2 de noviembre 2018
La noche del 26 de octubre un grupo de al menos 20 hombres, armados con cachiporras, ingresó a la cárcel de mujeres La Esperanza para trasladar a la líder de los comerciantes y presa política del régimen, Irlanda Jerez, a la cárcel de hombres, La Modelo, pero el resto de presas políticas se opusieron y por eso fueron golpeadas, confirmó la líder estudiantil, Amaya Coppens, a su mamá Tamara Zamora, durante una visita familiar.
“Son dos celdas de presas políticas. Amaya estaba en la celda de Irlanda y pudieron observar todo. Fueron testigos de la violencia y al ver esa violencia ellas empezaron a solidarizarse y a protestar con lo que podían para auxiliar a Irlanda que en ese momento se la querían llevar”, aseguró Zamora, en el programa televisivo Esta Noche.
Irlanda ha liderado varias de las protestas que las presas políticas mantienen desde la cárcel.
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Según Coppens, después que los hombres les pegaron, Irlanda Jerez accedió a irse de la celda y fue entonces que las presas políticas le advirtieron al alcaide de la prisión que si Jerez no aparecía a las nueve de la mañana del día siguiente, ellas “se iban a encargar de pegarle fuego al sistema”.
Lo más preocupante de esa agresión, afirma Julio Montenegro, asesor legal de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), es que se desconoce quiénes fueron los que agredieron a las presas.
“Las mismas procesadas a mí me expresaron que a esas personas no las habían visto. Llegaron de una forma particular. No se identificaron como ningún tipo de autoridad y eso es lo verdaderamente preocupante. Por eso convocamos a una conferencia de prensa inmediatamente”, aseguró.
No han podido verificar estado de presas políticas
Después que se supo de esa agresión a las presas políticas, una delegación del Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni) y miembros de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) trataron de ingresar al penal La Esperanza para verificar el estado de salud de las presas políticas, pero les negaron el acceso.
“La negativa del Gobierno siempre ha sido permanente. Cuando se solicitó para ingresar a El Chipote, hubo negativa. Cuando se solicitó entrar al penal de varones, hubo negativa. Las personas que estaban atendiendo en la entrada estaban totalmente mudas, no respondían nada. Y cuando yo les pregunté si nos dejarían entrar me dijeron: 'No, no son horas de atender'”, dijo Julio Montenegro, asesor legal de la CPDH.
Ante la renuencia del Estado, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se pronunció en su cuenta oficial de Twitter y le pidió al Gobierno “realizar investigaciones exhaustivas y permitir a CIDH- MESENI y a defensores de Derechos Humanos nacionales la verificación del estado de salud” de las presas políticas.
Más represión a las presas
Desde que iniciaron las detenciones a quienes han participado en las protestas contra el régimen de Daniel Ortega, los organismos de derechos humanos han denunciado una serie de violaciones a los derechos de los privados de libertad que van desde torturas físicas y psicológicas hasta la privación de atención médica.
“En la celda Amaya está una muchacha que tiene cálculos biliares y ella al momento de su detención, tenía planificada una operación. Entonces en la cárcel ha tenido crisis de dolores y las demás presas han pedido ayuda médica para ella y se la han negado. Realmente la han dejado sufrir y después aparece el alcalde para darle un sedante, pero esa era negligencia”, afirma Zamora.
Según explica Montenegro, el Sistema Penitenciario debe darle un tratamiento adecuado a los reos que tengan algún tipo de enfermedad comenzando con que desde el momento de la detención los presos deben ser examinados por un médico y esto actualmente no se cumple. En el caso de las presas políticas, después de ese incidente han sido castigadas.
“Ahora si están completamente aisladas. No salen ni a tomar el sol. Han elevado los niveles de sanción porque ellas nunca han estado indolentes a la situación externa (…) La última vez que tomaron sol fue cuando salió la protesta de pico rojo y ellas se pintaron de rojo y como sanción entraron a sus celdas, les requisaron todo. Incluso se llevaron las pulseras y las cosas que hacen para ocupar tiempo y ellas en forma de protestas dijeron ‛que se lleven los uniformes también′ y se quitaron los uniformes y hasta el día de ayer, que fue la visita, hay presas andaban en calzón o en short y una camiseta”, concluyó Zamora.