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Casos por negligencia se acumulan contra Páramo

Denuncias por mala praxis no son nuevas. Fiscalía presenta pruebas que hunden al médico

David Páramo con su familia durante la audiencia en su contra. // Foto: Carlos Herrera / Confidencial.

Anagilmara Vílchez

9 de julio 2016

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Desde que Lizandra Jarquín falleció, su mamá sufría por no conocer detalles de los últimos minutos de su hija: si estaba sedada, si abrió los ojos, si dijo algo antes de morir.

De acuerdo a las declaraciones brindadas por miembros del personal médico del Hospital Salud Integral, Lizandra no balbuceó, ni se despertó, solo tosió antes del primero de los tres paros respiratorios que padeció.

La respuesta que González había buscado desde el 17 de junio, la encontró este 07 de julio en la audiencia inicial del juicio en contra del médico David Páramo, a quien se le acusa de homicidio imprudente en perjuicio de Lizandra Jarquín.


El testimonio del personal médico de dicho hospital fue leído por la Fiscal Kenia Jirón en el Juzgado Sexto Local Penal de Managua, donde se ventila la causa.

Entre las pruebas que el Ministerio Público presentó ante Ivette Pineda, titular de dicha sala, está la auditoría del expediente clínico de Lizandra realizado por un cirujano plástico del Hospital Lenin Fonseca.

De acuerdo al médico, la operación a la joven no debió catalogarse como ambulatoria pues duró cuatro horas. En Nicaragua no existe una regulación al respecto, pero la literatura internacional sobre el tema explica que un procedimiento de este tipo no debe durar más de una hora, “porque aumenta el riesgo de complicaciones asociadas a un mayor tiempo anestésico”.

A Lizandra, además, se le extrajeron 8.2 litros de grasa, lo que según el especialista, convierte esta operación en una mega liposucción. Procedimiento que no era recomendado para ella, pues pesaba 71 kilogramos.

“El volumen de extracción seguro en donde se ha visto un índice menor de complicaciones era del cinco por ciento del peso en kilógramos”, leyó la Fiscal.

En el testimonio de este cirujano convocado por el Ministerio de Salud, también se explica que en las notas del doctor Páramo no se detalló la concentración usada de solución de Klein, que está sugerida para “volúmenes de extracción de grasa menores al cinco por ciento del peso corporal total”.

Lizandra estaba valorada con “obesidad moderada”, término que no existe, aseguró el cirujano. Lo que ella tenía era sobrepeso, aclaró.

Luto público

Sandra González y Léster Rodríguez, madre y viudo de Lizandra Jarquín, han tenido que sufrir su duelo ante el escrutinio de los medios de comunicación y de la población que sigue atenta los pormenores del caso.

En el juicio han conocido detalles de los presuntos errores cometidos por el doctor, expuestos por el Ministerio Público en su acusación. Incluso han visto a David Páramo abrazarse con su familia.

“Mi dolor es grande y él está ahí y su familia lo puede abrazar, pero yo no puedo abrazar más a mi hija. Dichoso él que lo puede hacer, yo a ella no la voy a tener nunca más”, dijo González antes de romper en llanto.

Sandra González, madre de Lizandra Jarquín, al final de la audiencia preliminar celebrada este viernes en los Juzgados de Managua. Confidencial/Xochilt Martínez

Sandra González, madre de Lizandra Jarquín, al final de la audiencia preliminar celebrada este viernes en los Juzgados de Managua. Confidencial/Xochilt Martínez

Más casos

La muerte de Lizandra Jarquín desempolvó casos por supuesta mala praxis en contra de este médico. Unos ya cerrados y otros en curso como el de Allison Molina, a quien David Páramo le practicó una mamoplastia que presuntamente derivó en una complicación pulmonar que casi le cuesta la vida.

Ella manejó su caso en silencio. En 2015 esta ingeniera química denunció a Páramo y en 2016 contó su historia al enterarse que Lizandra Jarquín había muerto.

“Yo no se lo dije a nadie porque qué mujer va a contar lo que va a hacer o cualquier persona si se va a hacer una cirugía estética se lo reserva para uno mismo, se lo cuenta a las personas más allegadas”, dijo Molina en conferencia de prensa.

Luego de esa intervención pública decidió no dar más entrevistas. Según uno de sus abogados, la presión ha afectado a la joven, quien ya sufría consecuencias psicológicas causadas por la traumática operación.

