18 de septiembre 2018
Carlos Raúl Valle Guerrero, padre de la joven universitaria Elsa Valle, fue presentado por la Policía Nacional, acusado por los delitos de terrorismo, tortura, amenazas y lesiones en perjuicio del Estado de Nicaragua. El comisionado mayor y segundo jefe de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), Farle Roa, afirmó que Valle Guerrero “abastecía con tubos y municiones de morteros y armas artesanales a grupos terroristas”.
“El sábado 15 de septiembre atacó con un tubo metálico a una persona que se trasladaba con un niño a bordo de una moto, causando graves lesiones. De acuerdo a las investigaciones policiales se le ocupó un tubo, dos armas artesanales y existen 20 declaraciones de testigos y reconocimientos de personas que lo identifican como autor”, aseguró el segundo jefe de la DAJ.
Valle Guerrero fue detenido ilegalmente por la Policía ese sábado, cerca de los semáforos del mercado Roberto Huembes, minutos después de que finalizara una manifestación. Previo a su detención, el padre de Elsa Valle golpeó a un simpatizante del Gobierno que con su moto se plantó frente a un cordón de antimotines a lanzar improperios contra los ciudadanos autoconvocados.
La detención de Valle Guerrero fue grabada por los protestantes, quienes gritaban: “¡Malditos asesinos!", al momento que lo montaron en la camioneta. Valle se había pronunciado en cada convocatoria cívica exigiendo la libertad de su hija, quien está presa en la cárcel la Esperanza en Tipitapa, y de todos los presos políticos del régimen.
En cada marcha portaba una imagen de su familiar. La colgaba en su cuello y caminaba por las principales avenidas de la capital en las que se realizaban las movilizaciones. Denunció incansablemente que su hija no recibe atención médica, pese a tener el tobillo lastimado.
"El peregrinaje que mi esposo, Carlos Valle, inició para lograr la libertad de mi hija, Elsa, yo lo voy a iniciar por ellos", dijo Rebeca Montenegro, en una conferencia de prensa en la la Comisión Permanente de los Derechos Humanos (CPDH).
Órdenes de un "secretario" y "agua" espesa y rara
Rebeca Montenegro de Trinidad, denunció ante la CPDH la violencia con la que su esposo, y su hijo David Valle, fueron detenidos el pasado sábado. Montenegro fue trasladada hacia el Distrito Cinco de la Policía, junto a sus familiares, sin embargo, ella fue puesta en libertad esa misma tarde.
Además de Montenegro, durante la conferencia estuvo David Valle, quien fue puesto en libertad ese mismo sábado por la noche. Este relató a los periodistas lo que vivió durante esas horas de detención ilegal.
"Estando fuera (de las oficinas policiales) me trataron bien, pero cuando crucé el portón me dieron un culatazo en el pecho, me enchacharon, dijo David Valle, quien aseguró que la teniente a cargo de su detención se comunicó con el “secretario” para recibir órdenes sobre el proceder en su caso.
“Yo escuché cuando le preguntó al secretario, supongo que debe ser del partido, qué iban a hacer con nosotros”, sostuvo David, quien fue trasladado junto a su padre hacia El Chipote, donde les tomaron fotos para distribuirlas en las redes sociales.
En El Chipote el trato fue distinto. Junto a David estaba otro ciudadano que también fue detenido ilegalmente este sábado. Ambos tenían mucha sed y pidieron a un oficial un poco de agua. El líquido, según el denunciante, estaba espeso y tenía un sabor raro.
“Teníamos mucha sed. Por eso nos bebemos el agua. Sabía rara, pero era lo único que había. Después empecé a sentir mareo y dolor de estómago”, relató David.
Montenegro recibió una llamada de El Chipote, informando que iban a liberar a su hijo. En las oficinas de la DAJ, la esposa de Valle Guerrero, recibió un trato distinto. No fue ofendida, como lo hicieron los agentes le dijeron en el Distrito Cinco. Al contrario, la quisieron hacer “sentir como en casa”.
Según Montenegro, cuando su hijo fue liberado, tenía la mirada perdida, similar a la del líder estudiantil Edwin Carcache.
"Tenía dolor de estómago, en la cabeza, sentía pesadas las extremidades, al ver a los alrededores sentía que iba como en el aire", describió el joven, quien no pudo confirmar si había recibido alguna droga en el agua que le dieron de beber.
“Yo no les creo nada. Ellos me trataron bien, pero ni que bajen el cielo o la tierra, les voy a creer. Sus manos están manchadas de sangre y el pueblo exige justicia”, afirmó Montenegro, quien insistió en que su esposo es inocente de todos los cargos que le acusan.
Otros dos acusados, también por terrorismo
La Policía Nacional también presentó a Jonathan Palacios Guerrero, originario de Managua, y a Gabriel Putoy Cano, del departamento de Masaya. Al primero lo acusan de terrorismo, secuestro, tortura, amenazas y lesiones.
“Junto a grupos delincuentes encapuchados con armas de fuego, bombas molotov, el 15 de septiembre a las 12:10 en el barrio Ducualí secuestraron al trabajador Roger López. Pintaron de azul y ocasionaron lesiones graves y robaron sus pertenencias. La víctima se encuentra hospitalizada y con peligro de perder la vista. Se le ocupó un revólver calibre 38 y contamos con 20 declaraciones de testigos y reconocimiento de personas que identifican al terrorista, afirmó el segundo jefe de la DAJ.
A Putoy Cano, de Masaya, la Policía lo señala de cometer “actos vandálicos, asesinato, secuestro, asalto, lesiones, incendio a instituciones públicas y privadas, vehículos en tranques”. De acuerdo a la investigación policial, el 3 de julio en Nindirí, este ciudadano junto a otro grupo, secuestró, amarró a un poste y lesionó a un oficial.
“El dos de septiembre junto a otro grupo delincuencial, con armas artesanales aptas para el disparo y bombas molotov, destruyen patrulla policial, resultando dos compañeros de la Policía lesionados gravemente. Se le ocupó escopeta calibre doce, y contamos con 35 declaraciones de testigos y víctimas que lo relacionan como autor de los hechos criminales”, justificó Roa.