26 de marzo 2020
Los centros comerciales lucen con poca actividad; el Mercado Oriental está semiparalizado; en las escuelas, universidades e institutos faltan estudiantes; las iglesias ofician misas sin fieles. Estas son escenas provocadas por una "autocuarentena" o aislamiento voluntario, al que han optado muchos ciudadanos para evitar un contagio masivo de covid-19.
El Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo se ha rehusado a establecer una cuarentena para evitar la propagación del coronavirus —como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS)—, por lo que muchos pobladores de Managua decidieron quedarse en sus casas para protegerse del contagio.
Esta especie de “autocuarentena” inició al siguiente día de que el Gobierno anunciara el primer caso positivo de covid-19 en Nicaragua, el pasado miércoles 18 de marzo.
“La gente está temerosa por la situación del virus. No han querido abrir sus tramos (en el Oriental); pues, además las ventas están malas. Los clientes no vienen”, comentó Juan Vanegas, trabajador en un negocio de ropas en el mercado.
En el Mercado Oriental, el mayor centro de compras de Nicaragua, hay pocos vendedores, y aún menos compradores. Este centro es uno de los que más ha resentido la cuarentena voluntaria. En la zona de Ciudad Jardín, ropa usada y el área de los plásticos hay decenas de tramos cerrados. Solo en la zona de alimentos y ferreterías se mantiene cierta actividad, aunque todos cierran después de mediodía, algo impensable antes de la amenaza del covid-19.
“Desde que comenzó lo del virus, la gente ha venido cerrando y cerrando. Hoy (martes) hay más tramos cerrados que ayer (lunes), y así aumentan todos los días”, subrayó Virginia Vásquez, vendedora ambulante de repostería, que viaja diariamente desde Masaya a Managua.
Autocuarentena: “Mérito de la ciudadanía”
En unos 175 países del mundo, al menos 470 000 personas se han contagiado de covid-19, de estas 21 500 han muerto y más de 114 000 enfermos se han recuperado, según datos de organismos internacionales de la salud. En América se concentra más del 30 % de los casos, en Europa el 60 %, luego Asia y África.
Casi la totalidad de países han impuesto cuarentenas obligatorias a viajeros y luego a los ciudadanos. Sin embargo, Nicaragua es uno de los pocos países que se niega a ordenar los confinamientos, como medida preventiva. La actitud del régimen ha sido contraria a las recomendaciones de la OMS, y mantiene una política de silencio y secretismo respecto al coronavirus.
Para Félix Maradiaga, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), la ciudadanía nicaragüense ha demostrado “inteligencia” y “sentido común”, ante la “ausencia” de un liderazgo de las autoridades del sector público.
“El mérito es de la ciudadanía, que de forma voluntaria ha acatado las recomendaciones de organismos internacionales”, dijo el politólogo en una entrevista con el programa Esta Noche, que se transmite en el canal de CONFIDENCIAL en YouTube.
“Tenemos algo inédito: una ciudadanía con sed de información pública, frente a un Estado que sigue ocultando la información pública adecuada”, añadió.
Actitud ciudadana “insostenible”
Maradiaga explicó que “difícilmente” la autocuarentena podrá continuar, por 20 o 30 días más, sin medidas paralelas o de acompañamiento del sector público.
“Las medidas voluntarias, por sí solas, no son sostenibles, sino están acompañadas de una acción estatal”, afirmó.
Tomó como ejemplo El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele ha ordenado medidas financieras de apoyo a la población, para acompañar una cuarentena obligatoria. El mandatario ha suspendido el pago de servicios básicos y créditos para ciudadanos y empresas. El Gobierno entregará además un bono de 300 dólares para los salvadoreños —alrededor de un millón— que necesiten ayuda para la compra de alimentos y víveres, mientras dura el confinamiento.
El politólogo destacó el caso de los trabajadores por cuenta propia, las medidas son “todavía más delicadas”. “El 70% de la economía (en Nicaragua) es informal y no podrá sostenerse, sino está acompañada por la acción pública”.
“Si nosotros cerramos, nuestros hijos se mueren de hambre porque nosotros no tenemos un ingreso (fijo). El único ingreso es lo poco que vendemos a diario. No podríamos quedarnos en casa, aunque nosotros quisiéramos”, aseguró Darling García Urbina, vendedora de carnes en el Oriental.
Asunto económico
“No existe crisis epidemiológica de esta magnitud que se pueda responder sin una acción concertada de la sociedad civil, del Estado y del sector privado. Este no es el momento de política, sino de poner nuestra contribución”, mencionó Maradiaga.
Subrayó que el régimen está claro del impacto económico que tendrá la pandemia, tanto en la economía mundial como en la nicaragüense, que es “vulnerable” y tiene altas tasas de desempleo.
“Pareciera que el régimen está priorizando la economía. Claramente, lo que quieren evitar es el equivalente a un paro ciudadano, que sería profundamente nocivo para la economía, en el corto plazo”, señaló el líder opositor.
“El impacto económico es inevitable y se puede recuperar eventualmente, pero las vidas humanas no”, dijo Maradiaga, quien agregó: “La acción gubernamental, en este momento, es irresponsable al priorizar la economía”.
Centros comerciales y escuelas
El aislamiento voluntario también es evidente en los centros comerciales de Managua, donde se observa poca actividad. Negocios de alimentos, las salas de cines y varias tiendas de ropa y accesorios han cerrado.
Un equipo de Confidencial recorrió los centros comerciales Galería y Metrocentro, donde observó pocos compradores en las tiendas y escasos clientas en las zonas de comidas rápidas, tan populares en tiempos normales.
En los colegios públicos también se ha registrado una baja asistencia de alumnos, desde la semana pasada. La mayoría de colegios privados han suspendido sus clases y cambiado a una modalidad digital.
Para evitar el ausentismo escolar, por razones del coronavirus, el Ministerio de Educación (Mined) ha ordenado a los profesores realizar exámenes parciales y así forzar a los estudiantes a asistir a clases. Sin embargo, muchos padres han decidido no enviar a sus hijos a las escuelas e institutos.
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