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Dr. Ciro Ugarte, OPS: Incremento de mortalidad en Nicaragua “está asociado a la covid-19”

OPS: “Tenemos el expertise y la capacidad para hacer una auditoría, esperamos que Nicaragua acepte esta misión de evaluación”

OPS: “Tenemos el expertise y la capacidad para hacer una auditoría

Carlos F. Chamorro

19 de octubre 2020

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Aunque el Gobierno de Nicaragua alega que en el país únicamente se han producido 154 muertes por covid-19, siendo el segundo índice más bajo de Centroamérica después de Belice, el incremento alarmante de la mortalidad por infarto, neumonía, diabetes e hipertensión, documentado por CONFIDENCIAL, sobrepasa los 6000 fallecidos en los primeros ocho meses del año. “La mortalidad incrementada está asociada directa o indirectamente a la covid-19”, confirma el doctor Ciro Ugarte, director del Departamento de Emergencias en Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Si nosotros asociáramos esas enfermedades como causas originales de muerte, “estaríamos indicando que no existen servicios de salud suficientes para poder dar atención adecuada, y cuando un sistema de salud es sólido, entonces ese tipo de personas no fallecen, el rango de fallecimientos es similar o un poco más alto que en años previos; si el incremento es sustancialmente alto, claramente tiene otro factor, y en este caso, es la covid-19”, explica Ugarte en esta entrevista con CONFIDENCIAL y Esta Semana.

 El último informe del Gobierno de Nicaragua registra 5353 casos positivos por covid-19 y 154 fallecidos, este sería el segundo índice más bajo de la región, después de Belice, representando el 1.5% de los fallecidos en Centroamérica. ¿Es un dato creíble, puede verificarlo la OPS? ¿Esta es la información oficial de Nicaragua?

Bueno, es la información oficial de Nicaragua. Nosotros hemos expresado en repetidas veces que con la información escueta, y creo que elaborada en un sentido de dar información, solo lo estrictamente necesario, sin expandir en otros datos que son imprescindibles, no es posible hacer una evaluación adecuada de la situación. Es por eso que en nuestros reportes oficiales, señalamos que es información del Gobierno, y que hay otras fuentes que tienen otra información distinta a la oficial.


Por ejemplo, el domingo pasado CONFIDENCIAL publicó un análisis basado en las estadísticas oficiales de fallecidos por neumonía, infarto, diabetes, e hipertensión, que revelan que entre enero y agosto de este año hubo una sobremortalidad de más de 6000 personas en comparación con los años 2017 y 2019, que los médicos y salubristas nicaragüenses asocian a la pandemia covid-19. ¿Cómo valora la OPS esta nueva información sobre la covid-19?

La información de mortalidad tiene que ser evaluada y analizada a la luz de un estudio más exhaustivo, incluyendo la revisión de los certificados de defunción y los reportes de los servicios de salud, y de otras entidades que registran fallecimientos.

El llenado de los certificados de defunción es un problema global. Sin embargo, en condiciones como la que estamos atravesando, la mortalidad incrementada en los países, entre ellos Nicaragua, está asociada directa o indirectamente a la covid-19.

En particular, si nosotros asociáramos las enfermedades, por ejemplo, hipertensión, o diabetes o infarto, como causas originales de muerte, estaríamos indicando que no existen servicios de salud suficientes para poder dar atención adecuada a esas personas, y cuando un sistema de salud es sólido, entonces ese tipo de personas no fallecen, el rango de fallecimientos es similar o un poco más alto que en años previos; si el incremento es sustancialmente alto, claramente tiene otro factor, y en este caso, es la covid-19.

Las recomendaciones de OPS

El Ministerio de Salud de Nicaragua describe estas muertes como comorbilidades y las separa completamente de la covid-19. ¿Esta es una práctica aceptada por los ministerios de salud en otros países de América Latina para la OPS?

No. El trabajo que estamos haciendo con varios de países, como México, es hacer un análisis exhaustivo del exceso de mortalidad que estamos viendo durante la covid-19. En México se están sincerando las cifras de fallecimientos, y claramente el incremento de muertes está asociado principalmente a la covid-19.

