9 de septiembre 2020
Las muertes a causa del nuevo coronavirus son un dato incierto en Nicaragua. Oficialmente, el Gobierno solo admite 144 decesos por covid-19. Mientras, el monitoreo independiente del Observatorio Ciudadano COVID-19 reporta 2699 fallecidos con síntomas de esta enfermedad, con datos actualizados hasta este dos de septiembre. Con esa cifra extraoficial de muertos, Nicaragua se ubica como el segundo país centroamericano con más decesos, después de Guatemala, y en el mismo rango de muertes por habitantes que Panamá.
“Nicaragua y Panamá han sido los países más afectados en la región centroamericana en tasa de mortalidad, mueren cuatro por diez mil; el problema es cómo justificar que tenemos la misma tasa, cuando en Panamá han hecho más esfuerzos en control de la población y Nicaragua no ha hecho nada”, cuestiona el médico epidemiólogo, Álvaro Ramírez.
Los datos del Observatorio Ciudadano aproximan a los nicaragüenses a una dimensión más real del comportamiento de la covid-19, pero Ramírez advierte que la cifra de muertes podría ser hasta tres veces superior. En ese sentido, argumenta que en el caso de Panamá los datos corresponden a casos confirmados mediante pruebas, con un denominador más grande; mientras los documentados por el esfuerzo independiente del Observatorio en Nicaragua tienen menor capacidad de recepción y no son confirmados por clínica.
“El Observatorio incluye a gente con síntomas, no incluye casos asintomáticos o con síntomas leves, pero los pacientes que van a presentar esos síntomas son del 3% al 4% del total de contagios y si decimos que en Nicaragua han habido unas 100 000 personas infectadas y le aplicamos una tasa de letalidad del 10% puede ser que ya hayan habido unos 10 000 muertos que no han sido registrados”, estima Ramírez, quien fue director de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa).
Un análisis realizado por el doctor Carlos Hernández, basado en la sobremortalidad que reportó el mandatario Daniel Ortega en el acto del pasado 19 de julio, sugirió que entre el 11 de marzo y el 30 de junio de 2020, murieron 4429 personas y estos decesos serían atribuibles a la covid-19, aunque el Estado los oculta como fallecimientos por neumonía, infarto, diabetes, e hipertensión.
Negar la pandemia influyó en las muertes
El elevado número de muertes en Nicaragua está directamente relacionado a la respuesta sanitaria que el Gobierno dio a la pandemia, pues aunque las autoridades sanitarias han dicho que desde enero estaban preparándose, los especialistas sostienen que el personal de Salud no estaba listo y había carencia en los equipos, influyendo en que las muertes se acumularan.
“La población que tuvo una demanda enorme en el servicio de salud, en corto tiempo. Esa demanda en parte se debió a que la enfermedad no se entendía bien y la gente ya llegaba cuando estaba en una fase crítica y los casos se acumularon lo cual llevó a una cantidad de muertes”, señala el doctor Rafael Amador.
Ramírez agrega que la falta de ventiladores, máquinas para intubar y la limitada capacidad de dar atención temprana también influyó en el aumento de muertes. “A diferencia de otros países en que los gobiernos, el sistema de Salud y la población actuaron en sinergia para disminuir el riesgo de mortalidad y el riesgo de enfermarse”, compara.
Los meses que más muertes reportó el Observatorio Ciudadano fueron mayo y junio. En estos meses, los decesos suman 2060; mientras el Minsa reportó la mayor cantidad en junio y julio, sumando 81 fallecimientos, de los 144 que ha reconocido.
Sin embargo, en el último mes los contagios y fallecimientos han disminuido, el Minsa solo reportó 25 y el Observatorio 163. Esto podría explicarse, según el doctor Amador, porque los focos de contagio se han distanciado; es decir, ya no se dan al mismo tiempo y también influye que el personal de Salud conoce mejor la enfermedad y sabe a qué signos debe prestarle más atención.
Ocultar impacto real de la pandemia aleja ayudas internacionales
Durante los casi seis meses desde la confirmación del primer caso de covid-19 en Nicaragua, el Gobierno ha mostrado control absoluto de la enfermedad. Además, el Gobierno ha ocultado el número real de muertes y de contagios, que según una filtración de una base de datos del Minsa supera los 10 500 casos. Igualmente, ha destacado que el 92.42% de los contagiados se ha recuperado.
Sin embargo, las autoridades sanitarias no han informado de aquellos pacientes que fueron dados de alta y semanas después fallecieron a consecuencia de las secuelas que les dejó la enfermedad. Esto ocurrió a principios de mayo con el fallecimiento del caso número tres, que fue reportado como recuperado y cuando murió en su casa bajo resguardo del Minsa y no fue incluido en el conteo de fallecidos.
Al no reconocer la incidencia real de la pandemia el Gobierno se expone a que se le nieguen ayudas. “Si necesitas acudir a financiamiento internacional porque tenés una necesidad y presentas esos datos, te van a decir ‘y para qué, si vos tenés poquita mortalidad’ y esto pasó ahorita que el Gobierno se vio obligado a poner unos datos bastante preocupantes para acceder a un préstamo del BID”, opina Amador.
Para acceder a un financiamiento de 43 millones de dólares otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el proyecto llamado “Respuesta inmediata de salud pública para contener y controlar el coronavirus y mitigar su efecto en la prestación de servicio en Nicaragua”, el Gobierno de Ortega proyectó que sin los fondos del BID la cifra de contagios en dos años sería de 5 880 597 y habrían 23 524 muertes a causa de la pandemia.
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