11 de febrero 2017
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rechazó la candidatura del veterano diplomático republicano Elliot Abrams, para el puesto de Secretario de Estado adjunto, rehusando la recomendación de su actual Secretario de Estado, Rex Tillerson y de otros de sus consejeros políticos, según reportó el diario New York Times.
Abrams fue funcionario de los gobiernos de Ronald Reagan y George H. W. Bush, y uno de los artífices del pacto Irán-Contra, que durante los años 80 permitió el financiamiento de la guerrilla contra revolucionaria al margen de las leyes del Congreso. Y aunque Trump se ha caracterizado por escoger a personajes del ala extrema conservadora para su gabinete, la razón decisiva por la que no se decantó por Abrams fue más bien un rechazo por su falta de lealtad política y personal, pues este último criticó fuertemente su candidatura presidencial.
Durante la campaña electoral, Abrams escribió un artículo de opinión en el Weekly Standard titulado "Cuándo no puedes apoyar a tu candidato", anticipando que Trump sería derrotado en las elecciones.
La candidatura de Abrams era fuertemente apoyada por el Secretario de Estado, Rex Tillerson, quien está buscando un diplomático con experiencia para manejar el Departamento de Estado. Sin embargo, encendió la alertas de organizaciones no gubernamentales que empezaron a hacer públicos algunos de los esqueletos que guarda Abrams en su armario, particularmente los relacionados a Centroamérica.
El ex funcionario fue férreo defensor de los gobiernos de El Salvador y Guatemala durante los años setenta y ochenta, aún con las denuncias de genocidio de las que se les acusó. Según la organización “Consejo para asuntos hemisféricos” (COHA por sus siglas en inglés), la elección de Abrams hubiera hecho mucho daño a la diplomacia estadounidense, pues como funcionario de Estado, Abrams escondió información al Congreso relacionada específicamente con la financiación de la contra en Nicaragua. Inclusive fue imputado por dos crímenes menores relacionados a ocultar información de trascendental importancia para el gobierno.
“Abrams es un intransigente abanderado de la Guerra Fría que no ha conceptualizado fácilmente el derecho a la auto-representación como lo demuestra su enfoque excepcionalista hacia América Latina en los años 1970-80. Fue una de las figuras principales en la punta de lanza de la llamada “Doctrina Reagan”. Quizás una de las acciones más nefastas de Abrams, aparte de eludir la legislación del Congreso, fue su intento de proteger al general Efraín Ríos Montt, el dictador guatemalteco cuyo régimen asesino diezmó a un gran número de poblaciones indígenas en los años ochenta”, reza el análisis del COHA, firmado por Taylor Lewis y Kate Teran.
El artículo también menciona que inclusive dentro de los sectores más conservadores del partido republicano, la candidatura de Abrams generaba sospechas. Algunos que sí apoyaron la selección de Rex Tillerson como Secretario de Estado, se pronunciaron en contra de Abrams acusándolo de ser un “criminal de guerra”.
La candidata más viable según las informaciones del COHA y el New York Times será Paula Dobriansky, una ex diplomática que trabajo como embajadora de las Naciones Unidas durante el mandato de George W. Bush, y que es conocida por su rol en la creación del acuerdo climático de París en 2015.