4 de agosto 2018
Pierson Gutiérrez Solís, exmilitar y empleado de Petróleos de Nicaragua (Petronic), admitió este primero de agosto en los juzgados de Managua --en una audiencia a puertas cerradas del sistema judicial que se encontraba bajo asueto-- que mató a Raynéia Lima, la estudiante brasileña de 31 años de edad, quien murió la noche del 23 de julio luego de ser rafagueada en Lomas de Monserrat, dentro del perímetro de seguridad paramilitar de Albanisa. Sin embargo, lo más desconcertante de este proceso exprés fue el delirante relato de los hechos presentado por la Fiscalía, en un caso en que el Gobierno de Brasil ha demandado que se esclarezca la verdad y se haga justicia.
La historia, según el Ministerio Público, versa así: Pierson Gutiérrez Solís regresaba en su auto (placas M 190591) de Ciudad Sandino hacia Managua. Fue a ese municipio a buscar un local para alquilarlo y montar una escuela de taekwondo. A eso de las diez y cuarenta de la noche, transitaba por la Pista Sub-Urbana cuando se le ocurrió virar hacia el norte en los semáforos del Colegio Americano para “conversar con los guardas de seguridad de esa zona”, y ofrecerles “capacitación técnica”.
“Por casualidad”, relata la Fiscalía, el exmilitar conocía dos guardas de seguridad que estaban de turno esa noche en una caseta ubicada a unos 25 metros de la entrada del residencial San Ángel. Los conocidos responden a los nombres de Henry Uriel Navarrete Ramírez y Javier Videa Reyes, y son empleados Displuton S.A., una empresa de seguridad privada que fue creada por Albanisa para brindarle servicios a esta empresa privada y a Petronic, la empresa estatal hasta hace poco dirigida por Francisco ‘Chico’ López Centeno.
“Siendo que los vigilantes y el acusado son conocidos, este detuvo la marcha y se bajó a conversar con ellos y conocer si habían recibido capacitaciones sobre defensa personal y uso de armas de fuego por parte de la empresa de seguridad para la que trabajan y luego ofrecer sus servicios a dichas empresas”, asegura el relato de la Fiscalía.
A las 10:50 de la noche, la estudiante de medicina Raynéia Lima apareció en la escena en su Suzuki Alto color plateado, placas M 170620. La brasileña buscaba a su novio Harnet Lara Moraga, pero según la Fiscalía ella se perdió en la zona; la víctima se estacionaba y arrancaba, y en uno de los acelerones ingresó al residencial San Ángel.
“Debido al comportamiento y movilización errática del vehículo que conducía la víctima, los guardas dijeron al procesado que ese carro lo miraban sospechoso. Expresaron sentir que sus vidas estaban en peligro” dado que en días anteriores había barricadas levantadas por los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua).
Ante la “actitud sospechosa” del Suzuki Alto (vehículo que a la fecha está desaparecido), Pierson Gutiérrez Solís sacó del baúl del carro un arma “por si ocurría una agresión”. El arma era una Carabine M4, calibre 5.56 milímetros, que, siempre según la Fiscalía, el acusado había comprado en el Mercado Oriental.
El auto de Lima arrancó “a gran velocidad” y los guardas de seguridad se “asustaron”. Se resguardaron en la caseta luego de “hacer un disparo preventivo al aire con una escopeta”. Pero Pierson Gutiérrez Solís se ubicó tras un poste de luz y disparó de frente contra el Suzuki Alto. Como la doctora Lima no se detuvo ante los disparos, el exmilitar siguió accionando el gatillo.
Aunque la Fiscalía dice que solo un disparo atravesó el auto e hirió a la doctora Lima, el análisis forense de la víctima detalla que fueron dos impactos de proyectiles de alto calibre, uno en el abdomen y otro en el tórax.
“Ya herida siguió su marcha y recorrió 104 metros hacia el sur, deteniéndose al lado derecho de la vía, abrió la puerta derecha delantera izquierda y se bajó del vehículo, y se sentó sobre el pavimento”, dice la Fiscalía.
Sin embargo, vecinos de la zona consultados por Confidencial describieron una ráfaga de balas intensa la noche del 23 de julio. Incluso, en la fachada del Condominio “Lomas del Consuelo”, ubicado a más de 100 metros al sur de la escena del crimen, queda un impacto de bala. Eso contradice al Ministerio Público y describe la ejecución de un ataque feroz contra la brasileña.
