24 de julio 2020
Aguantando lluvia o sol, hambre y sed, un grupo de más de 500 nicaragüenses, que regresan desempleados de Costa Rica y Panamá, permanecen varados desde hace cinco días en Peñas Blancas, frontera entre Nicaragua y Costa Rica, esperando que el régimen de Daniel Ortega les permita ingresar al país.
La condición impuesta por las autoridades de la Dirección de Migración y Extranjería de Nicaragua es que los nicaragüenses traigan consigo un certificado negativo de covid-19. Sin embargo, los nicaragüenses ya cruzaron desde Costa Rica, y no pueden volver al vecino país, ni tampoco en Nicaragua les dicen cómo se pueden hacer la prueba, que el Gobierno mantiene centralizadas en el Centro Nacional de Diagnóstico y Referencia (CNDR) del Complejo "Conchita Palacios", en Managua.
La única oferta pública que ha hecho el Ministerio de Salud de Nicaragua es una prueba de covid-19 para quienes necesitan viajar al extranjero, pagando un costo de 150 dólares. Sin embargo, para realizarse esta prueba de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) deben presentarse en la sede del CNDR a 135 kilómetros de Peñas Blancas. Tampoco el Minsa ha dicho si pueden optar a las pruebas los nicaragüenses que no tienen previsto un viaje, en caso de que alguien tenga condiciones de pagarla.
Una delegación del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca + Impunidad se presentó a Peñas Blancas y constató que “se siguen violentando los derechos de los nicas que buscan retornar al país”. El abogado Gonzalo Carrión señaló que, luego de tener contacto cercano con el grupo de varados, fueron informados que en el lugar se encuentran 564 personas, entre ellos menores de seis años.
CONFIDENCIAL consultó con algunos de los nicaragüenses varados en Peñas Blancas y la cifra de personas que esperan ingresar oscilan entre 460 y más de 500, esta última cifra según la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) que también se presentó al lugar y denunció la presencia de un fuerte grupo de agentes antidisturbios de la Policía del régimen de Ortega del lado de Nicaragua.
Los defensores del Colectivo denunciaron que los nicas aunque están ya en suelo nicaragüense "no los terminan de dejar pasar, es una contradicción que sólo se puede dar en una dictadura… Todo esto es una violación a los derechos humanos de los nicaragüenses”.
Situación inhumana
Yader Valdivia, también defensor de derechos humanos del Colectivo, explicó que la situación en la que se encuentran los nicaragüenses es “inhumana”, pues estos tienen que hacer sus necesidades fisiológicas en un solo sanitario, además, no han podido bañarse, no han podido dormir, han pasado sed y hambre.
Una de las nicas a las que les ha tocado vivir el bloqueo que mantiene el régimen de Ortega en la frontera de Peñas Blancas, es Carolina Murillo, de 23 años, oriunda de Managua. La mujer tiene cuatro días de estar en Peñas Blancas del lado nicaragüense, luego de decidir que volvería al país para ver a su hijo, pues se quedó sin empleo en Costa Rica.
“Tenía siete meses de estar en Costa Rica, llegué como turista al país por tres meses y nos dieron prórroga para quedarnos, y por la misma situación de la pandemia ya me regresé. Voy sola, tomé un bus interlocal que me trajo hasta Peñas Blancas el lunes 20 de julio”, detalla.
Cuando Carolina llegó el pasado 20 de julio asegura que solo eran diez personas, las autoridades de Migración en Costa Rica les hicieron el papeleo y cruzaron a Nicaragua, pero encontraron condiciones.
“No podemos devolvernos al lado tico ni tampoco podemos entrar a Nicaragua porque piden la prueba de covid-19… Las autoridades nicaragüenses de Migración no nos dicen nada, ni fecha ni nada y tampoco nos ofrecen la prueba”, lamenta.
La nica explicó que la mayoría de los varados tienen su misma condición, desempleados, pero otros eran de los miles de nicas que habían cruzado pidiendo refugio en Costa Rica.
“La mayoría de nicaragüenses están como yo, son personas que perdieron su trabajo, hay algunos refugiados. Hay como diez niños y bebés. Un niño se enfermó y lo dejaron pasar junto a sus mamás, también han dejado pasar a algunas señoras ancianas. Los dejan pasar escondidos si están enfermos”, afirma.
Otro de los varados explicó a CONFIDENCIAL que les han cortado la electricidad, para evitar que denuncien, que carguen sus celulares y publiquen videos o fotos de la situación que se vive desde la línea fronteriza.
Circulación paralizada en Peñas Blancas
El 22 de junio los nicas varados cerraron la frontera de Nicaragua con Costa Rica como protesta porque el régimen de Ortega les está exigiendo la prueba negativa de covid-19 y porque las autoridades de Migración de Nicaragua denuncian les han "mentido".
“Protestamos porque nos dijeron que íbamos a entrar y pasamos desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde en el sol y a la hora llegada dijeron que no", denuncia Murillo.
La nica además advirtió que van a seguir "protestando porque necesitamos que nos dejen pasar”.
La Dirección de Migración de Costa Rica informó que estas personas efectuaron el trámite migratorio correspondiente para salir de este país, pero a la hora de ingresar a Nicaragua las autoridades de ese país les impidieron la entrada.
"Finalizado su trámite se dirigieron como es habitual hacia su país, encontrándose según han manifestado, con un nuevo requisito de ingreso, ya que deben portar un resultado negativo de la prueba covid-19", indicó la Dirección de Migración costarricense en un comunicado.
Mientras tanto, Nicaragua sigue sin emitir un pronunciamiento oficial y tampoco permite el ingreso de los más de 500 varados. Además, en las fronteras empiezan a resentir la protesta de los nicaragüenses. Docenas de furgones de distintas partes de Centroamérica han quedado estacionados a lo largo de las carreteras de ambos lados de las fronteras a la espera de poder seguir su travesía.
(Con información de EFE)