21 de febrero 2023
Recuerdo la noche en que ingresé a la cárcel. Estaba todo oscuro y un policía me escoltó hasta la celda. Abrió aquellos portones horribles que sonaban espantosamente y que aún retumban en mi mente. Me dijo: Aquí te quedás. Era una celda pequeña, con camas hechas de planchas de cemento. “Yo estaba horrorizado. Nunca me había imaginado aquel calvario. Nunca”, narró el sacerdote Enrique Martínez Gamboa, de 64 años, durante una homilía realizada este domingo en la Iglesia Corpus Christi de Miami Dade, Estados Unidos.
El sacerdote que pertenece a la Diócesis de León estuvo en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote, durante tres meses y 27 días por los supuestos delitos de “conspiración”, “menoscabo a la integridad nacional” y “propagación de noticias falsas”.
Martínez Gamboa es uno de los seis párrocos y dos seminaristas que fueron excarcelados, desterrados y despojados de su nacionalidad el pasado 9 de febrero de 2023. Todos estos religiosos estuvieron recluidos en un galerón de El Chipote, donde tenían prohibido relacionarse con otros prisioneros políticos.
Sin embargo, el padre Martínez afirma que su paso por la cárcel no fue accidental. “Dios lo tenía en sus planes, no pasamos de balde era una misión que Dios nos había encomendado”, asegura desde el exilio.
Nos sacaban maniatados y con la cabeza boca abajo
En la celda donde fue llevado el padre Martínez había otro sacerdote que hasta entonces no conocía. Se trataba de monseñor Leonardo Urbina, párroco de la iglesia Perpetuo Socorro de Boaco, quien fue condenado a 30 años de cárcel por los supuestos delitos de abuso sexual y violación contra una menor de 14 años. Recuerda que ese día se apuró a presentarse y el religioso le respondió:
“Hermano, yo también soy sacerdote y me han condenado a 30 años de cárcel”, se apuró a decir el padre Urbina y seguido le dijo “mi madre, mi viejita, ya no sé si vive o muere”.
El padre Martínez recuerda que en aquellos días estaba construyendo más celdas así que a ellos —los sacerdotes que estaban en el mismo galerón— los sacaban a tomar sol y aprovechaban para echar un vistazo donde estaban los otros reos políticos.
“Pasamos en fila los sacerdotes, maniatados, con la cabeza hacia abajo esa era la orden”, describe.
En el camino veían a varios de los presos que desde adentro de su celda, en la puerta de barrotes, se arrodillaban y pedían su bendición.
“Nosotros dábamos la bendición a cada uno de ellos, aunque los policías nos bajaban las manos”, por eso el padre Martínez cree que “fue una misión que el señor nos encomendó”.
“Caí de rodillas al llegar a la celda”
Los sacerdotes Ramiro Tijerino y Sadiel Eugarrios llegaron a El Chipote un mes y 24 días antes que el padre Martínez. Ambos religiosos estuvieron retenidos durante 15 días en la Curia Episcopal de Matagalpa, junto a dos sacerdotes más y dos seminaristas, quienes acompañaban al obispo Rolando Álvarez.
Ese día recuerda, el padre Eugarrios los sacaron con violencia de la Curia a eso de las tres de la mañana. A ellos los montaron en un bus y al obispo —quien se encuentra en La Modelo tras negarse al destierro— lo llevaron aparte. Iban escoltados.
“En el camino íbamos pensando tantas cosas” y cuando nos llevaron a la celda hubo tantos sentimientos” que caímos de rodillas”, reflexionó en su primera eucaristía el padre Tijerino, celebrada el 11 de febrero.
“No nos hablábamos porque es lo primerito que nos prohibieron: hablar entre nosotros, pero también uno está allí que no haya ni que hacer. Hasta que uno poquito a poquito comienza a hablar. “¡Ey, allí están? Sí”, describió.
Tras la llegada, recuerda el padre Tijerino, al sacerdote de Mulukukú, Oscar Benavidez, quien había sido llevado cuatro días antes, le avisaron: “Ya no estás solo, ya vinieron los otros”, esas palabras bastaron para imaginarse que se trataba de ellos.
Uno de los momentos que más recuerda el padre Tijerino fue cuando al segundo día de estar en El Chipote lo llevaron a un interrogatorio, y al regresar se encontró sobre la segunda cama de la litera de cemento donde dormía una bolsita de pan y un jugo.
— Me dije: ¿quién me habrá traído esto? No puede ser otra persona más que mi madre, — recordó aún emocionado.
“En ese momento recordé a mi madre afuera, así como también estuvo cuando tuvo preso a su nieto en 2018 (...) Entonces me la imaginé y no pude contener las lágrimas, caí de rodillas y lloré”, narra el padre Tijerino, quien perdió 40 libras en los seis meses que estuvo preso.
Cuando le pasó aquel trago agridulce, el sacerdote se levantó y le pidió a la oficial que custodiaba que repartiera el pedacito de pan entre los otros presos del galerón. “Ella me dijo que sí y agarró la bolsita de pan y se la llevó a mis hermanos”, cuenta.
