8 de abril 2023
El cardenal nicaragüense, Leopoldo José Brenes Solórzano, dijo que los católicos de su país están viviendo una Semana Santa "muy especial", sin mencionar que las autoridades prohibieron las procesiones en las calles ni que expulsaron a un sacerdote panameño.
"Siento que esta Semana Santa la hemos vivido como algo muy, pero muy especial. No dudo que cada uno de nosotros, comenzando con mi persona, hemos vivido intensas horas de oración, hemos tenido la oportunidad de ser misericordiosos como el Padre a través del sacramento de la reconciliación", dijo el también arzobispo de Managua en su homilía durante la Misa Crismal.
"Miles de nuestros fieles están viviendo esta Semana Santa con gozo y alegría, es los insumos que nos ha dado el Señor: la oración, el ayuno y el perdón", continuó el cardenal Brenes.
La Iglesia católica de Nicaragua dio por iniciada el domingo pasado las celebraciones de la Semana Santa sin procesiones en las calles, tras la prohibición del Gobierno que preside Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo.
El Gobierno de Nicaragua, a través de la Policía Nacional, prohibió a la Iglesia sacar a los santos a las calles desde febrero pasado, cuando no les autorizó a celebrar las procesiones de via crucis durante la Cuaresma.
La orden policial fue adoptada después de que el presidente de Nicaragua y jefe supremo de la Policía Nacional, Daniel Ortega, tildara de "mafia" a sacerdotes, obispos, cardenales y al papa Francisco.
En el marco de la Semana Santa, las autoridades nicaragüenses expulsaron del país al sacerdote panameño Donaciano Alarcón, según él, después de que la Policía Nacional lo acusara de predicar a favor del obispo Rolando Álvarez, quien guarda prisión tras ser condenado a más de 26 años por delitos considerados "traición a la patria".
Iglesias concurridas pese a asedio de la policía del régimen
Según constató EFE, la Catedral Metropolitana de Managua acogió a miles de católicos que se congregaron en sus afueras para participar en el tradicional viacrucis penitencial, que rememora el calvario de Jesucristo antes de ser crucificado.
Los católicos nicaragüenses revivieron las últimas horas del Nazareno en una masiva procesión que esta vez salió de un costado de la Catedral de Managua, y concluyó con una eucaristía, presidida por el cardenal Leopoldo Brenes, frente a la puerta principal de la basílica.
El Gobierno que preside Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, a través de la Policía Nacional, prohibió a la Iglesia sacar a los santos a las calles desde febrero pasado, cuando no les autorizó celebrar las procesiones de viacrusis durante la Cuaresma.
Los creyentes católicos acudieron en familia al atrio de la Catedral de Managua, muchos de ellos vestidos con ropas de color blanco, donde rememoraron con dramatizaciones la "pasión de Cristo", incluyendo las catorce estaciones que hizo Jesús cuando halló su muerte en la cruz.
En otros municipios de Nicaragua, el catolicismo celebró misas con templos y atrios abarrotados ante la prohibición gubernamental de celebrar procesiones en las calles que revivieran las últimas horas de vida de Jesucristo.
Cardenal aboga por la reconciliación
Durante su homilía este Jueves Santo, en la que los sacerdotes renovaron sus votos, el cardenal Brenes abogó por la reconciliación entre la Iglesia y recordó que los sacerdotes son "ministros de la reconciliación".
El alto jerarca pidió a los sacerdotes orar y perdonar, sobre todo porque hay "demonios" que quieren apartarlos de la Iglesia.
"El demonio seguirá trabajando, querrá apartarnos para que no seamos discípulos, sino que seamos protagonistas. Somos discípulos, no protagonistas de la obra de Dios", señaló el religioso.
Asimismo, el arzobispo de Managua destacó que "el perdón no es humano, el perdón es divino" y calificó como "hermoso este proceso que hemos venido viviendo nosotros como presbiterio de la Arquidiócesis, forjando una verdadera fraternidad sacerdotal".
"No se cansen de perdonar, sí, porque tenemos esa misión que Dios nos ha dado a nosotros: ser esos ministros de la reconciliación", exhortó el alto jerarca a sus sacerdotes.
Las relaciones del Gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica viven ahora momentos de gran tensión, marcadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, o la prohibición de actividades religiosas.
El presidente Ortega ha llamado "mafia" a sacerdotes, obispos, cardenales y al papa Francisco, quien ha tildado de "dictadura grosera" al Gobierno sandinista y ha señalado "un desequilibrio de la persona que dirige" el país centroamericano, uno de los más pobres del continente.