Es cierto que debido a que los servicios en salud están saturados con pacientes de covid o tienen mecanismos de restricción para el acceso de otras enfermedades, pero también porque la población decide no ir a los servicios de salud, es probable que haya un incremento de casos de fallecimientos por otras causas, pero eso no puede explicar un incremento drástico de los fallecimientos. Entonces, la respuesta es que nosotros estamos trabajando con varios países: México, Perú, Ecuador, Brasil, y varios otros, en el análisis de la mortalidad por covid y por otras causas.

Si esta tendencia y estas proyecciones se corroboran, Nicaragua sería claramente el país con mayor número de muertos por covid-19 en Centroamérica.

Efectivamente, si nosotros hacemos la comparación de las muertes, el exceso de muertes en Nicaragua, y asociáramos todo ese exceso de muertes con covid-19, tendríamos que hacer lo mismo en los otros países. Los otros países están informando las muertes por covid y están informando muertes por otras causas. Entonces, tendríamos que hacer un análisis similar, y ahí podríamos tener una comparación de la situación en el país. Pero, efectivamente, como usted lo dice, seguramente no estaría entre los últimos lugares. 

¿A qué se puede atribuir este alto nivel de letalidad de la pandemia en Nicaragua? Los médicos y salubristas nicaragüenses han cuestionado la falta de prevención de parte de las autoridades sobre todo en los meses de febrero, marzo y abril, cuando promovieron aglomeraciones masivas y no orientaron a la población medidas preventivas. Incluso la propia Organización Panamericana de la Salud fue criticada por tener una actitud complaciente con esa falta de prevención de parte de las autoridades. ¿Se puede determinar si hubo una actitud de negligencia frente a esta pandemia?

Nosotros hemos dado recomendaciones específicas, tanto en forma privada, como lo hacemos con todos los países en esas conversaciones técnicas; en el caso de la covid-19, esas recomendaciones fueron transmitidas directamente a las autoridades de Nicaragua, y luego que hubieron declaraciones respecto a que la OPS no estaba dando recomendaciones adecuadas, por supuesto incluimos nuestros comentarios también en la conferencia de prensa, y enviamos nuestra respuesta por escrito respecto a cada una de esas posiciones.

La protección de las personas es el punto esencial de cualquier control de emergencia de salud pública, como la covid-19; pero por otro lado, el poder implementar acciones para que las personas se protejan a sí mismas de la transmisión teniendo el conocimiento absoluto de cómo se transmite, es una medida que todos los países han adoptado.

El detectar el virus es una ventaja de los sistemas de salud fuertes, saber dónde se está transmitiendo, con qué velocidad. Tiene también una ventaja en salud pública: protege la vida de la población. El no compartir esa información claramente es una conducta que la OPS rechaza, y lo hemos dicho varias veces: es importantísimo que la población sepa dónde está el virus, particularmente cuando los sistemas de detección están centralizados, cuando solo hay un laboratorio o un sistema cerrado de toma y procesamiento de muestras, la información es aún más vital; y, por supuesto, la circunstancia de alta mortalidad, se refieren porque la población no tomó sus precauciones y hay un incremento significativo de casos en tiempos cortos que saturan los servicios de salud, y no hay capacidad para salvar las vidas. Esos fallecimientos se deben a esas condiciones.

Estamos viendo, ahora, una tendencia a un incremento de casos, pero el incremento de fallecidos no va al mismo ritmo, debido a que los servicios de salud ahora están en mejores condiciones para recibir esos pacientes, pero también porque la población está recibiendo sus resultados de pruebas a tiempo.

Descentralizar la toma de muestras y el procesamiento es una necesidad imperiosa en todos los países, uno de los puntos esenciales para enfrentar un riesgo como este.

Una misión de evaluación para Nicaragua

En Nicaragua las pruebas están centralizadas en el laboratorio conocido como el Centro Nacional de Diagnóstico y Referencia, pero el Gobierno nunca ha brindado información sobre el número de pruebas realizadas y sus resultados.

Extraoficialmente, se ha filtrado información del propio Gobierno, que ha sido analizada por epidemiólogos; en agosto de este año se conoció de 17 000 pruebas que se habían realizado en CNDR (a la fecha, se estima 30 000) y la tendencia era de 56% de positivos, entonces había más de 10 000 casos cuando el Gobierno reconocía únicamente 4000, es decir, de acuerdo con esas pruebas, estaban ocultando más de 6000 casos positivos. 

El epidemiólogo Álvaro Ramírez compartió con usted esa información para que la OPS analizara esas pruebas. ¿Tienen alguna conclusión?

