26 de febrero 2016
Antonio Lacayo Oyanguren (1947-2015), hombre clave en la transición democrática de Nicaragua que lideró la entonces presidenta de la República Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997), fue homenajeado la noche de este jueves por exministros de aquel gobierno, que lo reconocieron como un "político atípico", un estadista y un valioso ser humano, en ocasión del 26 aniversario del triunfo electoral del 25 de febrero de 1990.
Exfuncionarios, amigos, familiares, empresarios y otras personalidades participaron en el evento, organizado por los exmiembros del gabinete de Barrios de Chamorro, y en el cual se recordó la labor de Lacayo como jefe de campaña de la Unión Nacional Opositora (UNO) que derrotó en las urnas al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y como Ministro de la Presidencia en los años siguientes.
La formación jesuita que le guió en la vida, su amor por Nicaragua y su entusiasmo presente en cada proyecto fueron parte de las cualidades de Lacayo destacadas como su legado político y humano, que diferentes exfuncionarios coincidieron que son necesarias en los nuevos liderazgos que urge Nicaragua.
“Ojalá Nicaragua encontrara otro Antonio y un grupo de personas como el que formó el gobierno de doña Violeta y otra Violeta para que Nicaragua vuelva a ser República”, expresó Juan Álvaro Munguía, exasesor legal de la Presidencia de Barrios de Chamorro y expresidente del Banco Nacional de Desarrollo, que destacó las virtudes de Lacayo como amigo y empresario.
Munguía valoró que para principios de los años noventa, "doña Violeta fue presidenta de una gran empresa llamada Nicaragua y Antonio fue su gerente general", una labor que sostuvo "fue desempeñada poniendo por delante los intereses del país", razón por la que añadió, con voz entrecortada, "su muerte fue sentida por miles y su entierro fue multitudinario".
Lacayo Oyanguren falleció en noviembre del año pasado, tras accidentarse un helicóptero en el que viajaba junto a dos empresarios estadounidenses, con quienes visitaba las plantaciones de naranja de la empresa TicoFruit, de la cual se encargaba desde septiembre de 2014.
Un estadista con energía y optimismo
Pablo Vigil Icaza, exministro de Transporte e Infraestructura y amigo de Lacayo desde la infancia, destacó por su parte la "energía y optimismo", "dedicación y mística" que caracterizaron a Lacayo.
El exministro de Cooperación Externa, Erwin Krüger Maltés, también resaltó que Lacayo fue un hombre inteligente, paciente, de profundas convicciones cristianas, cortés y tenaz para alcanzar sus metas. "Metódico y sistemático por entrenamiento... pragmático y concentrado en sus objetivos".
Krüger subrayó que la Nicaragua que el gobierno de transición recibió en los noventa "era un caos" y no había libros que enseñaran cómo salir de el, sin embargo Lacayo Oyanguren "supo reunir" a especialistas que hicieran posible la República soñada, compartiendo el amor que Barrios de Chamorro y él tuvieron por Nicaragua.
"Un político piensa en las próximas elecciones y un estadista piensa en las próximas generaciones, por esa cualidad, marcada por su amor a Nicaragua que lo impulsó a querer y trabajar por una Nicaragua mejor, Antonio fue un estadista", sostuvo Krüger.
Humberto Belli, exministro de Educación, definió a Lacayo como un "político atípico" en la cultura política nicaragüense, porque su labor estuvo concentrada en la despartidarización de las Fuerzas Armadas y las instituciones del país y en la reconciliación nacional, "porque no buscó la confrontación ni revancha".
Sin embargo, lamentó que el fruto de aquellos años de trabajo por un "amor genuino" al país, hoy estén amenazados por la partidarización de la instituciones públicas e indicó que "la forma cabal de honrar a Lacayo es que su legado y el de doña Violeta no se vayan a perder en Nicaragua".
El exviceministro de la Presidencia, Tomás Delaney, recordó que una de las frases más repetidas por Lacayo ante los miembros del gabinete de Barrios de Chamorro es que no bastaba con trabajar para reconstruir a Nicaragua, sino que también había que trabajar por "reconstruir a los nicaragüenses" y opinó que "Nicaragua necesita de todos sus hijos para salir adelante".
Según Delaney, en la Nicaragua de hoy es necesario "capitalizar" el legado político de Lacayo Oyanguren y que el esfuerzo que realizó por Nicaragua de la mano de Barrios de Chamorro "nos sirvan de inspiración".
Nicaragua merece y necesita elecciones libres
El homenaje a Lacayo Oyanguren concluyó con la intervención de su hija Cristiana María Lacayo Chamorro, quien leyó el último artículo que el exministro publicó en el diario La Prensa, donde publicaba de forma regular, y en el cual destacaba los retos de Nicaragua a 25 años de la transición democrática.
Su esposa Cristiana Chamorro, agradecida por el homenaje a su esposo y las muestras de cariño manifestadas tras el accidente y su funeral, coincidió con la necesidad de que el país tenga elecciones libres y transparentes, tal como señaló Lacayo en su escrito.
Según Chamorro, la lección de la transición democrática de los años noventa es la legitimidad que da un mandato popular que demostró que la Nicaragua querida fue posible de lograr en democracia.
Por lo cual, Chamorro concluyó invitando a que Nicaragua asuma el retorno a la democracia como el "megaproyecto" más importante que debería tener el país. "Que hayan elecciones libres, sea quien sea el ganador", resaltó.