Novio desaparecido
La Fiscalía relata que el novio de Lima, Harnet Lara Moraga, cargó a Lima y la trasladó al hospital Militar. La joven falleció en el quirófano y esa noche también desapareció Lara Moraga. El único testimonio del joven conocido a la fecha fue el que le brindó a los amigos de Lima, los doctores que esa noche estaban de turno en el Militar. Según esos amigos, Lara Moraga describió a tres paramilitares encapuchados como los responsables del crimen.
Sin embargo, ante los repentinos cambios de la versión policial, Lara Moraga –quien es sobrino del viceministro del exterior Iván Lara-- guarda silencio y se encuentra resguardado en un lugar desconocido. Confidencial conoció que la semana pasada todavía no había brindado una declaración a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) interesada en el caso, ni a la embajada brasileña. Sin embargo, ambas instituciones no contestaron hasta el cierre de esta edición si tenían noticias de Lara Moraga.
Fiscalía tipifica como homicidio
Tras su delirante relato, la Fiscalía acusó por los delitos de homicidio y portación ilegal de arma de fuego a Pierson Gutiérrez Solís. Con esta tipificación se libraría de más de diez años de prisión, ya que no sería imputado por asesinato. El Código Procesal Penal establece penas por homicidios que van de 10 a 15 años de cárcel, mientras la pena por el asesinato es de 20 a 30 años.
“La acusación fue por homicidio sin calificar. Esto le deja al juez la posibilidad legal de calificarlo entre imprudente o doloso. A falta de evidencias, el juez acude a la autoincriminación de culpabilidad y de esta manera cierra la investigación contradictoria”, analizó el ex procurador general de la República, Alberto Novoa. “Esto deja en un ambiente opaco la investigación en su aspecto general”.
Aunque Novoa ve premeditación y alevosía en esta muerte como para calificarlo homicidio, la defensa del exmilitar pidió diez años de cárcel más uno por portación ilegal de arma.
“Hay un objetivo de ocultar la verdad de los hechos y la responsabilidad del autor para desligar al grupo que pertenecía, pues, según los antecedentes, él era un miembro organizado de un grupo que tiene acceso a las armas de carácter restringidos, como es una carabina M4”, planteó Novoa. “Él tiene todo el derecho de defenderse, pero la verosimilitud de la historia no es creíble”, resaltó.
Ocultamiento
Para Gonzalo Carrión, director jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), el relato de la Fiscalía y la tipificación de delitos significa “volver a matar, a asesinar” a la doctora Lima. “Eso es un asesinato, no homicidio. Es asesinato porque cualquiera que tenga fusil en la mano, frente a un carro, tiene todas las ventajas y el que disparó con fusil, disparó a matar”, dijo Carrión.
El defensor de derechos humanos calificó de “farsa” el relato de la Fiscalía en el que afirman que el exmilitar compró el fusil de guerra en El Oriental. Según Carrión, “es un irresponsable lavado de manos”.
“Las fuerzas armadas y de Policía tienen control sobre ese tipo de armamento. ¿Todos los criminales que actúan de paramilitares compraron entonces metralleta en el mercado? No. No las venden en tiendas ni pulperías”, refutó Carrión.
El Ejército ha negado relación alguna con los paramilitares que asolan las calles. Mientras que el comandante Daniel Ortega los ha llamado “policías voluntarios”, “gente que se defiende”, y en otros casos los ha desconocido y asegurado que son financiados por “los golpistas”. Confidencial conoció que además de exmilitar y empleado de Petronic, Pierson Gutiérrez Solís formaba parte del equipo de protección de Albanisa.
“Prácticamente, al tipo lo van a condecorar: ella buscó su muerte y el tipo estaba presto a matar”, ironizó Carrión. “Lo queda evidenciado es que esa estructura es una maquinaria para matar. Estamos ante un atropello, una afirmación bochornosa fuera de toda lógica y razón. Ese paramilitar estaba el servicio de alguien para arriba, esas son responsabilidades de otras personas… actúan así porque tienen orden de matar ¿Quién le puso ese fusil en la mano?”.