Nicaragua no ha informado oficialmente cuál es el número de pruebas que ha realizado. Efectivamente hemos recibido información de varias fuentes, entre ellas la que usted menciona, y esa información ha sido analizada y colocada en los reportes que se comparten con todos los países. Los canales del Reglamento Sanitario Internacional establecen que nosotros, la Organización Mundial de la Salud y la OPS, como oficina regional, tiene no solo la responsabilidad, sino la obligación de buscar todas las fuentes, y utilizar todas las fuentes para hacer un análisis de la situación que ocurre en los países, para que los Estados parte se protejan adecuadamente, pero también para que el país que está siendo afectado por una emergencia reciba la información adecuada a tiempo.

Es por eso que esa información fue analizada, fue compartida, y en nuestros reportes diarios colocamos una indicación, esta es información oficial, y existen otras fuentes, y colocamos, inclusive, dónde encontrar esas otras fuentes para obtener información de otro tipo, porque usted, toda la población, no solo de Nicaragua, del mundo, necesita saber cómo estamos enfrentando juntos a la covid-19.

Nicaragua se encuentra completamente a ciegas en materia del número de pruebas, o de cuantos casos positivos y fallecidos ha habido por covid-19. Pero hay suficientes indicios de que aquí se ha ejecutado un acto deliberado de ocultamiento de información de parte de las autoridades. ¿Puede la OPS realizar una auditoría en el país, aunque no sea solicitada oficialmente por el Gobierno? ¿Tiene el expertise técnico, y la autoridad para hacerla, dada la emergencia que vive el país?

Tenemos el expertise técnico, tenemos la capacidad para hacerlo. Sin embargo, cada país es soberano en aceptar las misiones de evaluación. Aunque Nicaragua es uno de los países firmantes del Reglamento Sanitario Internacional en el cual se establece que una misión de evaluación debería ser aceptada por el país para hacer un análisis de la situación. Esperamos que Nicaragua acepte esa misión, porque ayudará al Gobierno, pero sobre todo a la población, porque es una evaluación conjunta, no es una evaluación independiente, es decir, analizamos juntos y revisamos, y tomamos conclusiones sobre la situación; porque si nosotros hiciéramos una evaluación independiente, por fuera, sin participación del Gobierno, del laboratorio que hace las pruebas, estaríamos haciendo una evaluación incompleta.

Entonces por eso es que es tan necesario una participación conjunta. Y eso, quiero decirle, que la cooperación técnica de la OPS con Nicaragua se mantiene en todos los demás temas, excepto para la covid-19, es una decisión del país, que esperemos cambie, porque las condiciones, creo que no dan para más.

Hace más de cuatro meses la OPS reconoció que Nicaragua está en la fase de transmisión comunitaria; mientras el Gobierno habla más bien de contagio por brotes identificados. ¿En qué fase se encuentra la pandemia hoy en Nicaragua de acuerdo con la información a la que ustedes tienen acceso?

Nicaragua está en transmisión comunitaria, sigue estando en transmisión comunitaria de acuerdo con la evaluación que tenemos.

El riesgo en el contagio comunitario

¿Qué significa eso? ¿Qué tipo de políticas de prevención o de reacción deberían adoptarse?

Significa que el virus está siendo transmitido dentro de la población en Nicaragua, y es preciso detectar dónde está el virus, y con esa detección, informar inmediatamente a las personas que tienen el virus, aislarse, y a todas, hacer una investigación de los contactos para que entren en cuarentena.

Aislamiento es distinto de cuarentena. Aislamiento significa que la persona está en un lugar, en un ambiente y nadie sale ni entra de ese ambiente a menos que esté protegido. Cuarentena, es una persona que tiene restringido el movimiento para poder ir a otros lugares mientras no se determine que la persona está enferma o no, y eso puede durar unos 14 días.

Las personas que están enfermas o sintomáticas, inmediatamente en aislamiento; las personas que han sido contacto de una persona que es positiva a covid-19, tienen que entrar en cuarentena. Pero, imagínese, si el resultado de la prueba usted la recibe siete días después, o 15 días después, o no la recibe, ¿qué pasa con los contactos? Varios de ellos van a tener la enfermedad y van a transmitir la enfermedad.

