9 de noviembre 2023
Para la escritora y poeta nicaragüense Daisy Zamora, la educación y cultura en Nicaragua están dominadas por un “culto personal a los dictadores” Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Han borrado la historia y la realidad. A los estudiantes y las estudiantes les enseñan solo adoctrinamiento, mentiras, patrañas. Los jóvenes y las jóvenes en Nicaragua están dominados por las consignas, por un fanatismo, como una especie de culto personal”, dijo Zamora, quien recientemente ganó el XXIII Premio Casa de América de Poesía Americana, con la obra “El encuentro absoluto”.
Daisy Zamora —ensayista, editora, traductora y gestora cultural— es la primera nicaragüense que gana ese premio. El jurado destacó que la obra “ofrece una meditación profunda sobre la vida de las personas transterradas en la que se realza la nostalgia que provoca el recuerdo del país y el tiempo perdido”.
La escritora fue viceministra de Cultura durante el primer Gobierno sandinista en la década de 1980. Fue combatiente del FSLN y participó en el operativo de la toma del Palacio Nacional, sede del Congreso somocista. Además, fue directora de programación y locutora en la Radio Sandino en su época clandestina.
En una entrevista con el programa Esta Noche, la escritora lamentó no poder regresar al país por prohibición del régimen. “Todos somos desterrados. Estamos exiliados de un país que añoramos”.
¿A quién le dedica este premio?
El premio es para Nicaragua. Es simbólicamente importante para Nicaragua, sobre todo por los momentos que estamos viviendo, que son tan duros. Es bueno tener una noticia positiva para el país.
¿Cómo nació “El encuentro absoluto”? ¿En qué se inspiró y qué contiene esta recopilación de poemas?
“El encuentro absoluto” nació en un determinado tiempo, siempre estoy escribiendo poemas, y así se fue gestando. De pronto ya tenía un libro.
¿Y cuál fue su inspiración? ¿De qué trata principalmente?
Mi inspiración es la vida, como sucede con todo arte. Tratamos de expresar todas las experiencias y vivencias —todo lo que estamos viviendo en el mundo y en Nicaragua—, a través del filtro personal, de cómo yo lo veo, cómo interpreto todo esto que estamos pasando, tanto personal como colectivamente.
¿Dónde se puede adquirir y leer “El encuentro absoluto” y el resto de su obra?
“El encuentro absoluto” se va a publicar a principios del otro año (2024), se va a poder adquirir en la editorial Visor. También hay un libro reciente que es una antología que publicó Visor en España y recoge una selección de mis libros anteriores, y eso es lo más reciente que hay. Se llama “La violenta espuma”.
También hay un libro publicado en Perú, en 2021, que se titula “Cerrada Luz”.
En Nicaragua existe un libro que se llama “¿Cómo te ve tu hombre? Un diccionario de bolsillo para mujeres", que todavía está asequible en las librerías.
“Exiliados de un país que añoramos”
¿Cuándo fue la última vez que visitó Nicaragua? ¿Usted se considera a sí misma transterrada o desterrada de facto?
Visité Nicaragua en 2020, fue la última vez, después que habían sucedido todos los terribles eventos de 2018. Llegué al cumpleaños del padre Ernesto Cardenal, a verlo. Desde entonces no he podido regresar.
Este tema del destierro se ha vuelto común en Nicaragua. Son más de 300 personas desterradas. ¿Esas experiencias de otros nicaragüenses están también contempladas en esta obra?
Sí, hay varios poemas que tienen que ver con esa situación que tenemos en Nicaragua, que nos hemos quedado sin el país; es decir, que llevamos el país con nosotros, pero que no podemos regresar.
Esos paisajes, esos olores, sabores, recuerdos que tenemos en nuestra Nicaragua, sólo los podemos añorar, pero no podemos regresar a nuestra tierra. Todos somos desterrados. Estamos exiliados de un país que añoramos.
¿Cómo permea Nicaragua, el presente y el pasado del país, en su obra?
La permea desde el primer poema que escribí hasta los más recientes, porque en mi poesía expreso nuestra realidad existencial en Nicaragua. Todos esos momentos del pasado, del presente y también lo que aspiramos o lo que soñamos tener en el futuro. La poesía anticipa el futuro, es una especie de profecía, porque articulamos los sueños que tenemos para nuestro país y para todos nosotros.
Nicaragua es central en mi poesía, desde allí es donde la escribo, desde el país, desde el ser nicaragüense.
Su papel en el Ministerio de la Cultura
Cuando dirigió el Ministerio de Cultura, junto con el poeta Ernesto Cardenal, ya fallecido, tras la caída de la dictadura de Somoza, la consigna era democratizar la cultura. ¿Cómo ve la escena cultural nicaragüense actualmente en este contexto de una nueva dictadura?
La concepción cultural que había desde el Ministerio de Cultura era democratizar la cultura, que significaba que, en la mayor medida posible, los y las nicaragüenses tuvieran las herramientas para expresarse en todas las artes, en la poesía, la literatura en general, en las artes plásticas, en la danza, en la música.
