23 de abril 2020
Desde principios de enero pasado, la cirujana nicaragüense Marcela del Carmen Amaya ha dejado de lado su especialidad en ginecología oncológica, para dedicarse por completo a la covid-19, desde su puesto como directora médica del Hospital General de Massachusetts, que está ranqueado entre los mejores cinco nosocomios de Estados Unidos.
Este hospital, uno de los más grande de la Facultad de Medicina de la prestigiosa Universidad de Harvard, ha reducido su personal de 23 000 empleados a solo 2000, dedicados directamente a la parte clínica, “los demás trabajan desde casa”, dijo del Carmen en una entrevista con CONFIDENCIAL el programa Esta Noche, que se transmite en YouTube y Facebook Live.
La medida del hospital cumple con la orden del gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, de imponer una cuarentena en todo ese estado de EE. UU., tal y como lo ha hecho gran parte de Estados Unidos.
Aislamiento temprano y riguroso
Para la doctora nicaragüense, “la única herramienta” que hay por el momento para “combatir la pandemia”, a falta de un tratamiento o vacuna, “es aislar a la gente temprano, y que ese aislamiento sea rigurosamente seguido”.
En Nicaragua, el Gobierno ha apostado por el Interferón cubano para combatir el coronavirus; sin embargo, la catedrática no confía mucho en ese medicamento porque “ha sido estudiado más que todo in vitro” y “es limitada” su experiencia en covid-19, aunque reconoce que tiene “mucho potencial”.
Entre los logros de del Carmen —cuya familia migró a Estados Unidos en 1979—, destaca que ha sido la primera mujer latina que ascendió al rango académico de profesora en los campos de ginecología oncológica, ginecología, obstetricia y cirugía, en la Escuela de Medicina de Harvard.
¿Cuál ha sido tu papel y tu responsabilidad en el hospital ante la pandemia?
Durante los últimos tres meses me he tenido que enfocar en el manejo y preparación de la respuesta hacia la covid-19, sobre todo en la parte de montar programas clínicos para darle apoyo a los pacientes que serían ingresados en el hospital.
Montar diferentes clínicas dentro de nuestro sistema para hacer la prueba de la covid-19, y también decidir qué pacientes se podían quedar en la casa, y los que tenían que ser ingresados en el hospital.
También organizar la fuerza laboral, sobre todo en torno a los servicios clínicos, ya sean médicos, enfermeras y terapistas que se enfocan en la respiración y terapia de los pacientes que están ventilados.
Entiendo que tenés bajo tu mando al menos a 3200 médicos, ¿Cuál es el protocolo de protección de los médicos y el personal de salud?
Hemos usado mucho las indicaciones del CDC (Centro para el Control de Enfermedades) de Atlanta, y eso ha cambiado conforme hemos tenido acceso a menos o más recursos. Hasta esta semana hemos tenido acceso a las máscaras N-95, que son las que te dan mejor cobertura hacia el virus.
Antes de esta semana, teníamos para nuestro equipo las máscaras quirúrgicas para protegernos. Se le daba prioridad a los médicos que estaban en espacios clínicos de alto riesgo, por ejemplo: los quirófanos, salas de cuidados intensivos. Esos médicos y esos equipos de atención siempre han tenido acceso a las máscaras N-95.
Hemos reducido la fuerza laboral de 23 000 empleados a poquito menos de 2000 para apoyar nada más la parte clínica de las operaciones del hospital.
Cuando estamos en contacto con pacientes que tienen covid-19, usamos máscaras N95, gabachas desechables y un protector plástico, encima de la cara para proteger los ojos y el resto de la cara, que es un espacio de alto riesgo.
¿A cuántos pacientes diarios les hacen exámenes para confirmar o descartar la covid-19?
Solamente en el hospital hacemos, más o menos, entre 500 y 600 pruebas diarias. Se basa en pacientes que llaman a un teléfono (del hospital). La persona llama por algunos síntomas o bien puede presentarse en alguna de las clínicas que hemos levantado como respuesta a la crisis, si presenta algún cuadro que preocupe, entonces se hace la prueba.
Mientras hemos obtenido más recursos para hacer la prueba, hemos ampliado las indicaciones para hacerla. Por ejemplo, a partir de este lunes, a toda paciente que se presenta a sala de parto, sin que tengas síntomas, se le hace la prueba.