El milagro ocurrió el jueves
El sacerdote Eugarrios recuerda que antes de sacarlos de la celda para exiliarlos les llevaron las ropas que usaban para las visitas. No hubo mayor explicación solo que tenían que quitarse el uniforme azul y ponerse su ropa. “Nos dijeron que cámbiense y dejen el uniforme en la puerta, para que cuando vengan se lo pongan de nuevo”, recuerda.
Era el ocho de febrero, como las 11 de la noche cuando “el milagro se dio” y comenzó el movimiento en la cárcel, cuenta el sacerdote. Cuando ya estuvieron listos los montaron a tres buses y por primera vez los mezclaron con los otros presos. Nadie sabía para dónde iban, pero todos especulaban.
“Nosotros pensábamos que nos íbamos a entrevistar con la Cruz Roja Internacional, porque había rumores que ellos querían entrar (a El Chipote), después pensamos que íbamos para La Modelo por la ruta en que iban los buses, pero ya todo cambió cuando las parrillas entraron a la Fuerza Aérea”, relata el párroco de 35 años.
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A los sacerdotes como al resto de presos políticos les dieron a firmar una hoja donde constaba su entrega a Estados Unidos. Luego los subieron al avión y la emoción los invadió.
“Mucha gente se conocía, nosotros no conocíamos a nadie, pero muchos presos tenían años, se abrazaron, lloraron. Hubo muchos sentimientos encontrados. Comenzamos a cantar el himno nacional y nosotros rezamos el santísimo, estuvimos rezando”, describe desde el exilio forzado al que fue enviado.
21 sacerdotes desterrados, "apátridas" o en prisión
En el avión que llevó al exilio a 222 nicaragüenses, iban seis sacerdotes y dos seminaristas que ya no pueden volver a su país porque ese mismo día, mientras iban en el vuelo fueron despojados de su nacionalidad. Tres sacerdotes más quedaron bajo arresto, entre ellos el obispo Rolando Álvarez y días después, el 15 de febrero, diez párrocos más que se fueron al exilio fueron declarados “apátridas”.
Esta es la lista de los 21 sacerdotes, seminaristas y obispos nicaragüenses que fueron desterrados, encarcelados, exiliados y declarados “traidores a la patria”.
- Óscar Danilo Benavides Dávila, sacerdote de Mulukukú. Excarcelado el 09 de febrero de 2023 y declarado "apátrida".
- Ramiro Reynaldo Tijerino Chávez, sacerdote de Matagalpa. Excarcelado el 09 de febrero de 2023
- y declarado "apátrida".
- Sadiel Antonio Eugarrios Cano, sacerdote de Matagalpa. Excarcelado el 09 de febrero de 2023
- y declarado "apátrida".
- José Luís Díaz Cruz, sacerdote de Matagalpa. Excarcelado el 09 de febrero de 2023
- y declarado "apátrida".
- Raúl Antonio Vega González, sacerdote de Matagalpa. Excarcelado el 09 de febrero de 2023
- y declarado "apátrida".
- Darvin Esteyling Leyva Mendoza, seminaristas de Matagalpa. Excarcelado el 09 de febrero de 2023
- y declarado "apátrida".
- Melkin Antonio Centeno Sequeira, seminarista de Matagalpa. Excarcelado el 09 de febrero de 2023
- y declarado "apátrida".
- Benito Enrique Martínez, sacerdote de la diócesis de León. Excarcelado el 09 de febrero de 2023
- y declarado "apátrida".
- Rolando José Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, condenado y bajo arresto tras negarse al destierro. Declarado "apátrida".
- José Leonardo Urbina Rodríguez, párroco de la iglesia Perpetuo Socorro de Boaco, fue condenado y bajo arresto por supuestos delitos de abuso sexual y violación.
- Manuel Salvador García Rodríguez, párroco de Nandaime condenado y bajo arresto por el supuesto delito de amenaza con armas.
- Silvio José Báez Ortega, obispo auxiliar de Managua, en el exilio y declarado "apátrida".
- Vicente Martínez Bermúdez, párroco de Ciudad Darío en Matagalpa, en el exilio y declarado "apátrida".
- Erick Mauricio Díaz Fernández, párroco de la Dalia en Matagalpa, en el exilio y declarado "apátrida".
- Juan Francisco Zeledón Montenegro, párroco de Río Blanco en Matagalpa, en el exilio y declarado "apátrida".
- Mangel José Hernández Rivera, párroco de Managua en el exilio y declarado "apátrida".
- Carlos Adolfo Zeledón Montenegro, párroco de San Dionisio de Matagalpa, en el exilio y declarado "apátrida".
- Harving Salvador Padilla, párroco de Masaya, en el exilio y declarado "apátrida".
- Edwin Heriberto Román Calderón, párroco de Masaya, en el exilio y declarado "apátrida".
- Jorge Leonel Mairena Sánchez, párroco de la Dalia, en el exilio y declarado "apátrida".
- Uriel Antonio Vallejo, párroco de Sébaco, en el exilio y declarado "apátrida".