Esa concepción chocó con una diferente, que lideraba Rosario Murillo, que es una cultura más del entretenimiento, del espectáculo y también una cultura que sirve para fines políticos, el culto a determinadas personalidades.
Por eso hubo semejante choque, a mí me decía Ernesto: "Que ningún 'Rubén Darío' se nos quede cuidando cabras en el monte, que todos los jóvenes, los niños, las niñas que tengan talento tengan la oportunidad de desarrollar esos talentos". Esa era la concepción fundamental.
Y hoy día, ¿cuál es su impresión sobre la cultura (que promueve el Gobierno)?
Veo que hay mucho espectáculo, todos esos carnavales y locuras que hacen. Aquel carnaval de “el amor en tiempos del covid” y esas cosas... que son muy pintorescas o que involucran a la gente, pero, ¿qué es lo que dejan?, ¿qué pasa con todas esas actividades? No dejan nada o mucho entretenimiento. No tienen mucho sentido las cosas que se hacen ahora como si fueran cultura. No hay realmente ningún programa de base para que la gente tenga acceso a bienes culturales. Todo lo contrario. Han borrado la historia y la realidad.
A los estudiantes y las estudiantes les enseñan sólo adoctrinamiento, mentiras, patrañas. Los jóvenes y las jóvenes en Nicaragua están dominados por las consignas, por un fanatismo, como una especie de culto personal. Esa es la cultura que hay en Nicaragua, el culto personal a los dictadores.
Y en medio de ese panorama, ¿usted cree que habrá un relevo generacional de poetas, escritores nicaragüenses, después de su generación y también a pesar de la represión o el exilio?
Confío siempre en el talento que hay en Nicaragua. Creo que hay escritores y escritoras jóvenes que están, seguramente, con dedicación en su poesía, en su narrativa o en lo que estén dedicados.
En Nicaragua hay mucho talento, pero, que haya promoción de esos talentos, lo dudo, porque (sólo) vale (lo que) sirve para hacer política pro régimen. Eso coarta los verdaderos talentos y la verdadera expresión artística. Eso mata la literatura.
El poder de Rosario Murillo
El tema de la lucha por la igualdad de género siempre ha estado presente en su obra también. ¿Cómo se reflejan en este momento las tensiones, las regresiones, los avances en los derechos de la mujer en el continente, en Estados Unidos, donde usted vive?
En mi poesía siempre he tratado de expresar lo que no se ha podido expresar a través de los siglos, porque la mitad de la humanidad ha estado callada. Es bastante reciente que conocemos la obra de mujeres, porque en el pasado eran excepciones las que podían expresarse.
En mi poesía expreso, no solo sobre el pasado y el presente de lo que vivimos, de las luchas que enfrentamos, de los derechos por los que luchamos, sino también hay una propuesta humanista, pero desde una perspectiva de equidad. Hay bastantes poemas en los que digo lo que quisiéramos que fuera la sociedad.
Como la conocemos está muy mal, porque es una sociedad que fue determinada por los hombres, por la visión del mundo que hay del patriarcado.
Hablando de poder y patriarcado, hoy más que nunca es claro el poder que ha amasado y que ejerce en Nicaragua la vicepresidenta Rosario Murillo, ¿por qué no se le reconoce como una figura feminista?
Porque ella no llegó al poder desde una lucha por los derechos que debe tener una mujer, ella ha llegado al poder utilizando métodos tradicionales, los métodos del débil a los que se refería Rosario Castellanos (la literata mexicana; 1925-1974): la manipulación, la mentira, el aceptar cualquier humillación con tal de mantenerse allí donde está, al lado del poderoso.
Porque (ella) acepta la concepción del poder para dominar, para adquirir más poder; no el poder para resolver, no el poder para cambiar la historia. Claro, ella es una mujer, pero no se diferencia de cómo los hombres ejercen el poder, y ella llegó ahí aguantando lo peor, aguantando hasta que su hija fuera abusada, y tenerlo que consentir, ¿qué cosa más dolorosa puede haber que eso?
Además, ella ejerce el poder desde esa perspectiva, de estar cuidando que no la traicionen, que la gente le sea fiel, le obedezca ciegamente, que es la manera en que siempre se ha ejercido el poder en la historia.
Ella tiene una mentalidad muy atrasada, ejerce el poder como los reyes, los emperadores, (es) un poder absolutista y en el que ella ya está previendo lo que puede pasar con Ortega, asegurando qué puede hacer para consolidar ese poder donde ella está. Ella no es una persona que tenga una visión de Estado, no es una estadista, sino que es una manipuladora del poder en el estilo más tradicional; incluso, ha creado la idea del enemigo interno, de que hay gente que es mala, que son demonios... todos los epítetos que ella utiliza son muy atrasados, como de la Edad Media, como del siglo XV, XVI, de esas luchas entre el bien y el mal. Ella representa, supuestamente, el bien, y todos los que no están de acuerdo con ella representan el mal. Es una visión maniquea del mundo, ¿cómo va a ser una persona así, feminista?