¿Cuál es el protocolo de actuación con los casos sospechosos de covid-19?
Una vez que el paciente está confirmado y se le va a ingresar al hospital (se le traslada por un área diferente). Hemos aislado diferentes elevadores y accesos dentro del hospital, para tratar de delimitar el contagio de estos pacientes con otros del hospital.
Hemos reurbanizado de cierta manera el hospital, para lograr cohabitar a estos pacientes en diferentes pisos. Ya sea en salas de cuidados intensivos o en sala general. Hemos montado doce diferentes unidades de cuidados intensivos, y otros diez pisos del hospital están reservados para la atención de estos pacientes.
Hoy (martes) en la mañana teníamos un poco más de 350 pacientes con covid-19 confirmados, de los que 162 están ingresados en una sala de cuidados intensivos y la mayoría en ventilación mecánica.
Una vez que el paciente entra a cuidados intensivos porque tiene una enfermedad moderada o severa, tenemos diferentes ensayos clínicos de tratamiento, aunque todavía no hay ningún tratamiento que esté aprobado, pero sí ensayos clínicos.
Dependiendo de los síntomas y del cuadro clínico del paciente tenemos algunos medicamentos antivirales que se han usado para tratar el VIH, y otros que se han usado en el tratamiento del ébola.
El Gobierno de Nicaragua apuesta por el medicamento cubano “Interferón Alfa 2B” para combatir el coronavirus ¿ustedes han utilizado ese medicamento para el coronavirus?
No, no forma parte del portafolio que tenemos en ensayos clínicos, basados en que este medicamento ha sido estudiado más que todo in vitro, es limitada la experiencia que existe en covid-19.
Se usó durante la pandemia de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave), con resultados bastante limitados. La evidencia que ha surgido en covid-19 demuestra que si se da solo, no tiene tanto potencial, que si lo das combinado con algunos de los medicamentes retrovirales que se usan en contra del VIH.
Es un fármaco que tiene mucho potencial, pero creo que la evidencia preclínica todavía no está tan avanzada como otros medicamentos.
En Nicaragua, el Ministerio de Salud afirma que realiza entre 100 y 200 pruebas diarias a nivel nacional, una cifra que está muy por debajo de la práctica en otros países centroamericanos, ¿Cuál es tu opinión sobre el tamaño de esa muestra?
Basándonos en el tamaño de la población de Nicaragua es una cifra bastante baja. Nosotros (en el Hospital General de Massachusetts) tuvimos también ese reto al principio, cuando no teníamos suficientes recursos para hacer la prueba a todos los pacientes con síntomas.
Lo ideal sería hacer la prueba a toda la población, porque sabemos que hay mucha gente que tiene la enfermedad, pero no ha demostrado síntomas.
Y no hacer solo la muestra, sino un rastreo de cuáles son todos los contactos de cada persona que sale positiva, para lograr de esa manera contener la enfermedad.
¿Cómo valorás las decisiones del Gobierno de Nicaragua de no suspender las clases ni la activad del sector público ante la pandemia?
Sin tener mucha información, en detalle, sobre la situación en Nicaragua, te puedo comentar cual ha sido la posición de nosotros dentro del sistema de salud, del hospital y también dentro del Estado de Massachusetts. Acá se suspendieron las clases tanto en las universidades como en todos los colegios privados y públicos desde la primera semana de marzo, y hoy en día tenemos estado de sitio, que no es permitido que salgamos entre las nueve de la noche y las seis de la mañana.
Creo que la única herramienta que tenés para combatir la pandemia, a falta de tratamiento ya probados, es aislar a la gente temprano y que ese aislamiento sea rigurosamente seguido.
¿Puede la sociedad civil llenar el vacío del sector público en el campo preventivo de la salud?
Definitivamente, es una responsabilidad que tenemos todos. Creo que por mucho esfuerzo que hagamos el personal médico, tiene que ser un partnership (sociedad o hermanamiento) con el sector público y con la gente civil que tienen.
Nosotros (los médicos) lo que podemos hacer es apoyar a estos pacientes y tratar de manejar esta enfermedad cuando ya empezó, pero la herramienta más útil que tenemos es la prevención, que está en evitar contagio.
Ahorita la única herramienta que tenemos, a falta de una vacuna, es el aislamiento social, y tratar de mantener la higiene lo más posible.