiar en la frontera sur con México (un castigo apropiado para los inmigrantes ilegales)”.
“Para Drollinger, la Biblia es más que la palabra literal de Dios. Es la única base defendible para cualquier pensamiento racional. El texto, bajo la doctrina de la inerrancia (la ausencia de errores o de fallas en la Biblia), es de hecho perfecto y no está abierto a múltiples interpretaciones”, escribe el periodista.
El artículo describe que antes de despedirse de la pareja de estadounidenses, Murillo se quejó de algunas ONG y algunos “intrusos”, quienes según la primera dama: “están obsesionados con el aborto y los derechos de los homosexuales y el matrimonio homosexual. Y nos han acusado de todo. Porque no hemos aprobado ninguno de esos”.