14 de septiembre 2015
La periodista mexicana Carmen Aristegui llegó a Nicaragua la semana pasada para participar en la celebración de los 15 años de periodismo independiente del programa Esta Semana, dirigido por Carlos Fernando Chamorro. La visita de esta destacada periodista, referente de la libertad de prensa en Latinoamérica, se produce en uno de los momentos más álgidos de su carrera: hace unos meses perdió el espacio radial de su programa por las ampollas que levantó en el gobierno de Enrique Peña Nieto la publicación de una investigación que exhibió la millonaria mansión adquirida por el mandatario priísta en un caso señalado de conflicto de interés.
Con elocuencia y sentido del humor, Aristegui sostuvo un conversatorio con Chamorro sobre periodismo y libertad de expresión ante un auditorio abarrotado en el Teatro de la Alianza Francesa. Tal cual si condujera su programa de televisión en CNN o la radio, imprimiendo energía y el gesto adecuado a cada frase, Aristegui analizó la gran tragedia mexicana de los 43 normalistas desaparecidos y también advirtió sobre los peligros para la democracia de la concentración de medios (bajo la figura de los duopolios), una situación que comparten México y Nicaragua: “Tocan las mismas rancheras”, ironizó.
La periodista departió casi dos horas con los televidentes de Esta Semana, universitarios, escritores, intelectuales, miembros de la sociedad civil y la prensa nacional, en las que narró cómo vive el oficio, los riesgos de la profesión en su país, sus frustraciones con las historias y, claro, sobre “La Casa Blanca de Peña Nieto”, el reportaje de su unidad investigativa que le valió el premio nacional de periodismo del país azteca.
I. La tragedia de Ayotzinapa
La pregunta de rigor con la que Chamorro despuntó la plática con Aristegui no podía ser otra que el caso de los 43 normalistas desaparecidos. Un día antes de la actividad en Managua, una comisión de expertos, comandados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), publicó un informe tumbando “la verdad histórica” que la Fiscalía mexicana presentó. Según la versión del gobierno de Peña Nieto, los 43 jóvenes fueron quemados en un basurero de Cocula. Sin embargo, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) negó la hipótesis de que fueron incinerados.
“Era imposible quemar 43 cuerpos sin dejar rastros significativos en los alrededores del vertedero”, dijo la periodista. Para Aristegui, las conclusiones del informe de la CIDH no solo evidencian la negligencia de las investigaciones del gobierno, sino el grado de deterioro de las dependencias del Estado.
“Hay implicaciones enormes por la presencia internacional, de lo que significa que México ceda una parte de su soberanía, de la operación de justicia. El componente internacional está dándole la vuelta a un caso emblemático”, analizó la periodista, quien también dirige el portal Aristegui Noticias. “La crisis profunda de credibilidad en las instituciones mexicanas, como ocurrió en Guatemala, hizo necesario abrir la puerta a un grupo de expertos independientes, convocados por la CIDH, para desarrollar una investigación. Ante el horror de las informaciones de estos jóvenes, calcinados en esa inmensa hoguera imaginaria, hubo necesidad de recurrir a esa instancia internacional”, agregó.
El conclusivo de la CIDH, además da pistas sobre otra hipótesis detrás de la desaparición de los estudiantes: Que el caso pudo estar vinculado al tráfico de heroína. Se baraja que los estudiantes tomaron por error el 26 de septiembre de 2014 un autobús cargado de droga oculta, lo que pudo ser el móvil del ataque armado y la desaparición.
“Hay un quinto bus que nunca fue reportado en la investigación oficial. La crudeza del informe de los expertos internacionales nos habla de que hay una inmensa incompetencia en las autoridades investigativas mexicanas o enorme corrupción. A lo mejor las dos cosas. Los responsables de la investigación no han podido explicar por qué nunca reportaron el quinto autobús que habían tomado los estudiantes de esta normal rural”, fustigó Aristegui, recordando que es normal en esa zona que los normalistas tomen buses para trasladarse al DF. Asimismo, está comprobado que de Iguala salen buses con heroína hacia Chicago, Estados Unidos. Una ruta habitual.
Lo grave del asunto –expuso Aristegui– es por qué las autoridades que investigan omitieron información. “¿Por qué un sistema de información como el llamado C4, por el cual las policías ministeriales, estatales y federales y militares se comunican en momentos de emergencia, estuvo funcionando durante todo el tiempo, y hubo comunicación y silencio?”, planteó.
