26 de septiembre 2020
En 2019, el doctor Darwin Jiménez, de 30 años, salió para México a estudiar una especialización en trasplante renal. Un año después se contagió de covid-19 y hoy, mientras sus pulmones no funcionan, sus colegas y amigos son los encargados de mantenerlo con vida.
Jiménez es hijo de dos artesanos de Masaya que con su negocio lograron darle estudios de primaria y secundaria, hasta que se ganó una beca para estudiar medicina en la Unan-Managua.
Su padre, Juan José Jiménez, relató a CONFIDENCIAL que en aquel entonces hicieron un doble esfuerzo para apoyarlo económicamente mientras estudiaba, y tuvieron un golpe de suerte, pues mientras vendían en la feria Microfer, una clienta canadiense les hizo un pedido para exportar a su país, y así le ayudaron con la universidad.
“Nosotros buscábamos su ropa y libros que necesitaba para estudiar. Había veces que nos llamábamos por teléfono y él estaba en los pabellones de la universidad, de noche, haciendo trabajos”, recuerda su padre.
Darwin Jiménez terminó sus estudios de Medicina e hizo servicio social en Río San Juan y su residencia en el Hospital Manolo Morales, de Managua, junto con la doctora Greta Huete, quien hoy se encarga de recibir las noticias sobre su estado de salud y compartirlas en las redes sociales a petición de sus padres.
Para viajar a México a hacer su especialización, Darwin vendió su vehículo. Su padre cuenta que el viaje de dos años costaba unos 20 000 dólares y para él era imposible pagarle esa cantidad para que continuara sus estudios, pero al final, lograron reunir el dinero y viajó.
El inicio de la enfermedad de Darwin Jiménez
Huete relata que Darwin estudiaba en el Hospital Juárez ubicado en la Ciudad de México, uno de los centros hospitalarios destinados como “hospital covid”, donde se atienden a los pacientes que se contagiaron con la enfermedad, después del inicio de la pandemia.
“Nosotros nos llamábamos y esa vez, le llamé yo y le pregunté, ¿cómo estás? Y me dijo: 'Papa, me falta el aire, no puedo respirar'", relata el padre antes de soltarse a llorar.
Juan José dice que en ese momento sintió “tristeza”, porque él también se había contagiado de covid, y recibió tratamiento en el Hospital de Rivas, donde logró recuperarse más tarde.
Así fue como empezó el calvario del médico nicaragüense, pues su situación se agravó rápidamente y tuvo que ser intubado en el mismo Hospital donde estaba estudiando, según relata la doctora Huete.
A sus padres les dijeron que viajaran a México inmediatamente cuando lo entubaron, pero ellos no tenían dinero para el viaje, por lo que Huete, también amiga de Darwin, ayudó a realizar una colecta junto con otros amigos para reunir el dinero y pagar un vuelo chárter, para que pudieran viajar desde San Juan de Oriente hasta la Ciudad de México.
El viaje se programó y salieron tres días después, Juan José dice que eso fue posible gracias a que la Embajada de México les extendió visas muy rápido.
Un germen afectó sus pulmones
Como consecuencia del covid-19, los pulmones de Darwin quedaron vulnerables y cuando esto ocurre, es probable que cualquier bacteria pueda infectarlos. Para su mala suerte, un germen multirresistente afectó sus pulmones y agravó su situación.
“El covid provocó daño pulmonar y dejó al pulmón vulnerable, lo deja frágil para que lo contagie cualquier germen oportunista. En el caso de él (Darwin) lo infectó un germen que es multirresistente, no se puede tratar con cualquier antibiótico. Dio sensibilidad a un solo antibiótico, pero estas pruebas se hacen in vitro pero a veces in vivo en el paciente no da resultados”, explicó la doctora Huete.
Al no mostrar resultados Darwin tuvo que ser trasladado al Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, el 15 de septiembre. Su situación se agravaba y allí empezaron con otra terapia llamada Oxigenación con Membrana Extracorpórea (EMOC, por sus siglas en inglés).
Esta terapia es descrita como un procedimiento muy complejo que la doctora Huete compara con una diálisis.
Lo que hace es que pone en reposo los pulmones para que no sigan funcionando y con ello puedan recuperarse de sus lesiones, a la vez que oxigena la sangre por medio de una membrana especial y regresa al cuerpo la sangre oxigenada.
Pero la terapia no está funcionando como debería, y según Huete, a estas alturas las esperanzas de su recuperación se diluyen entre más tiempo pasa, “nos estamos preparando para lo peor”, lamenta.
Aunque se desconoce dónde se contagió, la doctora Huete cree que pudo haber sido en cualquier parte en la Ciudad de México, pero también hay sospechas de que pudo ser en el mismo Hospital Juárez, aunque eso no pudo ser determinado.
Gestiones para su regreso
A los padres les recomendaron que preparen todo para el peor escenario posible: la muerte de Darwin. Juan José dice que ya se hicieron las gestiones ante la embajada de Nicaragua en México y que todo está listo.
Pero los protocolos de covid en México no permiten la deportación de un cuerpo, por lo que sería cremado en una funeraria y sus restos posteriormente viajarían a Nicaragua.
Los padres de Darwin tienen la esperanza de que pueda levantarse una vez más. Solo lo han visto dos veces desde que llegaron a México pues en el hospital no les permiten ingresar con frecuencia.
“Los doctores esperan que los pulmones reaccionen y vuelvan a trabajar. Estamos solo esperando”, dice Juan José apesarado, mientras esperan la llamada telefónica que todos los días les da noticias de su hijo, aferrados a que finalmente serán positivas.
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