Entonces, la transmisión comunitaria significa que es necesario implementar las medidas, el uso de mascarilla permanentemente, en todo lugar público; el distanciamiento físico de otras personas, al menos un metro, esa es la recomendación de la OMS, pero varios otros países dicen, no, puede ser hasta dos metros; y el tercero, la higiene de manos.

Esas tres medidas han sido recogidas por el Ministerio de Salud, y las ha expresado para varios ambientes. Estamos en una línea más cercana, pero es necesario implementar mucho más esas medidas, porque por ejemplo, los eventos con aglomeración de muchas personas, es el momento propicio para que el virus se transmita de persona a persona, no deberíamos promover eventos masivos, es poner en riesgo innecesario a la población. Eso no significa que deberíamos parar la economía; la economía es el motor de la vida, no podemos estar en aislamiento o en cuarentena, todos.

Por eso un análisis rápido de la detección, y luego aislamiento y cuarentena, ha hecho que los países que han implementado esas medidas, puedan haber controlado mejor la covid-19. Sin embargo, hay otros que han dicho no, es mejor que todos se expongan para que todos creen inmunidad contra el virus.

La verdad, en lugar de ser una inmunidad colectiva, es una tragedia colectiva, y eso lo ha expresado no solamente la OPS, también el director general de la OMS, que una conducta de este tipo no se debería de dar y está en contra de los principios del control de cualquier epidemia en el mundo.

Sin embargo, en Nicaragua no sabemos cuántos contagiados hay, lo que sí podemos ver es que hay menos fallecidos y menos personas hospitalizadas en situación crítica en los hospitales, por lo cual hay un estado de relajamiento. La gente dice, pero si esto ya pasó porque ya no hay entierros exprés, ya no están saturados los hospitales. ¿Qué recomendación tiene hoy la OPS para Nicaragua frente a esta realidad?

La disminución de la transmisión y de los fallecimientos se da precisamente porque las personas tomaron las medidas de protección. La lección que debemos aprender es que debemos continuar tomando las medidas de prevención y de precaución. Si nosotros decimos ya pasó, estamos entrando otra vez en la fase inicial, y hay lecciones de muchos países, que tienen igual o mayor capacidad que Nicaragua, que han entrado en fases de muy alta transmisión, donde el número de fallecidos se ha incrementado masivamente.

Aunque no puedo manifestar las cifras exactas de Nicaragua, las cifras públicas que vienen de muchos de los países de las Américas muestran que en las últimas 24 horas, casi el 60% de todas las muertes en el mundo, han ocurrido en las Américas, y más o menos 47% de todos los nuevos casos han ocurrido en las Américas.

Entonces, ¿entramos en la segunda fase, o es tercera, cuarta, o quinta? Esa línea no existe desde el punto de vista del enfrentar una epidemia como esta, esto es un proceso de largo aliento. Necesitamos protegernos, todos, todavía por muchos meses más. Sé que no es una buena noticia, porque nadie quisiera estar aislado, en cuarentena, o en restricción de movimiento, pero el uso de mascarillas, en todo momento, es imprescindible; la higiene de manos, es imprescindible; la distancia física, es imprescindible.

Esas tres medidas deben ser mantenidas por todos durante largo tiempo. Y hay un problema más. La mayor cantidad de nuevos casos y fallecidos se están presentando en entornos familiares. Nuestros hijos, nuestros familiares están cansados de que uno llegue a la casa, después de haber estado con otras personas o en otros ambientes, y dice, bueno, ya estoy en casa, no voy a contagiar a ninguno de ustedes, se quita la mascarilla, y aparentemente está sano. Los brotes están ocurriendo en las familias casualmente por eso.

En muchos de los países la mayor cantidad de casos se han presentado entre la edad de 20 y 39 años, pero, en esa edad la cantidad de fallecidos y de hospitalizaciones ha sido baja. En las últimas semanas se está observando una tendencia en el mundo de un incremento de hospitalizaciones y de fallecimientos en ese grupo de edad, todavía no cercano a las personas de mayor edad, pero es preocupante, y tiene que ver con su pregunta: relajamos las medidas de precaución porque nos sentimos que no nos va a pasar a nosotros. La verdad es que muchos de los que están entre 20 y 39 años de edad sufren también de condiciones que los pone en mayor riesgo, y el virus los va a detectar, el virus está atento, y los va a enfermar, y les va a causar mayores enfermedades a esas personas.


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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