Según esta periodista, considerada la más influyente de México, algo pasó en las autoridades de todos los niveles, pues los normalistas se convirtieron en esa situación de redes de narcotráfico y corrupción por lo que había que deshacerse de ellos. “Por eso el ataque fue tan brutal, fue aumentado. Y una conducta de tomar un autobús no podría justificar tamaño ataque. ¿Qué móvil hubo detrás? Pues todo se acerca a pensar que los chicos se atravesaron en una estructura criminal que pudo contar con anuencia gubernamental. Ese es el gran asunto en este momento detrás de la tragedia de Ayotzinapa”, aseguró Aristegui.
II. Violencia y concentración de medios
Aristegui dejó claro que la principal mordaza a la libertad de expresión y prensa en su país son los asesinatos de periodistas, y la autocensura en zonas de México donde el crimen organizado y los gobiernos locales son la misma cosa. Una frontera roja que, dijo, están fuera de los estándares del Estado y donde ejercer el periodismo es de alto riesgo.
“Hay elementos que conspiran contra la libertad de expresión y prensa, pero el más grave es la amenaza física directa que ocurre, y nos deja a un país con una lista demasiado larga e impune de periodistas asesinados”, lamentó Aristegui.
En México también existe la concentración de medios bajo un duopolio que inhiben la libre expresión y el libre ejercicio de las ideas, sostuvo la periodista equiparando el caso al de Nicaragua.
“En Nicaragua solo queda Canal 12, porque todo lo demás es un duopolio. ¡No cantamos mal las rancheras!, porque en el caso mexicano hay un problema estructural claramente de duopolio”, afirmó Aristegui. “¿Qué cosa más grave puede ocurrirle a un intento de democracia que una estructura hiper concentrada en pocas manos de un bien de la nación que es el espectro radioeléctrico?”, añadió.
Según Aristegui, tiene un gran significado que en México dos manos concentren el espectro más poderoso que es la televisión y después la radio: “Significa desde luego la vulnerabilidad de los periodistas y los derechos las audiencias. Entre menos competencia exista, pues la calidad de la información va en detrimento”. La periodista sostuvo que estos medios bajo la lógica del duopolio ofrecen trivialidades en su programación y discriminan noticias e informaciones vitales para que el ciudadano pueda empoderarse y opinar.
III. "La Casa Blanca" de Peña Nieto
La historia de la mansión de siete millones de dólares del presidente Peña Nieto empezó con la curiosidad de un reportero, afirmó Aristegui. Mientras el periodista Rafael Cabrera estaba de compras en un supermercado vio en la revista Hola a la actriz y primera dama mexicana, Angélica Rivera, posando en una imponente mansión a propósito de una entrevista, en la que aseguraba que después de la presidencia de Peña Nieto ese sería el hogar de su familia.
“La curiosidad del periodista, que no deja de serlo ni cuando hace las compras, lo empujó a preguntarse de quién es la casa. Si Peña Nieto, un político de mediano nivel, pudo haber pagado esa casa”, narró Aristegui.
Fue así como nació el reportaje que arrinconó al gobierno de Peña Nieto. A sabiendas de lo que tenían entre mano era algo grande, el equipo periodístico de Aristegui revisó cada dato hasta 10 veces para corroborar la información. Así tejieron la historia que terminó incluyendo a la empresa China Railway Construction Corporation Limited, una de las grandes contratistas proyectadas por el concesionario HKND-Group para la construcción del Canal Interoceánico en Nicaragua.
“No hay un solo dato que no se pueda demostrar. Sabíamos a lo que estábamos llegando con ese reportaje: Exhibir que un presidente de la república y su familia poseen una residencia de esas dimensiones, hizo que tuviera que dar explicaciones que a muchos, hasta el momento, le resultan inverosímiles”, explicó Aristegui.
Cuando los periodistas de Aristegui consultaron a la Presidencia sobre el dueño de la Casa Blanca, la alarma cundió en Los Pinos, la residencia presidencial de México, desde donde se movieron fichas. Los gerentes de MVS Radio, la emisora donde Aristegui transmitía a diario su programa, el más escuchado en México, se negaron a publicar el reportaje.
