18 de mayo 2017
La nueva disposición de cobrar mil córdobas para poder acceder al ‘Plan Techo’ causa inquietud en los barrios de Managua, una de las ciudades más favorecidas con el programa social que entrega el gobierno del comandante Daniel Ortega. Yaneth Herrera Suárez, apuntando con su mano hacia las decenas de baldes y recipientes dispuestos en su casa, argumenta con esa imagen la necesidad de obtener diez láminas de zinc y una bolsa de clavos para evitar las goteras.
Los primeros aguaceros del invierno han sido feroces y han multiplicado las goteras del techo de la casa que esta afanadora del Ministerio de Salud alquila en un anexo del barrio Memorial Sandino. Lo que esta mujer paga de renta al mes equivale al cobro que ahora tiene Plan Techo.
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“Por una parte está bueno que cobren el zinc, así no dilatan (tardan) para entregarlo”, considera Herrera. “Aunque si me lo quitaran en dos pagos sería bueno. Así no lo siento. Pero de un solo, usted sabe, con esta pobreza que tenemos”.
La afanadora vive con su acompañante y unos sobrinos que corretean en el patio lodoso de la pequeña vivienda de madera y zinc. Solo ella tiene trabajo fijo. El hecho de vivir en una propiedad alquilada, según Herrera, ha sido la causa por la que los Gabinetes de la Familia no le han entregado el Plan Techo. Fue censada desde el año pasado y, aunque no pierde las esperanzas de recibir el beneficio, la nueva disposición de la cuota la inquieta. “A mí me pagan mensual en el ministerio”, resalta.
Dos calles más hacia el norte habita Hania Vanesa Martínez. Su madre recibió el Plan Techo de forma gratuita, y ahora ella no sabe cómo pagar los mil córdobas si acepta las láminas y los clavos. “Nos costaría bastante, porque ideay, con costo se consigue para la comidita y mantener a los chavalos. Si nos salen con eso, ¿cómo vamos a hacer? No podemos”, lamenta.
El rumor de la nueva disposición del gobierno del comandante Ortega comenzó a circular desde hace menos de dos meses en los barrios y comunidades. Presidencia orientó a los secretarios políticos correr la voz. Margarita García, miembro del Gabinete de la Familia y adjunta del secretario político del barrio Alexis Argüello Número 2, anduvo informando casa a casa a los futuros beneficiarios de Plan Techo.
“El gobierno ha hecho un excelente trabajo. Se le ayuda a las personas que más necesitan. Ahora están trabajando de una manera diferente. Eso porque muchas personas han vendido el Plan Techo”, dice García a Confidencial.
Ese es el argumento principal para cobrar una parte del costo del popular programa social: Muchos beneficiarios venden el zinc, generando un mercado especulativo en torno a la donación gubernamental. Las diez láminas se cotizan al por mayor en 3 mil 400 córdobas, cantidad que antes era asumido en su totalidad por el gobierno sandinista.
Este cambio de modalidad coincide con la abrupta caída de la cooperación venezolana, con cuyos fondos es financiado Plan Techo. En 2016 el flujo de petrodólares cayó hasta 92.8 millones, cuando entre 2010 a 2014 tuvo una media de 500 millones de dólares anuales.
“También eso perjudica a las personas, porque hay quienes en verdad no tienen ni para comer ni cómo recoger una cantidad de mil córdobas. Eso debería de ver el Estado”, refiere García.
A la casa y la pequeña venta que Dolores Largaespada López tiene en el barrio Alexis Argüello, también las ha azotado la lluvia. El zinc agujereado de la parte trasera de la vivienda filtra el agua. La anciana –que en los ochentas trabajó como cocinera del Ejército, y que desde esa fecha todavía reclama una jubilación– no está de acuerdo con el cobro del programa social. Lo dice en voz alta y sin vacilación frente a la papeleta pegada en la puerta de la casa, que tiene los rostros impresos del comandante Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo.
“Que (Ortega) no cobre esos mil pesos, porque hay demasiada gente pobre. Necesitamos la ayuda de él, como antes”, demanda Largaespada.
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En otro barrio de Managua, Ciro Salgado Hernández tampoco oculta su afiliación al Frente Sandinista. Otra calcomanía rosado chicha anuncia que “vive bonito”, en alusión a la campaña impulsada por Murillo. Este anciano recibió las diez láminas de zinc antes de las elecciones generales de 2016. Aunque hay un cuarto de la casa que las necesita, no ha podido instalarla sporque no tiene trabajo y, por ende, dinero para comprar los cuartones necesarios para la instalación.
“Podemos decir que Plan Techo es bueno, porque no vamos a decir que es malo… pero que no es lo suficiente para ayudar a la ciudadanía”, considera Salgado, que por ahora tiene un problema: conseguir los medicamentos de su esposa, que padece de la columna. “El techo es bueno porque no me mojo, pero que haya planes de trabajo, obras donde uno pueda conseguir trabajo”, matiza.