9 de enero 2020
Los 16 jóvenes nicaragüenses conocidos como los Aguadores —por ser arrestados al intentar llevar agua a unas madres en huelga de hambre— denunciaron que, tras su excarcelación el pasado 30 de diciembre, sufren acosos y abusos constantes de parte de la Policía del régimen y de paramilitares orteguistas.
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Durante una conferencia en conjunto, los jóvenes opositores indicaron que diariamente son asediados por la Policía, amenazados por paramilitares y simpatizantes orteguistas, que en algunos casos han llegado al punto de atacar las viviendas.
El caso más conocido es el de la líder estudiantil, Amaya Coppens, quien fue excarcelada por segunda ocasión. Simpatizantes y paramilitares sandinistas han tirado piedras y aceite quemado contra la casa de la joven, en Estelí, asimismo han lanzado tiros y morterazos al aire; igualmente sus hermanos han sido agredidos en la calle.
Otro caso es el del joven Roberto Büschting, quien pocas horas después de ser liberado fue intimidado por el jefe de los paramilitares de Matagalpa junto a unos policías vestidos de civil, quienes llegaron a agredirlo verbalmente.
Maltratos en prisión
Los jóvenes fueron detenidos la noche del pasado 14 de noviembre, cuando llevaron agua y medicinas a unas madres de presos políticos, que hacían una huelga de hambre en la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya, para exigir la liberación de sus familiares. La Policía había instalado un cordón que impedía la entrada y salida de personas del templo.
Ivania Álvarez, una de las aguadoras, dijo que durante los más de 40 días encarcelados, ellos sufrieron “malos tratos, negligencias médicas, amenazas, golpes y un sinnúmero de violaciones al debido proceso”.
El caso más conocido fue el de Neyma Hernández, quien a pesar de padecer problemas de tiroides y cardíacos, los carceleros no le brindaron atención médica, hasta que los demás jóvenes iniciaron una huelga de hambre. Ella y Coppens sufrieron además abusos contra su intimidad.
Exilio no es opción
Pese al asedio y las amenazas, los jóvenes aseguraron que no se han planteado abandonar Nicaragua y exiliarse, como lo han hecho miles de nicaragüenses por la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Estamos claros que la lucha es acá (Nicaragua). Sabemos que más de noventa mil nicaragüenses han tenido que salir (del país) por la represión; sin embargo, nosotros como grupo estamos comprometidos en estar en Nicaragua”, dijo Jesús Téfel.
“Con estos días que nos tuvieron secuestrados no nos harán cambiar de opinión, apostamos por la lucha cívica y no violenta, por eso no tenemos miedo”, añadió.
Coppens subrayó que ellos están “firmemente” comprometidos con “la liberación” de todos los presos políticos, ya que todavía hay más de 65 opositores en las “mazmorras” de la dictadura.
Pendientes del juicio
Los jóvenes fueron encarcelados bajo el régimen de convivencia familiar, ya que aún tienen pendiente un juicio, programado para el próximo 30 de enero. La justicia del régimen los acusa, sin pruebas, de tráfico ilegal de armas.
El caso está residido en el Juzgado Noveno Distrito Penal de Juicio de Managua, a cargo del juez orteguista Edgar Altamirano, quien ha impuesto irrisorias e ilegales penas contra los presos políticos. Al líder campesino Medardo Mairena lo condenó a 216 años de cárcel; el opositor fue liberado en junio de 2019, bajo una polémica Ley de Amnistía.
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Álvarez mencionó que ellos han sido “tratados como culpables”, pese a que no los han juzgado, lo que demuestra “una vez más el completo control que ejerce la dictadura sobre el sistema judicial y policial en Nicaragua”.
Téfel insistió en que “en Nicaragua nada está normal, vivimos en un estado policíaco, el pueblo sigue sufriendo día a día asedio, muerte, persecución, censura”.