Sus médicos le han recomendado estar tranquila. En las redes sociales, Molina ha sido atacada primero, por practicarse una cirugía estética y segundo, por no hacer mediático su caso desde el principio.

“Cuando él llegó me dijo, estáte tranquila, estás en buenas manos que esa cirugía era simple, que solo cortar, meter y pegar”, recordó Molina.

Allison Molina denuncia al doctor Páramo en conferencia de prensa. Carlos Herrera/Confidencial.

Allison Molina denuncia al doctor Páramo en conferencia de prensa. Carlos Herrera/Confidencial.

Esta causa tendrá su audiencia preliminar a mediados de julio y será la segunda en contra de Páramo en este mes.

“Lamentablemente, el fallecimiento de Lizandra provocó un poco la agilización de que este caso se cerrara en Policía y pasara a Fiscalía, de lo contrario probablemente estuviéramos luchando con las autoridades para que este caso fuera concluido”, afirmó Eduardo Fernández, abogado de Molina.

Allison y Lizandra fueron operadas en el Hospital Salud Integral, donde el cirujano alquilaba los quirófanos.
Al ser consultado sobre el tema, Ismael Reyes, director dicho hospital, aseguró que “el que les da la licencia para ejercer es el Ministerio de Salud y la UNAN, ellos vienen aquí y se registran con su título y en la especialidad que dicen. Cualquier médico externo, es decir privado, trae su paciente al hospital, él opera, nosotros lo que hacemos es ofrecerles los servicios de hotelería”, aseveró.

Entre ellos no hay una relación hospital-paciente, aclaró.

Juez lo dejó seguir operando

El médico David Páramo (izquierda) junto a su abogado defensor. Confidencial/Xochilt Martínez

El médico David Páramo (izquierda) junto a su abogado defensor. Confidencial/Xochilt Martínez

Hace más de una década, una artista de 33 años quiso aumentar el tamaño de sus glúteos y escogió al doctor Páramo para hacerlo.

“Dieciséis días después, ella empieza presentar complicaciones en su glúteo izquierdo. Ella dice que él cambia el tratamiento del antibiótico. A los dos meses deciden extraer el implante porque le dice que está rechazando el implante”, aseguró en 2005 Carolina Argüello, abogada de esta mujer a la que Páramo intervino.

En un reportaje del programa televisivo Esta Semana, fechado en julio de dicho año, se ventiló la acusación en contra del médico a quien se le imputaban los delitos de exposición de personas al peligro y lesiones culposas.

“Las costuras clínicas se infectaron, la otra condición fue que él fue contratado para poner implantes de glúteos y él en una de las caderas le puso implante de seno”, explicó a Confidencial Ricardo Flores, abogado de la víctima.

Documentos oficiales del Ministerio de Salud revelaron que en 2005 la clínica de Páramo no estaba inscrita y tampoco tenía licencia para operar.

Él no estaba registrado como cirujano plástico, solo como cirujano general pese a ejercer la especialidad estética. Se registró como “Especialista en Cirugía Plástica y Reconstructiva el 14 de junio de 2005”.

“(Las clínicas) uno las inscribe cada año y esta vez no habían llegado a revisar, pero uno pide la revisión”, afirmó el cirujano durante la audiencia preliminar, realizada este primero de julio.

En agosto de 2005, Páramo fue absuelto y el caso se engavetó por un supuesto tráfico de influencias.

“A pesar de haber demostrado la responsabilidad del señor, el juez del momento que conoció de la causa, quien era compañero de su ministerio religioso, lo declaró absuelto. Después confirmamos que efectivamente eran compañeros del mismo ministerio”, reveló Flores.

La denuncia se estancó en todas las instancias. “Nosotros apelamos en su momento y esa apelación subió al juzgado superior y nunca resolvieron, siempre pedimos sentencia y después el expediente nunca apareció, se perdió. Nunca dieron una resolución oficial sobre la condición legal del señor”, reclamó.

Pese a que la acusación fue pública, ella quiso permanecer anónima. En 2004 un informe del Instituto de Medicina Legal reveló que debido a la operación ella sentía impotencia, auto reproche, tristeza y vergüenza. Eso la llevó, afirmó su abogado, a irse del país. Estaba “desmoralizada”, lamentó.

En su caso ya no habrá justicia. “Conforme ha pasado el tiempo prácticamente hay una prescripción procesal, ya mi cliente no puede hacer ningún tipo de reclamo”, concluyó el abogado.


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Anagilmara Vílchez

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