21 de febrero 2021
Hasta el 2020, al menos 80 000 nicaragüenses formalizaron su solicitud de refugio en Costa Rica, según un estudio reciente publicado por la Fundación Arias para la Paz. Sin embargo, las condiciones en que se encuentran estos nicaragüenses no son las mejores, pues la gran mayoría deben convivir con situaciones desamparo y vida en la calle, alimentación deficiente y condiciones de explotación laboral.
El estudio revela que la mayor cantidad de solicitudes de refugio se realizó en 2018, durante el estallido social en Nicaragua. Fueron 23 138 personas las que intentaron legalizar su situación en Costa Rica, el siguiente año, en 2019, la cifra subió a 31 624 solicitudes, mientras que en 2020, esta bajó a 8343.
Estas condiciones duras para los nicaragüenses en Costa Rica se han agravado como consecuencia de la pandemia por la covid-19, principalmente entre aquellos migrantes que viven en hacinamiento, cuarterías y condiciones insalubres. Una de las conclusiones del estudio es que "no hay una política clara del gobierno de Costa Rica respecto a la atención de la situación migratoria de las personas nicaragüenses".
Además, recomiendan que el gobierno tico profundice en temas de apoyo psicosocial, y que se promueva mayor educación para que los migrantes tengan conocimiento sobre la legislación costarricense "en diversos ámbitos y gestión laboral".
Pero de todos esos migrantes que llegan a Costa Rica, el estudio revela que las mujeres siguen siendo el segmento más vulnerable junto con las comunidades LGTBI+. Un núcleo importante de mujeres, niños y colectivos LGTBI+, así como ancianos migrantes, viven en la pobreza o en la pobreza extrema, mientras que sus pares hombres heterosexuales tienen "capacidad económica", son clase media a media alta y se encuentran entre los segmentos definidos por el estudio como "menos vulnerables".
Además, ese grupo de hombres tienen estudios, acceso a salud y un trabajo estable. Pero los del segmento más vulnerable se encuentran sin acceso a atención de salud, están fuera del sistema educativo y trabajan en la informalidad.
Los temores de los nicaragüenses en Costa Rica
Según el estudio de la Fundación, los temores que los nicaragüenses tienen en Costa Rica están relacionados a su detención y posterior devolución a las autoridades locales. Además, les provoca miedo que durante su viaje, puedan ser interceptados por autoridades nicas y esto provoque que sean revictimizados cuando ya han sido abusados, encarcelados, golpeados o incluso temen que puedan perder la vida.
También, sienten temor por las amenazas propias de la migración, como ser víctima de asaltos, abusos o extorsiones, estafas, secuestros o hasta ser víctimas de trata de personas. Pero en el segmento de los colectivos LGTBI+, adolescentes y jóvenes, se suma el miedo a ser víctima de violación.
Sin embargo, una vez que concluye el tránsito hacia su destino, los miedos cambian y la carencia de recursos se vuelve un problema, sumado a lo que el estudio llama "duelo migratorio", depresión e incertidumbre. También los nicas sienten que no hay redes de apoyo y adolecen la falta de sus seres queridos.
51 pasos irregulares entre Costa Rica y Nicaragua
El estudio detalla que los nicas migran hacia Costa Rica por 51 pasos irregulares detectados, lo cual significa que podrían haber más, además, quienes lo usan, son personas que no tienen recursos económicos.
Sin embargo, la Fundación explica que hay contradicciones en cómo se percibe la migración nicaragüense. Por ejemplo, "(los nicas) no consideran que haya articulación entre grupos organizados en Nicaragua y Costa Rica para el traslado de personas que ingresen de forma irregular".
Además, el estudio plantea que los migrantes consideran que la "actividad del coyotaje se realiza de buena fe y como alternativa económica".
Esta actividad es definida por la Fundación Arias como "la actividad de propiciar el traslado e introducción
de personas en forma ilegal, sin los respectivos documentos migratorios, a otros países, mediante el pago de dinero y también participan en gestionar las citas de refugio".
Pero a la par de los coyotes, también identifican a los "talibanes o piratas", que definen como "organizaciones de transportistas que trasladan a grupos de migrantes ya en territorio costarricense, con rutas de hasta 10 kilómetros, bordeando retenes policiales. Estos tienen contacto con transportistas del otro lado de la frontera".
Para contratar los servicios de alguno de ellos, los nicaragüenses deben pagar entre cinco a 33 dólares y hasta 250 dólares si van directamente hasta San José. "Aspecto género y edad se consideran al establecer los precios; así como el grado de urgencia", dice el estudio.