8 de mayo 2020
Arnoldo Moreno, un sepulturero del cementerio general de Chinandega, nunca había presenciado un entierro tan anormal como el que vio un día de la semana pasada. En sus cinco años de trabajo, jamás le habían impedido a los familiares que se despidieran del deudo. El ataúd estaba herméticamente cerrado. “Dicen que murió de asma”, afirmó el joven enterrador, al pie de una tumba, en una ciudad donde sus habitantes están divididos por la pandemia de la covid-19 que amenaza —según fuentes médicas— con colapsar el Hospital España, de referencia en ese departamento del occidente de Nicaragua.
En Chinandega, oficialmente no hay casos positivos del nuevo coronavirus, y el Gobierno no ha reportado ninguna muerte por la covid-19. Sin embargo, registros independientes señalan que hasta la fecha hay 61 casos sospechosos y 18 muertes por la pandemia.
Esa diferencia abismal entre la negativa oficial y el registro independiente han dividido a Chinandega, entre quienes creen a pies juntillas las palabras del Gobierno, y quienes han decidido autoprotegerse ante el coronavirus. En las calles, sitios populares y puntos neurálgicos de la ciudad se entremezclan ciudadanos con y sin mascarillas.
En cualquier momento del día, en una esquina del Mercado Central se reúne una docena de ciudadanos con variopintos tapabocas; pero en la esquina opuesta hay otra docena más de ciudadanos sin ellas. La escena se repite en las filas para entrar a los bancos, en las filas de las farmacias, o en las bancas del Parque Central.
“Tengo entendido que aquí en Nicaragua no hay contagio local, solo contagio extranjero, por eso aún no uso mascarilla”, dijo Bismarck García, un cambista de dólares en la antigua esquina de los bancos.
A unas cuadras de distancia, en el Parque Central, la propietaria de un local, Sara Vallecillo, menciona que ella ya usa mascarillas, aunque “la gente (autoridades de Salud) no quiere decir nada, pero de hecho aquí (Chinandega) ya está feo”.
Contagio comunitario
Desde el martes pasado, el Ministerio de Salud (Minsa) no brinda su reporte diario sobre la situación de la covid-19 en Nicaragua. Ese día, el secretario general de Salud, Carlos Sáenz, afirmó que en Nicaragua registraba 16 casos positivos, de estos cuatro activos y cinco fallecidos, lo que coloca a Nicaragua con un índice de letalidad superior al 30%, la más alta de América.
Al silencio de Minsa se suma el hecho que la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, durante dos días consecutivos ha dejado de brindar información y cifras de la pandemia, en su soliloquio diario del mediodía.
El mutismo gubernamental y la carencia de pruebas masivas de covid-19 preocupa a los epidemiólogos, que carecen de la información para establecer proyecciones sobre el crecimienro de la pandemia. “Hemos escuchado que hay un incremento en el número de personas fallecidas (en Chinandega), pero no hay datos oficiales. Como epidemiólogo se me hace muy difícil hacer un análisis, si el Ministerio de Salud no provee la información oficial”, dijo el médico Luis Callejas Callejas, quien trabajó en el CDC de Atlanta y entre 1997 y 2001 fue director del Sistema Local de Atención Integral en Salud (Silais) de Chinandega.
Según el doctor, quien también fue diputado liberal, la información oficial es que en ese departamento del occidente del país “no hay casos”; sin embargo, “se habla” de contagios en algunos municipios chinandeganos como Chichigalpa, El Viejo, Somotillo y la ciudad de Chinandega. “Esto evidencia que existe o ha iniciado lo que nosotros (epidemiólogos) llamamos una transmisión comunitaria, que en cualquier lugar puede ocurrir la transmisión”.
Colapso del hospital
Pese al secretismo del régimen, fuentes médicas chinandeganas temen que el Hospital España se encuentra al borde del colapso, con más de veinte pacientes covid-19 y un decena de médicos y personal auxiliar contagiados, entre ellos la propia directora del hospital, el subdirector, el director de la Unidad de Cuidados Intensivos, y la jefa de enfermería. “Allí le declararon la guerra a la mascarilla, la falta de medidas preventivas y protección de los médicos y el personal de salud, convirtió el hospital en un foco de contagio” dijo una fuente médica de Chinandega. En el clímax de la emergencia. esta semana los demás hospitales nicaragüenses han enviado respiradores al centro chinandegano, que pasó de cuatro a once ventiladores.
En marzo pasado este hospital destinó un ‘área covid’ con 14 camas, aunque esta semana ampliaron la zona y sumaron más camas. “Quitaron las oficinas de dirección y enfermería, y las habilitaron para la covid-19”, dijo a CONFIDENCIAL una fuente del centro hospitalario.
El primer caso positivo de covid-19 era de Chinandega
Los cambios en el hospital iniciaron el 18 marzo, cuando se anunció el primer caso positivo del nuevo coronavirus en Nicaragua. El paciente era un hombre de 40 años, militar y poblador del barrio La Florida, en el municipio de Chinandega, que según las autoridades se contagió del virus en un viaje a Panamá.
“Los (enfermos) de gravedad se dejan para poder mantenerlos con oxígeno. A la mayoría de la gente, la mandan a sus casas, bajo resguardo. Les explican todo el procedimiento, se les llama a diario y se manda a un brigadista a dejarle mascarillas”, destacó una fuente médica.
Cambios en clínicas
Ante la amenaza de un colapso, el papel de las clínicas previsionales ha cambiado esta semana. Previamente, las clínicas remitían al hospital todos los casos sospechosos; sin embargo, ahora se hacen cargo de algunos casos y hasta los ingresan en sus centros.