Aristegui y su equipo investigativo optaron por publicar en otros medios la historia, que también terminó descarrilando el proyecto millonario de un tren con ruta DF-Queretaro. Resulta que el dueño de la Casa Blanca es un contratista allegado a Peña Nieto que fue beneficiado con la licitación del tren. Sin embargo, previendo el impacto del reportaje, el gobierno priísta canceló la concesión en la que estaba involucrada China Railway para aminorar el escándalo.
La publicación afectó profundamente la imagen de Peña Nieto y las presiones en MVS siguieron contra Aristegui y su equipo. Hasta que por varias tercias terminaron echando a la mejor periodista de México de la emisora.
“Presumo que forma parte de una situación que no es entre particulares y de lógica de mercado. Ni es un tema relativo a la competencia. Es un asunto de consigna política y de venganza contra los periodistas de un poder político que se sintió y estuvo exhibido en algo que no ha podido explicar, y que en lugar de contestar el mensaje, está matando el mensajero. En vez de responder a la imagen que proyecta el espejo, está dando un martillazo al espejo”, zanjó Aristegui.
IV. Los "falsos Televisa", frustración periodística
No haber podido llegar al fondo de la historia de los falsos televisa, atrapados en agosto de 2012 con 9.2 millones de dólares por la Policía Nacional, frustró como periodista a Aristegui. Chamorro acotó que mientras en Nicaragua, las preguntas giraban en torno a las 34 veces que esas camionetas entraron y salieron del país, evidenciando la complicidad y el desplome de la seguridad fronteriza y aduanera, en México el interés se centró en cual era la relación de la banca con Televisa.
“Las pistas que quedaron abiertas nos llevan a esas grandes historias donde los periodistas quedamos totalmente frustrados. Esta es una historia que no sabemos lo que sucedió, que tenía huella de pie grande, porque el conjunto de componentes llevaban a que los detenidos en Nicaragua no pudieron ser defendidos, según sus abogados. Un juicio totalmente irregular aquí y allá”, acotó la periodista.
De acuerdo a Aristegui, desde México veían que Nicaragua estaba dando pasos muy significativos al detener las camionetas, pero el proceso se entorpeció. “¿Qué sucedió allí? No lo sabemos. No hemos podido tener contacto con los mexicanos que fueron remitidos a México después de un juicio que fue transnformándose en algo más opaco. En un juicio donde incluso, cuando se permitió la oralidad de los mexicanos, dijeron literalmente de sobrevivencia pero no revelaron nada”, lamentó.
Las grandes preguntas sin respuestas para Aristegui fueron no conocer más sobre las camionetas, por qué la banda portaba uniformes de Televisa. “Hay una historia inconfesable que nos dejó a los periodistas un grado de frustración, porque invertimos una gran cantidad de tiempo, de un gran esfuerzo periodístico. Logramos saber que estas camionetas y otras más estaban registradas en Costa Rica”, dijo.
La periodista llamó la atención de que las camionetas transitaron muchas veces sin ser revisadas por las fronteras centroamericanas. Además, contaban con aparatos sofisticados adentro de ellas. “Si era un camuflaje era uno muy profesional. Y no sabemos qué pasó. No sabemos por qué el sistema de justicia nicaragüense a final de cuentas no permitió la transparencia a nosotros, los periodistas, para saber qué demonios había detrás de esta historia con los logotipos de la televisora”, cuestionó.
[destacado titulo="La trayectoria de Esta Semana"]
Las palabras de Aristegui fueron seguidas con interés por un público joven y adulto, que pudo conversar, tomarse fotos y pedirle autógrafos. Aristegui resaltó la trayectoria del programa dirigido durante 15 años por Carlos Fernando Chamorro: “Esta Semana es uno de los espacios de América Latina mejor consolidados, donde se ven pasar personajes y situaciones que van contribuyendo al entendimiento de Nicaragua y de la región”.
“Son 15 años de periodismo independiente de Carlos Fernando, con una presencia pública fundamental y contribuyendo al debate, a la investigación y la tarea periodística”, apreció Aristegui. “Carlos Fernando no solo es un gran periodista en Nicaragua, como todos sabemos. Es unos de los periodistas referenciales de América Latina. Un hombre que logrado construir un prestigio propio, una presencia pública de enorme importancia”, aseguró.[/destacado]