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Autoridades universitarias “los desaparecieron” y les prohiben ingreso

Las expulsiones fueron masivas en la UNAN y selectivas en UNI, mientras UNA aplicó sanciones

Carlos Herrera | Confidencial

Confidencial Digital

23 de enero 2020

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Mientras las universidades públicas se disponen para el reingreso a clases 2020 –en una aparente normalidad– los estudiantes que fueron expulsados tras la Rebelión de Abril ven la vida pasar en el exilio, en la cárcel y en sus casas, y reclaman el reintegro de más de 100 universitarios.

Solamente en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), en León y Managua, fueron echados 147 estudiantes, según un monitoreo de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia, que aglutina a los movimientos estudiantiles que tiene presencia en ambas universidades.

Los jóvenes reunieron testimonios y evidencias de 82 estudiantes que pertenecían a la UNAN-Managua, 40 de las Facultades Regional Multidisciplinaria de Carazo, Estelí, Matagalpa, Chontales y 25 de la UNAN-León. Sin embargo, una investigación de datos de la Revista Niú confirmó uno a uno la expulsión de 110 estudiantes de seis recintos de la UNAN.

“El caso de la UNAN- León es bastante particular. Solo dos estudiantes han sido notificados. Hay algunos casos como el de Amaya Coppens y Byron Estrada que no están expulsados, sin embargo, no se les permite regresar a la universidad. Es una expulsión sin notificación. Y la cifra es más alarmante porque es difícil dimensionar cuántos están en esa condición”, explica Ariel Sotelo, estudiante de comunicación de esa universidad.


Según los alegatos de la UNAN, que se conocen a través de la filtración de una carta, los estudiantes fueron expulsados por participar en tranques, hacer llamado a la desobediencia estudiantil, robo de equipos y la toma del recinto universitario “Rubén Darío”. Por su parte, los universitarios señalan directamente a la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) y al Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUNN).

“Estos movimientos estudiantiles están cooptados por el Frente Sandinista. Son funcionarios que devengan grandes salarios de la universidad. Incluso, su poder sobrepasa a la rectoría. En el caso de la UNAN – León, la rectora es solo una imagen, pero quien toma las decisiones es el CUNN”, añade Sotelo durante el programa Esta Noche con Carlos Fernando Chamorro.

Por su parte, Elthon Rivera, estudiante de quinto año de medicina de UNAN- Managua y miembro de AU, enfatiza en que a los universitarios se les privó de la presunción de inocencia y del derecho a la defensa como lo establecen los estatutos de la universidad.

Agraria sanciona y expulsa

Entrada principal de la UNA, en abril de 2018, cuando los universitarios decidieron atrincherarse en su recinto como forma de protesta. Carlos Herrera | Confidencial

Entrada principal de la UNA, en abril de 2018, cuando los universitarios decidieron atrincherarse en su recinto como forma de protesta. Carlos Herrera | Confidencial

La Universidad Nacional Agraria (UNA) sancionó en noviembre del año pasado a 43 estudiantes que protestaron contra de la UNEN, que pretendía perpetuarse en los cargos de ese recinto tras una “elección fraudulenta”.

“En su totalidad fueron 43 estudiantes sancionados, de los cuales cuatro fueron expulsados de manera definitiva, a nueve se les impuso una sanción de un año y a 30 se les privó de todos los beneficios, ya sea de becas internas. Fue de manera arbitraria”, denuncia, Darry Hernández, ex alumno de la UNA. Asimismo, agrega que aunque los estudiantes tienen derecho a impugnar el fallo, el consejo universitario “es bastante hermético”.

Para resolver estas sanciones, al igual que la UNAN, en la UNA crearon un consejo disciplinario solo con la participación de UNEN, excluyendo a los estudiantes involucrados. Sin embargo, estas medidas no son nuevas, antes de eso echaron “de forma discrecional” al menos a dos estudiantes que representaron a esa universidad en el primer Diálogo Nacional.

La mayoría de los jóvenes expulsados de las universidades no fueron notificados por las autoridades, algunos como Justina Orozco –quien representó a la UNA en el primer Diálogo Nacional– se enteraron de su situación porque simplemente les negaron el ingreso a la universidad o porque su expediente académico en línea fue borrado.

Según Orozco las represalias contra los estudiantes que se tomaron la UNA, en abril de 2018, comenzaron tras la renuncia del rector Telémaco Talavera, pues con él “habíamos logrado mantener ciertos acuerdos respetables”; sin embargo, todo cambió con la llegada del rector Alberto Sediles, quien “desde un inicio se mostró totalmente contrario a nosotros (los ex atrincherados)”.

Para Hernández, quien también fue ex atrincherado, el rector Sediles no solo incumplió los acuerdos que los estudiantes tenían con el rector anterior, sino que se “declaró militante del Frente Sandinista”, realizó despidos de algunos maestros y en una reunión con los atrincherados los amenazó: “Los que están haciendo el caos van a tener su pago”, les habría dicho el rector.