“El España está ya colapsado. Cada clínica se está haciendo cargo de sus pacientes”, dijo una fuente de una clínica previsional, quien comentó que el cambio beneficiará a los enfermos porque las condiciones en el “hospital España son pésimas”.
“Esta semana empezamos a ingresar (pacientes con covid-19) y los tenemos en nuestra unidad. Se habilitó un área para quince pacientes no graves, y dos graves en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos)”, detalló la fuente médica.
En todo Chinandega hay al menos ocho clínicas previsionales, que tienen áreas de hospitalización, aunque —según una fuente—, “no están capacitadas para manejar casos graves de covid-19. En esa cifra no se incluye a una sucursal del hospital Vivian Pellas, en Chichigalpa, y un centro dentro del ingenio San Antonio, en el mismo municipio, que ya cuenta con un ‘área covid’.
Temor entre médicos
El Hospital España hará también cambios internos, según otras fuentes, para retrasar el colapso. “Los internistas que hacían turnos cada cinco días, ahora los harán cada tres días”, dijo un médico del hospital.
Añadió que doctores de los centros de salud del departamento serán traslados al hospital para reforzar al personal médico, aunque “algunos no quieren, pero eso va a la conciencia de cada quien”.
El temor de los médicos de los centros de salud está fundado en informaciones extraoficiales sobre el contagio de más de una docena de doctores y enfermeras del hospital España, así como personal de una popular clínica previsional en occidente.
El doctor Callejas corroboró está información y comentó: “Los médicos debemos tomar medidas un poco más extremas, cualquier paciente que tengamos es un posible caso sospechoso, y por lo tanto debemos utilizar las barreras necesarias, para no exponernos al virus”.
“No haber tomado las medidas pertinentes y haber metido a las salas a los pacientes (de covid-19) como neumonía común, hizo que proliferara la enfermedad entre el personal médico del hospital”, manifestó otra fuente.
Muertes en Chinandega
El Observatorio Ciudadano, en un reporte especial sobre Chinandega, señaló que, desde el 14 de marzo al 4 de mayo, ellos han recibido información de 24 personas fallecidas en ese departamento, pero de estas lograron “verificar” 18, de las cuales 12 ocurrieron entre el 30 de abril y el seis de mayo.
Este Observatorio, integrado por doctores de diversas especialidades, monitorea de manera independiente el comportamiento de la pandemia en Nicaragua.
“De las diez muertes ocurridas en los últimos cinco días, dos tuvieron un diagnóstico de infarto, sin supuesta vinculación con covid-19. Las ocho restantes son muertes en circunstancias sospechosas en las que las fuentes señalan vinculación con covid-19, como haberse dado órdenes de entierro inmediato, prohibición de vela o que contaron con presencia de policías y funcionarios del Minsa durante el entierro”, subraya el documento.
Medios de comunicación independientes han informado también de la muerte de pacientes por la covid-19. El último fallecimiento reportado por La Prensa fue el de un juez de Chinandega, que según su hijo, ingresó por una pancreatitis al Hospital España el pasado 25 de abril, y murió el domingo pasado.
También se reportó el fallecimiento de una mujer, que logró dar a luz a unas gemelas, pero murió por covid-19 tras el parto. Ella era originaria de La Paz Centro, en León, pero su pareja era de Chinandega.
Otro fallecimiento es el de una comerciante y madre de una radióloga del Hospital España, quien murió el jueves 30 abril. Este caso cobró relevancia por un video que circuló en redes sociales, un día antes de la muerte, donde se ve a una madre reclamar porque la sacaron del centro, donde tiene internado a su hijo.
Una fuente médica indicó a CONFIDENCIAL que previo a la publicación del video, hubo una reunión de los jefes de áreas del hospital, quienes decidieron sacar a todos los familiares y personas no necesarias del centro.
“A partir de ese día, se tomó la decisión que de los portones no podía pasar nadie más que el paciente; si podía caminar que entrara solo, y si no entra con un familiar a dejarlo, pero no puede permanecer en el área”, añadió.
Basados en radiografías
Para el doctor Callejas, un error común del Minsa es que no informa a la familia de forma pertinente sobre la muerte de parientes. “He tenido información de personas que se les achaca haber muerto de covid-19, pero que no se les hizo prueba mientras estuvieron en el hospital. La familia no sabe si murió de covid-19”.
Agregó que las autoridades sanitarias no han proporcionado los datos del muestreo en Chinandega. “No sabemos cuántas muestras se han tomado, ni a cuántas personas”.
Ante ese mutismo del Minsa sobre las pruebas, las fuentes médicas y algunos expertos recurren a las radiografías de tórax para conocer el estado de la pandemia en el departamento.
“Estas radiografías revelan que los pulmones muestran un patrón de ‘vidrio esmerilado’, que significa que el pulmón está totalmente opaco”, subrayó una fuente médica, quien detalló: “Esto ya es sugerente de que estos pacientes no van a sobrevivir sino los entuban, pues con oxigeno no están sobreviviendo”.
En la ciudad de Chinandega existen cuatro clínicas que realizan este tipo de radiografías. En una de ellas, en los días previos a la Semana Santa, los resultados mostraban a unos 20 pacientes a la semana con esta condición de ‘vidrio esmerilado’; para después de la Semana Mayor, la cifra subió a casi 40 personas por semana. “En los últimos días, la cantidad es de casi 10 pacientes por días”, según un médico.
Estas radiografías se las realizan ciudadanos que no desean ir al hospital y tienen posibilidades de pagar una clínica privada. “Estos datos se los quieren pasar al Minsa, pero desde hace días, nadie los atiende”, dijo una fuente. Las autoridades de Salud desde el martes no hablan, aunque desde hace rato tampoco saben escuchar. Mientras tanto, los entierros apresurados, sin velatorios y en cajas selladas, se repiten cada vez más en los dos cementerios de Chinandega.
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