9 de julio 2018
El barrio Sandino nace en las faldas de un cerro verdoso cuya cima, esta mañana lluviosa de julio, está cubierta por la densa bruma. Las casas parecen estar unas encima de otras cuando se les ve desde abajo, en la entrada del barrio, por encima de las barricadas. Las callejuelas que suben a la ladera poblada están trancadas desde hace más de cuarenta días, cuando los pobladores se rebelaron al Gobierno de Daniel Ortega y al alcalde de Jinotega Leónidas Centeno.
Son más de quince barricadas solo en la calle principal de acceso. Casi una barricada por cuadra. El exceso de adoquines resulta vital para los vecinos: Protección efectiva contra los antimotines, paramilitares y la Juventud Sandinista que intenta quebrar la resistencia en esta ciudad norteña. En medio de las barricadas se mueve con destreza “Spiderman”. Un cuerpo fibroso y delgado al que los vecinos le informan por las mañanas lo que sucedió por la noche. Los ataques policiales suelen ser de madrugada. Desde uno de los retenes recobrado por la Policía, los francotiradores abren fuego a la barricada norte del barrio Sandino, en el kilómetro 165. Es una barricada doble con un pasadizo en medio, que sortea dos camionetas quemadas por los manifestantes.
“Spiderman” es uno de los líderes de la protesta en Jinotega. Los de las barricadas creen que detrás la máscara se esconde una muchacha grácil. Sin duda es una voz de mujer la que nos guía por el barrio Sandino. Nos muestra en los huecos que han dejado las balas en las paredes de las viviendas asentadas en la ladera. La residencia data de hace más de cuarenta días en Jinotega y en este barrio.
Ninguno de los manifestantes quiere brindar declaraciones exponiendo su identidad. “Después viene las cacerías casa a casa de los paramilitares y policías”, dice un hombre fornido, de mote “Managua”, que en su juventud militó en el Ejército Popular Sandinista.
La “operación limpieza”
“Managua” asegura que el 80% del casco urbano de la ciudad de Jinotega apoyaba “la lucha azul y blanco”. Pero la cantidad de barrios rebeldes se redujo considerablemente luego de “la operación limpieza” ejecutada por las fuerzas armadas del Gobierno. El último reducto que no pudo ser sometido es el barrio Sandino. El asedio armado es común cada madrugada, pero los turnos de vigilancia y las barricadas reforzadas cada día han imposibilitado el ingreso armado.
El peor día fue el ocho de junio. Fue una jornada que continúa fresca en la memoria de los jinoteganos. La descarga paramilitar y policial dejó decenas de heridos y le causó la muerte a Abraham Antonio Castro Jarquín de doce años de edad. En las barricadas le conocían como “Patito”. En el barrio Sandino vimos a otro niño, con su capucha y su lanza mortero. Con sagacidad advierte que no tiene miedo. “Es patria muerte o morir”, afirma el menor de catorce años, quien no tiene ni idea de la connotación de esa consigna.
Los mayores de la barricada sí la tienen. Varios de ellos militaron en el sandinismo y hace dos meses eran leales al Gobierno de Daniel Ortega. “Nos volteamos, nos volteamos. Hay que diferenciar entre lo que es sandinismo y orteguismo”, explica un exguerrillero que, afirma, haber luchado con el comandante Germán Pomares Ordoñez.
El Sandino es otro bastión sandinista perdido para Daniel Ortega y su Gobierno. “De aquí, de este barrio, salían la mayoría de jóvenes para andar en la Juventud Sandinista. Ahora los coordinadores se esconden en sus casas, toman fotos a los que estamos en las barricadas y las mandan al zonal para que luego nos busquen para palmarnos (matarnos)”, relata uno de los rebeldes.
Ante la limpieza efectiva de los grupos armados del gobierno, el barrio Sandino ha albergado a los rebeldes de otros barrios jinoteganos que no están dispuestos a dejar las trincheras.
Protegieron el mercado municipal
“Aquí la resistencia, en el barrio Sandino, se ha formado y ha resistido de una manera pacífica”, sostiene “Managua”. “Comenzamos con marchas, comenzamos, con tiradoritas (huleras), pasamos al mortero, y pasamos a las trincheras. Pero siempre hemos sido atacados. Hay pruebas del uso de rifles de alto poder con miras telescópicas para francotiradores. Nos atacan con escopetas, con el AK, con 22”, detalla el hombre.
Los sandinistas del barrio Sandino se alzaron contra Ortega cuando los paramilitares intentaron quemar el mercado municipal. “Pero como el mercado es base principal de todo Jinotega, donde sale todo el alimento, en el Sandino nadie estaba de acuerdo. Todo el mundo estaba apoyando que no quemaran el mercado y fue cuando los policías abrieron fuego”, relata un vecino.
Ese fue el punto de inflexión. El Sandino, el barrio que lleva el nombre del general que batalló por estas montañas, se había revelado. “Dispararon sin importar que hubieran niños”, señala con indignación el mismo vecino.
Esperando un ataque
La policía controla el tranque sur y los rebeldes el norte. La tensión desborda en los alrededores del barrio Sandino. Viven al borde de la creencia de que un ataque puede ser inminente. Los pobladores se han acostumbrado a esta situación, al punto que son ellos mismos los que proporcionan víveres para alimentar las barricadas.
En el puesto médico instalado en una pequeña casa de dos pisos y de madera en el Sandino, hay cuatro jovencitas estudiantes de medicina. Una lleva quinto año y es la que ha atendido a heridos de gravedad. La juventud, los universitarios, son quienes iniciaron las protestas en Jinotega. Luego el pueblo los secundó.
Un enfermero que dirige la brigada humanitaria del Movimiento 19 de Abril de Jinotega dijo que en los días que llevan alzados han atendido a 86 personas.
“En su mayoría, el 95%, podemos decir que son heridos con armas de fuego. Son impactos en miembros superiores, miembros inferiores, tenemos un impacto en tórax posterior. Están disparando no para persuadir si no para matar”, denunció.
Pese a la ferocidad de los ataques, los del barrio Sandino no retrocederán. Eso es lo que dicen quienes vigilan las barricadas. “Nos dicen el Monimbó del norte porque Monimbó de Masaya le ha demostrado que se han parado con todas las de ley… y a como se le pararon ellos, así estamos parados nosotros aquí”, dijo un manifestante. “El Gobierno y el alcalde dicen que ya limpiaron Jinotega, pero todavía les falta. El Sandino sigue en pie de lucha”, dijo el hombre.
Matagalpa tranque cerrado
En la vecina ciudad de Matagalpa el tranque fue cerrado en protesta por la detención de cinco dirigentes del Movimiento 19 de Abril. Afirman que fueron paramilitares quienes los secuestraron y luego aparecieron presos en El Chipote.
Por esa razón han cerrado el tranque por completo. “Los vehículos a los que se le está dando pase son las ambulancias, a las personas que van en vehículos particulares con niños o llevan a personas que van enfermas. De lo contrario, se le da prioridad a algunas personas que llevan frutas o perecederos que van en riesgo, igual se están dejando pasar”, afirma uno de los líderes identificados como “Jinotega”.
No lo abrirán hasta que consigan la liberación de sus compañeros. Y continuarán mientras Ortega siga en el poder.