Actualmente, el control dentro de esta casa de estudio es más severo. Los estudiantes no tienen libertad de elegir a su representación universitaria. Según Hernández, algunos de los estudiantes precursores del movimiento estudiantil de la UNA se encuentran en el exilio, otros —como él— no están organizados porque “no adoptaba las posturas de la Alianza Cívica y no quería entorpecer el trabajo de ellos”. Por otro lado, existe dentro de esa universidad grupos de estudiantes que se oponen al régimen y que están “resistiendo desde adentro”.

Expulsiones “selectivas” en la UNI

En la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) tambien han ocurrido expulsiones selectivas. Carlos Herrera | Confidencial

En la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) las expulsiones fueron “selectivas” y de forma “silenciosa”. Un estudiante ex atrincherado conocido por el seudónimo de El Tigrillo señaló que lo echaron de la universidad junto al preso político excarcelado, Rodrigo Espinoza; no obstante, no existe un registro de cuantos estudiantes de la UNI están en la misma situación.

“Creo que fue un grave error esto de la desobediencia estudiantil”, señaló el estudiante. “Cuando nosotros intentamos tomarnos el recinto ellos (UNEN) nos tenían miedo”, pero al declararnos en desobediencia académica el movimiento que comenzaba a surgir se fue diseminando. “Al final hubo un daño colateral y muchos chavalos se fueron a Costa Rica”, continuó.

Para Tigrillo, el movimiento estudiantil de la UNI no fue desarticulado completamente, “supongo que se encuentra oculto entre ellos mismos (dentro de la universidad)”. Recuerda que en una ocasión un grupo de estudiantes activos cantó el Himno Nacional en el edificio nuevo de la universidad por lo que las autoridades mandaron a instalar cámaras de seguridad.

Una fuente de la UNI explicó que el acceso a esa universidad no es tan restringido como parece; sin embargo, “siempre hay gente de UNEN cerca de los portones aunque no hacen nada, pareciera que esperan un objetivo específico”, dijo la fuente quien solicitó el anonimato.

La deserción estudiantil en la UPOLI

En la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI), considerada un bastión de la resistencia estudiantil, solo queda el recuerdo de aquellos días en que estudiantes, vecinos y pobladores auto convocados se tomaron el recinto. El movimiento estudiantil no tiene un rostro conocido y se desconoce sobre expulsiones o estudiantes en desobediencia académica.

Atrincherados, como Hernández y El Tigrillo, estiman que la discreción del movimiento estudiantil de la UPOLI se debe a que los rostros visibles durante la toma de ese recinto fueron estudiantes de otras universidades, tal es el caso de Edwin Carcache, Zayda Hernández o Víctor Cuadras, quienes ejercieron el liderazgo durante algún tiempo, pero actualmente no son reconocidos por los estudiantes de esa universidad.

Universidades sin autonomía

De izquierda a derecha: Elthon Rivera, estudiante expulsado y miembro de Acción Universitaria, Ariel Sotelo, de la UNAN - León y Darry Hernández, exalumno de la UNA. Claudia Tijerino | Confidencial

Aunque todas las universidades públicas retomaron las clases varios meses después de la crisis que estalló en abril de 2018, los estudiantes están presionados y vigilados porque el Frente Sandinista, a través de UNEN y el CUNN, tratan de persuadirlos y de evitar nuevos levantamientos.

“Las universidades han caído en el radicalismo. Si sos estudiante te vas a regir por lo que dice aquí. Y en el caso de los docentes pasa lo mismo, una gran cantidad de maestros que no estuvieron de acuerdo con la represión fueron despedidos”, dice Rivera.

En la UNAN- León es el CUNN quien “se ha tomado control de toda la universidad”, dice Sotelo. “Están en un proceso de adoctrinamiento, han puesto los famosos documentales que ha hecho Canal 4. Y ese es un plan de adoctrinamiento, donde si te ponés en contra, vas expulsado”, señala.

A esto se le suma la postura abiertamente política por parte de las autoridades universitarias, pues durante el Diálogo Nacional estuvieron del lado del Frente Sandinista. Por esto, los diferentes movimientos coinciden en que, para que se logre una reintegración de los expulsados, debe restablecerse la autonomía universitaria.

“Queremos tener incidencia para que en la transición, la oposición se comprometa a llevar este proceso de autonomía universitaria, porque sabemos que en las manos de Daniel Ortega va a ser difícil conseguirla. Sin embargo no quiere decir que no se puede ir construyendo las bases para alcanzar”, explica el estudiante expulsado de la UNAN – León.

No obstante, afirman que continuarán demandando la reintegración a sus recintos universitarios. Según la investigación que publicó Revista Niú, más del 61 por ciento de los expulsados estarían graduándose este año, mientras un 21 por ciento estarían en su último año académico.

“La justicia va a llegar, ya sea tarde o temprano, pero va a llegar. Nosotros los estudiantes no podemos desistir de esta lucha. Y solicitamos el reintegro a la universidad no como un hecho político, sino como un derecho humano a la educación”, dice Rivera.

**Con colaboración de Keyling T. Romero**


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